La arqueología pública toca fondo por la privatización de las excavaciones (Valencia)
22/1/13 .- http://antrophistoria.blogspot.com.es/
Sólo algunas empresas privadas sobreviven gracias a las excavaciones en obras del ayuntamiento - El gobierno local ha dejado a cero las inversiones para arqueología pública en 2013.
La arqueología urbana no levanta cabeza por la crisis inmobiliaria. Mientras el servicio municipal de arqueología del Ayuntamiento de Valencia, cuyos informes llegaron a paralizar proyectos como los túneles de Serrano o el aparcamiento de la plaza del Ayuntamiento, parece condenado al ostracismo por la ausencia de inversiones en los presupuestos municipales, algunas empresas privadas sobreviven en el desierto de la arqueología urbana gracias a las obras municipales.
La actividad constructora hizo reverdecer la profesión en 2008 reportando pingües beneficios a empresas privadas de arqueología como Semar Arqueología y Disbauxes i Naumaquies. De facturar un millón de euros en 2008 algunas empresas han visto reducir el negocio a 3.000 euros en 2012.
Los permisos para excavaciones que concedía la Conselleria de Cultura a empresas y organismos públicos confirman el hundimiento de la arqueología. De las 120 intervenciones que se autorizaron en Valencia en 2004 se pasó en 2012 a 40, en su mayoría "huecos de ascensor y zanjas" como lo denominan coloquialmente los arqueólogos.
En este desierto arqueológico, sin embargo, hay empresas que sobreviven e incluso incrementan beneficios. Es el caso de Semar, una microempresa de tres trabajadores creada en 2004 con un capital social de 3.100 euros, que en 2009 manejó un importe neto de negocio de un millón de euros y que en 2011 pese a haberse reducido considerablemente se situó en 219.000 euros, según consta en el Registro Mercantil. Precisamente esta empresa es la que se ha llevado buena parte de las intervenciones arqueológicas promovidas por el Ayuntamiento de Valencia. Entre ellas, la famosa excavación de la calle Ruaya, donde durante las obras de construcción de un aparcamiento municipal el gobierno local dijo haber encontrado los vestigios de vida más antiguos de Valencia. El ayuntamiento invirtió un millón de euros en esta excavación.
La empresa Semar Arqueología ha ejecutado muchas excavaciones arqueológicas de cierta entidad que se han hecho en la ciudad, como la reurbanización de la plaza Redonda, la del Ángel, y la de Cisneros, el aparcamiento de la plaza de Busianos, los refugios de la Gran Vía, las actuaciones en el entorno de muralla islámica, el mercado del Grao, la alquería del Moro, la Roqueta, el nuevo Pont de Fusta y la última la reurbanización de las calles Cádiz y Maestro Aguilar, en Russafa.
La intervención que llevó a cabo esta empresa en la avenida Portugal, donde apareció una cripta del antiguo convento de la Esperanza, ha ahondado en el malestar de los arqueólogos municipales al no haber sido apenas consultados, dando pie incluso a una queja formal por el ninguneo.
La arqueología urbana no levanta cabeza por la crisis inmobiliaria. Mientras el servicio municipal de arqueología del Ayuntamiento de Valencia, cuyos informes llegaron a paralizar proyectos como los túneles de Serrano o el aparcamiento de la plaza del Ayuntamiento, parece condenado al ostracismo por la ausencia de inversiones en los presupuestos municipales, algunas empresas privadas sobreviven en el desierto de la arqueología urbana gracias a las obras municipales.
La actividad constructora hizo reverdecer la profesión en 2008 reportando pingües beneficios a empresas privadas de arqueología como Semar Arqueología y Disbauxes i Naumaquies. De facturar un millón de euros en 2008 algunas empresas han visto reducir el negocio a 3.000 euros en 2012.
Los permisos para excavaciones que concedía la Conselleria de Cultura a empresas y organismos públicos confirman el hundimiento de la arqueología. De las 120 intervenciones que se autorizaron en Valencia en 2004 se pasó en 2012 a 40, en su mayoría "huecos de ascensor y zanjas" como lo denominan coloquialmente los arqueólogos.
En este desierto arqueológico, sin embargo, hay empresas que sobreviven e incluso incrementan beneficios. Es el caso de Semar, una microempresa de tres trabajadores creada en 2004 con un capital social de 3.100 euros, que en 2009 manejó un importe neto de negocio de un millón de euros y que en 2011 pese a haberse reducido considerablemente se situó en 219.000 euros, según consta en el Registro Mercantil. Precisamente esta empresa es la que se ha llevado buena parte de las intervenciones arqueológicas promovidas por el Ayuntamiento de Valencia. Entre ellas, la famosa excavación de la calle Ruaya, donde durante las obras de construcción de un aparcamiento municipal el gobierno local dijo haber encontrado los vestigios de vida más antiguos de Valencia. El ayuntamiento invirtió un millón de euros en esta excavación.
La empresa Semar Arqueología ha ejecutado muchas excavaciones arqueológicas de cierta entidad que se han hecho en la ciudad, como la reurbanización de la plaza Redonda, la del Ángel, y la de Cisneros, el aparcamiento de la plaza de Busianos, los refugios de la Gran Vía, las actuaciones en el entorno de muralla islámica, el mercado del Grao, la alquería del Moro, la Roqueta, el nuevo Pont de Fusta y la última la reurbanización de las calles Cádiz y Maestro Aguilar, en Russafa.
La intervención que llevó a cabo esta empresa en la avenida Portugal, donde apareció una cripta del antiguo convento de la Esperanza, ha ahondado en el malestar de los arqueólogos municipales al no haber sido apenas consultados, dando pie incluso a una queja formal por el ninguneo.
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