Así se recupera un monumento: Monasterio de Palazuelos (Cabezón, Valladolid)

Así se recupera un monumento: Monasterio de Palazuelos (Cabezón, Valladolid)
La iniciativa vecinal abre camino para que el monasterio de Palazuelos, en Cabezón, vuelva a ser lo que fue

El monasterio de Santa María de Palazuelos se ha convertido en los últimos meses y, casi sin quererlo, en referente de la identidad patrimonial castellano y leonesa. Y no solo por su monumentalidad o por los ocho siglos de historia que callan sus muros, sino porque es un claro ejemplo del poder de convicción de la sociedad civil cuando decide tomar la iniciativa. Al igual que en Fuenteovejuna, en Cabezón de Pisuerga están decididos a que Palazuelos se haga oír y, como diría un monje cisterciense de aquellos que lo vieron nacer en la primera mitad del siglo XIII, ¡Vive Dios que lo están consiguiendo!
El nuevo Plan de Intervención en el Patrimonio de Castilla y León ha dado carpetazo al mecenazgo con carácter general –y no solo por la drástica disminución que han experimentado los recursos públicos, sino porque se ha demostrado que no siempre resulta efectivo– y ha decidido apostar por la filosofía del '1 x 1'. Igualar inversión allí donde se pone algo, donde hay compromiso, donde hay corresponsabilidad, donde se ofrecen garantías de futuro. «En ese sentido, el proyecto de Santa María de Palazuelos, en Cabezón de Pisuerga, es el mejor ejemplo del camino a seguir en la región; un referente», sentencia el director general de Patrimonio, Enrique Saiz, tras destacar, asimismo, el compromiso social por el patrimonio de la comarca burgalesa de Tierra Lara.
La Consejería de Cultura ha resuelto poner toda la carne en el asador para sacar adelante el proyecto del monasterio cisterciense vallisoletano, precisamente, porque ha nacido del tesón popular. De unos vecinos que llevan décadas clamando para que vuelva a abrir sus puertas; de un alcalde, Víctor Coloma, que ha logrado canalizar esa voluntad vecinal y consiguió en 2012 la cesión del monumento al Ayuntamiento por parte del Arzobispado, y del compromiso altruista de un puñado de investigadores que están dispuestos a poner en valor esa joya patrimonial, declarada Bien de Interés Cultural.
En mayo del año pasado, la Diputación acogía la presentación del equipo de expertos que colaborarían en la redacción del plan director para la restauración del monasterio, un trabajo que dirigirían los arquitectos Alberto Martínez Peña y Ángel Rodríguez (responsables de intervenciones similares en el monasterio de La Santa Espina, o en el castillo de Coca), con el que se comprometían a participar una veintena de profesionales de primera línea. Hoy, siete meses después el compromiso es el mismo, pero «ha habido un cambio de rumbo», como explica Alberto Martínez. La redacción del ambicioso plan director de restauración y rehabilitación ha dejado paso a un no menos ambicioso proyecto cultural, que establece un orden de prioridades en las actuaciones arquitectónicas, pero que las complementa con todos tipo de iniciativas culturales, turísticas o sociales que permitirán no solo dar a conocer el monumento, sino obtener de él una rentabilidad económica.
Tal y como explica el técnico, la consolidación del coro y del acceso al templo son prioritarios en lo que a intervenciones de restauración se refiere, pero «considerar Santa María de Palazuelos como un proyecto cultural significa que iremos de la mano de la Junta en un completo programa de actividades e iniciativas que incluye página web, blog, redes sociales, publicaciones, visitas, conciertos, paquetes turísticos investigación, etc».
Además de los arquitectos y del fotógrafo y responsable de la oficina de atención al visitante, Justino Díez, y de arqueólogos Arturo Bolado y Ana Martínez, en el equipo de asesores figuran profesionales de la talla de Javier Burrieza (doctor en Historia, investigador de la Universidad de Valladolid, experto en historia de la Iglesia y colaborador de El Norte de Castilla); la restauradora Natalia Martínez de Pisón, el director de las Escuelas Profesionales de Danza de Castilla y León y premio Nacional de Danza 2008, Juan Carlos Santamaría González, el músico Antonio Rodríguez Baciero, o la empresa de topografía Topoinca.
Todos ellos, en un principio de forma altruista, participan en ese diagnóstico que permitirá convertir el templo en espacio cultural multifuncional pero, sobre todo, mantener vivo el monumento y trasladarlo en el mejor estado de conservación posible a las generaciones futuras