Entrevista al arqueólogo Arturo Ruiz Taboada sobre el mundo funerario medieval

«Hasta que la arqueología no deje de verse como un mal necesario no avanzaremos nada»

El libro ‘La vida futura es para los devotos’ pretende completar la información existente sobre el mundo funerario en el Toledo medieval y aportar nuevos datos para su estudio. El arqueólogo Arturo Ruiz Taboada presenta mañana, a las 19,00 horas en la Biblioteca regional, un nuevo libro en el que evidencia la importancia del mundo funerario como elemento esencial para conocer el contexto social, familiar y religioso de las sociedades que poblaron la ciudad. Para lograr su objetivo, analiza los rituales de enterramiento cristiano, judío y musulmán propiciando, por ello, un nuevo campo de estudio que, en Toledo, no ha sido demasiado tenido en cuenta. De hecho, Ruiz Taboada es tajante:
«El ingente patrimonio funerario de Toledo no garantiza por sí mismo ni su conservación ni su correcta gestión. Las recientes excavaciones arqueológicas en el marco de la legislación vigente han evidenciado la necesidad de crear un plan de intervención integral que salvaguarde este tipo de restos. La gestión de estas excavaciones ha puesto de manifiesto la total desprotección que tienen los cementerios antiguos de la ciudad, al no contemplar los proyectos de actuación sobre ellos ni su conservación ni su contextualización en el conjunto urbano».

¿Resulta curioso que sobre este tema apenas existan publicaciones. ¿Cree que su obra puede iniciar este campo de investigación tan poco ‘explotado’?
El libro puede ayudar a comprender este complejo mundo. Además, el hecho de que esté basado en el estudio arqueológico de los cementerios sirve de complemento a otras publicaciones con un enfoque exclusivamente histórico. Hasta ahora sólo existían informes sueltos de excavaciones, en los que se daba por buena la información escrita en el pasado siglo sobre los cementerios medievales toledanos.

¿Qué aborda este trabajo?
El libro hace un recorrido por el mundo funerario de Toledo durante la Baja Edad Media. En él se analizan los principales cementerios extramuros e intramuros de la ciudad usando de modelo los resultados de alguna de las excavaciones que he dirigido en los últimos años.

¿Qué descubrimiento destacaría contenido en su libro?
Muchos, la verdad. La necrópolis rupestre de San Bartolomé; la capilla y arcosolio del Cristo de la Luz; las supersticiones y ritos paganos que, a menudo, acompañaban a los enterramientos cristianos; la ubicación de la necrópolis judía; o algunas tumbas con rituales anómalos interpretadas como pertenecientes a conversos.

Analiza los rituales de enterramiento de las tres culturas que dejaron su huella en Toledo ¿Es el judío el más destacable?
De ningún modo el judío es el más destacable, aunque sí es el más controvertido por lo complicado que resulta catalogar este tipo de cementerios y la repercusión internacional que ha conllevado su excavación arqueológica. Los rituales musulmanes y cristianos son también muy interesantes. Por poner un ejemplo, la excavación de los cementerios de algunas iglesias ha permitido conocer de forma bastante detallada la evolución del enterramiento cristiano desde el siglo XII hasta mediados del siglo XIX.

¿Qué es lo que llama más la atención del ritual judío y cristiano?
Mientras que el judío es tremendamente escrupuloso en cuanto a la excavación de la fosa y la colocación del cuerpo, así como de no dañar unas tumbas con otras, el cristiano es caótico en el orden y distribución interna de sus tumbas. Este último entierra sin preocuparse de quien hay debajo e, incluso, reaprovecha la misma tumba a lo largo de los siglos.

¿Por qué es tan complejo excavar un enterramiento?
Excavar una tumba no es complicado, lo complicado es interpretar el entorno funerario al que pertenece. La llanura norte de Toledo se caracteriza por ser un enorme cementerio en el que conviven mezclados cementerios romanos, visigodos, musulmanes, judíos y cristianos. Una de las cosas que aporta este libro es la posibilidad de situar cada uno de estos espacios en la actual urbanística.

