Roble vasco para un barco medieval galés
20/9/12 .- noticiasdealava.com
Durante el verano de 2002 tuvo lugar un descubrimiento arqueológico inesperado junto al río Usk en Newport, población situada en el condado de Gwent, al sur de Gales. Esta ciudad, alimentada por un intenso comercio en época medieval y que llegó a convertirse en el primer puerto gales para la exportación del carbón, aún retiene vestigios de un pasado fuertemente vinculado a la revolución industrial.
Nada habría salido a la luz si no fuera porque las entrañas del puerto se removieron para construir un teatro. Cuando se metieron las vigas de acero los bloques chocaron con algo inesperado atravesando, sin saberlo, parte de los restos de un barco. Fue entonces cuando se tuvieron que paralizar las obras temporalmente para que un equipo de arqueólogos investigara con rapidez. No quedaba tiempo para largas excavaciones. En seis meses consiguieron sacar el barco del barro y depositarlo en una nave industrial.
Los ciudadanos, mientras tanto, hacían todo lo posible para salvar el barco y movilizaron a las instituciones con el eslogan "Salvemos nuestro barco". Incluso montaron todo un dispositivo con vigías voluntarios a pie de obra, día y noche. De aquí surgió la incansable asociación de Amigos del barco de Newport que ha luchado durante todos estos anos con el único fin de rescatarlo y conseguir fondos para su recuperación, análisis y conservación. Con el tiempo han acudido a apoyarles instituciones y empresas privadas pero incluso, hoy en día, el alma del barco sigue siendo el pueblo de Newport a través de la Asociación de amigos del barco.
El rescate fue complicado entre barro, madera del pasado y acero del futuro teatro. Se desmanteló pieza por pieza, en orden reverso a su construcción, con la ayuda de arqueólogos del condado. Dos mil tablas, algunas de más de doce metros de largo y con un peso descomunal. Algunas de las maderas, de más de una tonelada, lo que provocó un trabajo añadido de logística para conseguir movilizarlas en el menor tiempo posible. La construcción del teatro, paralizada temporalmente, contaba como una contrarreloj. En seis meses lo consiguieron sacar y las obras del teatro se reanudaron. Donde se encontraba el barco, hoy está la orquesta del teatro.
No cabía duda de que había sido construido por manos expertas, a conciencia. La tarea de separar los clavos, de madera de roble, no fue tarea fácil. Los clavos se encontraban en tan buen estado de conservación y permanecían tan bien sujetos a las tablas que no había otro remedio que utilizar sierras.
Finalmente este largo camino, que comenzó hace diez anos, ha llevado ahora a una confirmación científica sorprendente: Las maderas de roble del barco son de origen vasco. Un detallado análisis por dendocronología, estudiando los anillos de las maderas, ha confirmado con toda certeza que los robles utilizados para la construcción de este navío del siglo XV crecieron en Euskadi. Se sabía con certeza que los anillos de crecimiento no pertenecían a robles británicos y fue ahí donde comenzó la búsqueda del origen que se ha resuelto ahora tras siete largos años de trabajo.
Ahora queda por saber dónde se construyó. En el siglo XVI, otra embarcación, el ballenero San Juan, encontrado bajo las aguas de Terranova, también contaba con una quilla de haya y planchas de roble. Había sido construido en Pasaia para surcar el Atlántico. Los balleneros construidos en Euskadi demuestran que ya desde hace siglos el puerto de Pasaia contaba con los medios para realizar embarcaciones de gran tonelaje.
Capaz de cargar hasta 300 toneladas y con una quilla de 30 metros, la construcción del barco de Newport es característica de naves creadas para soportar las olas del Atlántico. La quilla de madera de haya se utilizaba habitualmente en los astilleros vascos, según comenta Xabi Agote de la Asociación Albaola, y la madera de roble ofrecía la robustez necesaria para las largas travesías y el elevado tonelaje.
Dadas las dimensiones del barco parece ser que tenía una cubierta superior y dos mástiles pequeños además del mástil central cuya estructura ha sobrevivido en gran parte.
Si tenía timón central, como en las embarcaciones modernas, o uno a estribor, no se puede saber por el momento. No hay evidencias ya que no se conserva la popa. No obstante, parece lógico suponer que el barco se guiaba desde la línea central. Otras indicios, como el mercante Kogge de Bremen, construido en 1380, y una moneda de oro galesa del Museo Nacional de Gales muestran que los barcos europeos ya tenían timón central mucho antes de 1440.
Entre las planchas de madera se ha encontrado pelo de caballo y brea para sellar los espacios entre las maderas superpuestas. La construcción con doble casco y la forma de cortar las maderas no deja dudas sobre los grandes conocimientos que tenían quienes llevaron a cabo esta obra maestra del siglo XV, ya que los troncos fueron cortados de forma radial utilizando cuñas para conseguir un buen corte en la madera. Después se finalizaban con ayuda de diversos tipos de herramientas especialmente hachas. También se han encontrado marcas de sierras.
