Un análisis químico dirá la cantera de la que procede el claustro de Gerona
7/6/12 .- http://www.diariodeleon.es
El director general de Patrimonio destaca que, de momento, la Generalitat es la única con potestad para actuar.
El historiador leonés Gerardo Boto, descubridor del claustro medieval que se encuentra alrededor de la piscina de una mansión de Mas del Vent, en Gerona, manifestó ayer que un simple análisis químico de la piedra sería suficiente para determinar la cantera de la que procede esta joya arquitectónica. Y es que, según subraya el profesor, Castilla y León dispone de un mapa litográfico con lo que el trabajo no resultaría excesivamente complicado.
En cualquier caso, aún resulta pronto para realizar cualquier tipo de elocubración. Ayer, la Generalitat anunció que pedirá a los dueños del claustro románico que permita la entrada de expertos en la propiedad para catalogar las dos galerías del claustro y confirmar la autenticidad del hallazgo. Asimismo, aseguró que ha puesto el caso en conocimiento de la Fiscalía de Gerona.
Según ha explicado el director general de Patrimonio de la Generalitat, Joan Pluma, a principios del año pasado, se enviaron tres cartas a los propietarios de la finca, Kurt y Carmen Englehorn, sin recibir contestación alguna. Por esta razón, se les enviaron dos requerimientos en los que se advertía de que de no colaborar con la Generalitat, se emprenderían las acciones pertinentes puesto que el claustro puede ser patrimonio susceptible de protección.
Por su parte, el director general de Patrimonio de la Junta, Enrique Saiz, declaraba ayer a este periódico que tuvieron conocimiento de este hallazgo hace varios meses y, desde entonces, colaboran con la Generalitat en determinar las actuaciones que se ejercerán. «En cualquier caso, hay que manejar este caso con muchísima prudencia porque, al margen del interés mediático, y antes de tomar cualquier consideración hay que tener constancia científica de la autenticidad de las galerías del claustro», subraya.
El responsable del patrimonio de Castilla y León añade que en el caso de que se demostrara que se trata de un claustro del siglo XII, sería la Generalitat la que tendría la potestad para actuar. «La Generalitat está actuando correctamente y nosotros, de momento, estamos a la expectativa», precisa Saiz, para quien habrá que estudiar si el claustro se adquirió de manera legal antes de tomar una decisión.
Emblema de Alfonso VIII
La historia de esta investigación resulta apasionante. Gerardo Boto asegura que ha consultado todos los catálogos monumentales españoles y en ninguno de ellos aparece este claustro, lo que le convierte en una tesoro artístico absolutamente inédito.
Uno de los datos más importantes de cuantos ha sacado a la luz el historiador leonés radica en el hecho de que en un capitel aparece un relieve con el emblema heráldico de Alfonso VIII, lo que demuestra de manera clara que las arcadas proceden del Reino de Castilla. «Puede ser de Burgos, de Segovia, de Soria», explica Boto. La precisión con la que el especialista se refiere a la antigüedad del claustro es apabullante: «Tuvo que ser construido en las dos últimas décadas del siglo XII», subraya Boto. La explicación radica en el citado escudo. Y es que el castillo heráldico de este rey no comienza a aparecer en sellos y monedas hasta 1.177, con lo que el claustro tuvo que ser levantado después. «Este dato es incontestable. En León, por ejemplo, había imagen heráldica treinta años antes», recalca.
Gerardo Boto considera que la obra es muy semejante a Silos, puesto que, como en el caso de Palamós, las columnas dobles están esculpidas por separado y los capiteles, sin embargo, lo están en un solo bloque. Además, y para subrayar su posible origen burgalés, los capiteles atesoran representaciones animales y antropomorfas, así como elementos vegetales y propios de la mitología, como grifos, arpías y dragones.
Una de las características más asombrosas del claustro es su dimensión: alrededor de 20,8 por 21,9 metros de largo. «Cada una de ellas presenta diez arcos sobre columnas y capiteles dobles, salvo en el medio, que es cuádruple», manifiesta el historiador, que ha pedido a los propietarios, sin éxito, que le permitan acceder a la finca para poder ver los arcos «en directo». Sobresaliente resulta también la altura de los arcos: más de tres metros y medio desde la clave hasta la base.
