El descubrimiento de un «tesoro»: la torre almohade de la Calahorra (Elche)

Casi un 30% del total de visitas a la torre se han producido durante el mes de agosto, sobre todo por parte del público ilicitano. Desde su apertura el pasado 18 de mayo, la Calahorra ha recibido a más de 4.000 personas


La torre almohade de la Calahorra se construyó a finales del siglo XIII. Durante todo este tiempo, y con varios dueños de por medio, ha permanecido cerrada para todos lo ciudadanos de Elche hasta que desde el pasado día 18 de mayo se puso en marcha el acceso libre a este «tesoro de nuestro patrimonio», comenta el edil de Cultura, Pablo Ruz.
Este hecho ha sido posible gracias a la cesión de la torre por parte de la Generalitat al Ayuntamiento por un periodo de diez años prorrogable a un máximo de treinta. Un trabajo que, según Ruz, «ha conseguido generar un producto cultural y turístico de plena magnitud en la ciudad».
Para el edil los datos «son elocuentes». Desde el día de su apertura hasta el 31 de agosto, la Calahorra ha recibido 4.322 visitantes. «Son unos cifras muy importantes y clarificadoras de las ganas y la tremenda necesidad que la ciudad siempre ha tenido por conocer este edificio de nuestro amplio patrimonio cultural», señala Ruz.
Agosto ha sido el mes que más visitantes ha recibido la torre, en total 1.410 personas. «Casi el 30% de las visitas han coincidido con las fiestas patronales», comenta Ruz. La mayoría del público que acude a la Calahorra es ilicitano, aunque la afluencia tanto de turistas nacionales como extranjeros también es notable. Catalanes, madrileños y valencianos son el público nacional mayoritario.
Uno de los grandes atractivos de la torre son sus visitas guiadas. «El hecho de acompañar a los turistas es muy importante, absolutamente imprescindible», opina el edil. Ana, una de las guías de la torre, comenta que la gente «suele salir muy contenta». De las cosas que más impacta es la sala neonazarí, donde la decoración es «absolutamente impresionante». Asimismo, el hecho de que nunca antes se había podido visitar y que desde fuera dé un aspecto erróneo, es decir, que en el interior pueda estar igual de antiguo y deteriorado es lo que más sorprende. «Luego los visitantes entran y ven que la torre está en perfecta conservación, y disfrutan mucho de lo que observan en su interior», señala la guía.
Ana Flores, turista de Barcelona, explica que le ha «sorprendido gratamente porque pensaba que solo era una torre, pero tiene mucho más en su interior». Aunque el comentario general de los visitantes ilicitanos es «toda la vida pasando por la puerta, nunca hemos podido entrar, y ahora por fin se puede». Manolo González señala que «ha sido muy positivo para todos los ilicitanos la voluntad de abrir la torre al público, hay que reconocer que ha sido una buena idea». Asimismo la guía de la Calahorra, Ana, comenta que mucha gente de la ciudad repite porque «les gusta mucho y vuelven a venir».
Otro de los mayores atractivos de la torre almohade (aunque muy transformada en los siglos posteriores) ha sido poder conocer las colecciones municipales, y su última adquisición, la obra del pintor ilicitano José Cañizares 'Oh deu Adonai'. «Eran obras que estaban en almacenes y ahora por fin han podido salir a la luz ya que son un gran patrimonio de todos», señala el edil Ruz.
Asimismo, la Concejalía de Cultura está trabajando para este nuevo curso, «seguimos restaurando obras y queda alguna sala por rehabilitar», cometa Ruz. Más exposiciones temporales y un «nuevo giro» a las partes inferiores de la torre como la lonja masónica y la bodega-almudín serán algunas de las novedades. Por otro lado, durante el Festival Medieval, que se celebrará del 25 de octubre al 1 de noviembre, la Calahorra tendrá «un protagonismo muy importante», dice el edil.
Desde su apertura la entrada a la torre ha sido gratuita, aunque Ruz ha anunciado que a partir del mes de enero «debido a las tasas que se imponen, se cobrará como en el resto de los museos de la ciudad».