¿Esperaba encontrarse con lo que descubrió durante los trabajos de excavación en el IES Azarquiel?
Sí, por las fuentes históricas sabíamos que la zona podía albergar el cementerio judío, pero también sabíamos que era un sector muy complicado de excavar debido a la gran concentración, en los alrededores, de tumbas sin clasificar.
No cabe duda que este hallazgo abre nuevas propuestas y, claro está, confirma teorías anteriores sobre su localización y su contexto.
Sí, la documentación de este cementerio ha permitido caracterizar el enterramiento judío en Toledo. Por desgracia, la falta de ajuares en las tumbas y de inscripciones funerarias ha sido uno de los argumentos esgrimidos por algún investigador para negar la autenticidad del cementerio. En este sentido, aunque la ausencia de este tipo de materiales es muy común en los cementerios judíos de Europa, cabe esperar que futuras excavaciones en la zona permitan aportar la prueba material que convenza a propios y extraños.

¿En qué se sustentó para confirmar que se trataba del cementerio judío de la ciudad?
Las fuentes son las que sitúan el cementerio en ese cerro pero, como ya he dicho, la falta de materiales relacionados con esa cultura ha dificultado su interpretación. Por fortuna, el hecho de que el ritual de enterramiento sea tan exclusivo y peculiar lo hace único en el contexto funerario toledano y lo sitúa en la órbita de otros cementerios judíos de España y del resto de Europa.

¿Cree que se ha valorado convenientemente el hallazgo del cementerio judío? ¿Qué respuesta obtuvo de los investigadores de la ciudad?
El público toledano siempre ha sido muy escéptico y receloso de los nuevos hallazgos. Aunque me duela decirlo, el descubrimiento ha tenido más repercusión a nivel nacional e internacional que local.

¿Qué sintió cuando apreció que ese era el cementerio judío de la ciudad?
Realmente nada, porque el trabajo no dejaba de ser como el de cualquier otro cementerio. Lo que si me llamó la atención fue lo que se montó en torno al descubrimiento. El hecho de que recibiéramos varias visitas de judíos ultra ortodoxos pidiendo por favor que no profanáramos sus tumbas, y luego leer las concentraciones y vigilias frente a los consulados españoles de Canadá, Israel y Estados Unidos solicitando la paralización de la excavación, fue algo extraño, la verdad.

¿Resultó especialmente difícil este trabajo por tratarse de un enterramiento judío?. Me refiero a las relaciones con la Comunidad Judía debido a sus normas religiosas.
El libro recoge en detalle el papel que jugaron tanto los judíos ultra ortodoxos que se opusieron activamente a la excavación de la necrópolis, como el de los representantes de la Federación de Comunidades Judías de España y las autoridades locales, regionales y nacionales. En este sentido, la gestión de la excavación resultó especialmente complicada tanto por la inexperiencia de los gestores públicos de entonces en este tipo de cuestiones, como por la ausencia de un plan de actuación en Toledo para la excavación de este tipo de cementerios.

¿Posee Toledo un inmejorable entorno para profundizar en el conocimiento de los que vivieron en la ciudad y descansaron en ella?
Sin duda. Toledo es una ciudad especial y única. Además de su inmensa riqueza monumental, la ciudad aún conserva en su subsuelo los restos de las diferentes culturas que la han caracterizado, desde la Edad del Bronce hasta nuestros días.

¿Qué le falta al tratamiento que se da a los cementerios históricos?
Toledo necesita un plan director que catalogue y regule la intervención en estos yacimientos tan sensibles. Aunque existe una normativa general que regula las actividades arqueológicas, el hecho real es que esta normativa debería también concienciar a la sociedad del verdadero valor de su patrimonio. Hasta que la arqueología no deje de ser vista como un mal necesario, sino como un instrumento clave para conocer nuestro pasado, no avanzaremos nada.