El historiador leonés Gerardo Boto, descubridor del claustro medieval que se encuentra alrededor de la piscina de una mansión de Mas del Vent, en Gerona, manifestó ayer que un simple análisis químico de la piedra sería suficiente para determinar la cantera de la que procede esta joya arquitectónica. Y es que, según subraya el profesor, Castilla y León dispone de un mapa litográfico con lo que el trabajo no resultaría excesivamente complicado.
En cualquier caso, aún resulta pronto para realizar cualquier tipo de elocubración. Ayer, la Generalitat anunció que pedirá a los dueños del claustro románico que permita la entrada de expertos en la propiedad para catalogar las dos galerías del claustro y confirmar la autenticidad del hallazgo. Asimismo, aseguró que ha puesto el caso en conocimiento de la Fiscalía de Gerona.
Según ha explicado el director general de Patrimonio de la Generalitat, Joan Pluma, a principios del año pasado, se enviaron tres cartas a los propietarios de la finca, Kurt y Carmen Englehorn, sin recibir contestación alguna. Por esta razón, se les enviaron dos requerimientos en los que se advertía de que de no colaborar con la Generalitat, se emprenderían las acciones pertinentes puesto que el claustro puede ser patrimonio susceptible de protección.
Por su parte, el director general de Patrimonio de la Junta, Enrique Saiz, declaraba ayer a este periódico que tuvieron conocimiento de este hallazgo hace varios meses y, desde entonces, colaboran con la Generalitat en determinar las actuaciones que se ejercerán. «En cualquier caso, hay que manejar este caso con muchísima prudencia porque, al margen del interés mediático, y antes de tomar cualquier consideración hay que tener constancia científica de la autenticidad de las galerías del claustro», subraya.
El responsable del patrimonio de Castilla y León añade que en el caso de que se demostrara que se trata de un claustro del siglo XII, sería la Generalitat la que tendría la potestad para actuar. «La Generalitat está actuando correctamente y nosotros, de momento, estamos a la expectativa», precisa Saiz, para quien habrá que estudiar si el claustro se adquirió de manera legal antes de tomar una decisión.
Emblema de Alfonso VIII
La historia de esta investigación resulta apasionante. Gerardo Boto asegura que ha consultado todos los catálogos monumentales españoles y en ninguno de ellos aparece este claustro, lo que le convierte en una tesoro artístico absolutamente inédito.
Uno de los datos más importantes de cuantos ha sacado a la luz el historiador leonés radica en el hecho de que en un capitel aparece un relieve con el emblema heráldico de Alfonso VIII, lo que demuestra de manera clara que las arcadas proceden del Reino de Castilla. «Puede ser de Burgos, de Segovia, de Soria», explica Boto. La precisión con la que el especialista se refiere a la antigüedad del claustro es apabullante: «Tuvo que ser construido en las dos últimas décadas del siglo XII», subraya Boto. La explicación radica en el citado escudo. Y es que el castillo heráldico de este rey no comienza a aparecer en sellos y monedas hasta 1.177, con lo que el claustro tuvo que ser levantado después. «Este dato es incontestable. En León, por ejemplo, había imagen heráldica treinta años antes», recalca.
Gerardo Boto considera que la obra es muy semejante a Silos, puesto que, como en el caso de Palamós, las columnas dobles están esculpidas por separado y los capiteles, sin embargo, lo están en un solo bloque. Además, y para subrayar su posible origen burgalés, los capiteles atesoran representaciones animales y antropomorfas, así como elementos vegetales y propios de la mitología, como grifos, arpías y dragones.
Una de las características más asombrosas del claustro es su dimensión: alrededor de 20,8 por 21,9 metros de largo. «Cada una de ellas presenta diez arcos sobre columnas y capiteles dobles, salvo en el medio, que es cuádruple», manifiesta el historiador, que ha pedido a los propietarios, sin éxito, que le permitan acceder a la finca para poder ver los arcos «en directo». Sobresaliente resulta también la altura de los arcos: más de tres metros y medio desde la clave hasta la base.
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