El Patrimonio como futuro

Reflexión sobre la potencialidad patrimonio cultural, por
Víctor Bejega García

Asistimos a la mayor crisis económica de la Historia reciente con la necedad de quienes aplican viejas recetas sin percatarse de que es necesario un cambio. Las bases económicas, los negocios de dinero fácil, la concepción de un solo sector económico como fuente de riqueza, está llegando al colapso. Por eso, considero necesario abrir los ojos, analizar lo que nos rodea y valorar nuestro futuro.

La provincia de León es una de esas maltratadas por la Historia, con grandes sectores económicos cuyo beneficio poco o nada fue reinvertido en diversificar la economía. La minería, el campo, la ganadería....van reduciendo su actividad a cotas mínimas y asfixiando la maltrecha economía. Y las administraciones mantienen apuestas hacia estos sectores, prolongando la agonía.

Necesitamos reconstruir nuestra economía, y para ello es básico la diversificación económica y la generación de una economía sostenible y sólida. ¿Qué le sobra a León? Patrimonio, natural y cultural. Y, sin embargo, apenas está potenciado. Uno observa con cierta desazón la constante pérdida de patrimonio cultural, las ruinas de iglesias, fortalezas, castros, monasterios, casas solariegas,...En el mejor de los casos, la destrucción es por la acción del tiempo y la falta de inversión, y en el peor, es la mano del hombre que en su afán de asfaltar es incapaz de valorar que yacimientos como Lancia o Ad Legionem, pueden ser fuente de una riqueza mucho mayor.

Claro, pero hay que invertir, dirán los más agudos. Evidentemente, como en cualquier empresa, el beneficio va precedido de una inversión, pero ¿es tan elevada? La respuesta es no. La inversión en patrimonio es una garantía, ya que genera empleos durante las obras de excavación, restauración y puesta en valor; genera empleo para su difusión y genera riqueza con el turismo. ¿Alguien se imagina la potencialidad de nuestro patrimonio si estuviese puesto en valor? Rutas turísticas por toda la provincia, de forma temática como si de un gran parque arqueológico-patrimonial se tratase. Poder visitar castillos, monasterios, castros, minas romanas, campamentos legionarios, fortificaciones de la Guerra Civil,... ¿Acaso no genera una importante fuente de ingresos y de empleo por toda la provincia? Y sin embargo, la actitud es muy distinta. Recortes en investigación, en inversión patrimonial, destrucción de patrimonio,...

Políticos y sociedad deben darse cuenta de esta potencialidad, que no se constituye como un mesias salvador, pero sí como una contribución a tener en cuenta. Porque si hay algo que ver, hay turismo. Si hay turismo, hay personas. Si hay personas, hay riqueza. Otras ciudades ya se han percatado y si mantienen el camino, será que funciona. ¿Seguiremos aquí por nuestro camino, al estilo de Atila? Toca reflexionar.