Elche: Un paisaje andalusí
1/5/11 .- http://www.diarioinformacion.com
El Palmeral histórico de Elche impacta. Es una gran extensión de palmeras, dentro del casco urbano de la ciudad, de gran singularidad y belleza, que atrae a todos y despierta admiración. Sin embargo esta maravilla vegetal no se hizo para ser declarada por la Unesco, al pasar los años, Patrimonio de la Humanidad.
Dice Kant, en La Crítica del Juicio, que lo bello complace universalmente. Se refiere a aquello que tiene mérito suficiente, en sí mismo, para ser considerado así por todo el mundo, y distingue entre la belleza libre ó vaga y la adherente que tiene aquello que sirve para algo.
La belleza libre, sin sentido ni concepto, es la que con mayor pureza y nitidez suscita el placer estético: el arte inútil. ¿Es ésa la belleza de nuestro palmeral: un arte inútil?
El deleite producido por la belleza debería ser único, desinteresado y libre. El afán de belleza no parece corresponder a ninguna necesidad concreta. Por el contrario, la intención del que adorna un jarro, que sirve para poner flores, convierte a su autor en artesano. No en un artista.
Aunque parece más artístico hacer cosas bellas sin utilidad, lo útil puede convertirse en bello y es lo que ha ocurrido con nuestro Palmeral aunque, en un principio, la intención de quienes lo trabajaron fuera utilizar el medio donde las palmeras asentaban.
Era este un lugar salobre, paisaje casi desierto y quienes aquí asentaron lucharon contra el medio, modificándolo, para acondicionado acomodarse en él. Una Acequia Mayor y una red conveniente de regadío, en una distribución octogonal de parcelas, hizo de nuestro suelo un sitio para vivir donde, protegidos del viento y favorecida la evaporización del suelo, poder cultivar. Un paisaje andalusí.
Todo esto es lo que aprendemos al leer el libro, El Palmeral de Elche. Un paisaje andalusí, que Carmina Verdú Cano, Jefa de Sección del AHME, acaba de presentar editado por Alulia en la colección del Grupo de Investigación de toponimia histórica de arqueología del Reino de Granada, que dirige el catedrático de Historia Medieval Antonio Malpica Cuello.
Se trata de un trabajo de investigación, a partir de su tesina, que trata sobre la utilización del paisaje como medio de subsistencia. Quienes aquí vivieron, al apropiarse del suelo y el agua, modificaron el paisaje para sobrevivir.
Tendemos a utilizar el paisaje como medio histórico-artístico y nuestro palmeral, como las pirámides de Egipto, parece hoy creado para uso y disfrute de quienes admiramos su belleza. El motivo de su desarrollo, en su elección del lugar de enclavamiento, fue muy diferente y se explica en la publicación mencionada.
La palmera, autentico protagonista del paisaje ilicitano, no siempre ha sido el elemento esencial en nuestro medio, aunque sí indispensable para que una civilización supiera convertirla en sujeto de un modo de vivir y como en realidad el arte, no tiene por que ser inútil, podemos decir que los artesanos que hicieron nuestro paisaje son verdaderos artistas.
Dice Kant, en La Crítica del Juicio, que lo bello complace universalmente. Se refiere a aquello que tiene mérito suficiente, en sí mismo, para ser considerado así por todo el mundo, y distingue entre la belleza libre ó vaga y la adherente que tiene aquello que sirve para algo.
La belleza libre, sin sentido ni concepto, es la que con mayor pureza y nitidez suscita el placer estético: el arte inútil. ¿Es ésa la belleza de nuestro palmeral: un arte inútil?
El deleite producido por la belleza debería ser único, desinteresado y libre. El afán de belleza no parece corresponder a ninguna necesidad concreta. Por el contrario, la intención del que adorna un jarro, que sirve para poner flores, convierte a su autor en artesano. No en un artista.
Aunque parece más artístico hacer cosas bellas sin utilidad, lo útil puede convertirse en bello y es lo que ha ocurrido con nuestro Palmeral aunque, en un principio, la intención de quienes lo trabajaron fuera utilizar el medio donde las palmeras asentaban.
Era este un lugar salobre, paisaje casi desierto y quienes aquí asentaron lucharon contra el medio, modificándolo, para acondicionado acomodarse en él. Una Acequia Mayor y una red conveniente de regadío, en una distribución octogonal de parcelas, hizo de nuestro suelo un sitio para vivir donde, protegidos del viento y favorecida la evaporización del suelo, poder cultivar. Un paisaje andalusí.
Todo esto es lo que aprendemos al leer el libro, El Palmeral de Elche. Un paisaje andalusí, que Carmina Verdú Cano, Jefa de Sección del AHME, acaba de presentar editado por Alulia en la colección del Grupo de Investigación de toponimia histórica de arqueología del Reino de Granada, que dirige el catedrático de Historia Medieval Antonio Malpica Cuello.
Se trata de un trabajo de investigación, a partir de su tesina, que trata sobre la utilización del paisaje como medio de subsistencia. Quienes aquí vivieron, al apropiarse del suelo y el agua, modificaron el paisaje para sobrevivir.
Tendemos a utilizar el paisaje como medio histórico-artístico y nuestro palmeral, como las pirámides de Egipto, parece hoy creado para uso y disfrute de quienes admiramos su belleza. El motivo de su desarrollo, en su elección del lugar de enclavamiento, fue muy diferente y se explica en la publicación mencionada.
La palmera, autentico protagonista del paisaje ilicitano, no siempre ha sido el elemento esencial en nuestro medio, aunque sí indispensable para que una civilización supiera convertirla en sujeto de un modo de vivir y como en realidad el arte, no tiene por que ser inútil, podemos decir que los artesanos que hicieron nuestro paisaje son verdaderos artistas.
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