Para los aficionados a los barcos, el Newport viene a cerrar un hueco en la evolución del diseño naval. Se contaba hasta ahora con restos como el Kogge alemán del XIV y barcos de guerra del XVI y XVII, pero no había un ejemplo del XV tan bien preservado como este.
En Euskadi, en el siglo XV se utilizaba moneda extranjera, comenta Agote. El hecho de que se haya descubierto en la quilla del barco una moneda francesa acuñada en el suroeste de Francia tiene mucho interés. Sobre todo, porque se sabe que la moneda fue colocada en un pequeño agujero de la quilla durante su construcción. La moneda data de 1447 por lo que se deduce que fue construido en algún momento posterior a esa fecha. Se sabe que llegó a Newport entre 1468 y 1470 y allí fue desmantelado, quizás para ser reparado, ya que se ha encontrado una plancha de hierro bajo el barco, pero por alguna razón aún desconocida posteriormente quedó abandonado.
Se han encontrado objetos de diversa índole como un brazalete de arquero, cera de abeja para coser velas, tableros de juegos, monedas portuguesas del siglo XV, espinas de pescado, trozos de velas y cuerdas, corcho, la polaina de cuero de un zapato, platos de madera y restos de la correa de un casco. También se han encontrado símbolos que los comerciantes ponían en sus barriles para marcar su cargo. Uno de estos es muy similar al que usaba Robert Baron, un comerciante de Bristol que se sabe que traía hierro de la península a Bristol.
Puede ser que el barco transportara hierro ya que se ha encontrado una carta escrita en 1469 por el conde de Warwick, en aquel tiempo hombre todopoderoso de Gales e Inglaterra, en la que ofrece a un tal John Colt 10 libras por la reparación de un barco en Newport y a un tal Matthew Jubbz 15 libras en hierro y sal del citado barco. Newport quedó en manos de Warwick en 1469 cuando se lo arrebató al conde de Pembroke.
Erika McCarthy, del equipo arqueológico del barco, comenta acerca de su repercusión internacional: "El barco ha recibido visitas de arqueólogos de todo el mundo, sobre todo del campo de la arqueología marítima. Ha suscitado mucho interés ya que son escasos los restos de esta época. En este caso, las condiciones anaeróbicas del barro del Usk han hecho posible que el nivel de preservación del material sea impresionante, lo que nos ha permitido conseguir datos importantes sobre la construcción de los barcos durante el siglo XV. También ha tenido un papel decisivo la tecnología, ya que contamos con aparatos que permiten escanear los artefactos y digitalizar en tres dimensiones las maderas".
En octubre el equipo de arqueólogos del barco de Newport acudirá a un Simposio Internacional de Arqueología Naval en Amsterdam y allí mostrarán a la comunidad científica los últimos hallazgos en relación al barco de Newport. Los hallazgos de los últimos días han sido decisivos para ubicar el origen de las maderas. Ahora los historiadores y arqueólogos continuarán investigando para encontrar datos sobre el astillero naval en el que se construyó. Un lugar que podría estar muy cerca. Mientras tanto, el barco sigue guardado en una nave industrial de Newport a la espera de ubicarlo en un museo adecuado.
Nada habría salido a la luz si no fuera porque las entrañas del puerto se removieron para construir un teatro. Cuando se metieron las vigas de acero los bloques chocaron con algo inesperado atravesando, sin saberlo, parte de los restos de un barco. Fue entonces cuando se tuvieron que paralizar las obras temporalmente para que un equipo de arqueólogos investigara con rapidez. No quedaba tiempo para largas excavaciones. En seis meses consiguieron sacar el barco del barro y depositarlo en una nave industrial.
Los ciudadanos, mientras tanto, hacían todo lo posible para salvar el barco y movilizaron a las instituciones con el eslogan "Salvemos nuestro barco". Incluso montaron todo un dispositivo con vigías voluntarios a pie de obra, día y noche. De aquí surgió la incansable asociación de Amigos del barco de Newport que ha luchado durante todos estos anos con el único fin de rescatarlo y conseguir fondos para su recuperación, análisis y conservación. Con el tiempo han acudido a apoyarles instituciones y empresas privadas pero incluso, hoy en día, el alma del barco sigue siendo el pueblo de Newport a través de la Asociación de amigos del barco.
El rescate fue complicado entre barro, madera del pasado y acero del futuro teatro. Se desmanteló pieza por pieza, en orden reverso a su construcción, con la ayuda de arqueólogos del condado. Dos mil tablas, algunas de más de doce metros de largo y con un peso descomunal. Algunas de las maderas, de más de una tonelada, lo que provocó un trabajo añadido de logística para conseguir movilizarlas en el menor tiempo posible. La construcción del teatro, paralizada temporalmente, contaba como una contrarreloj. En seis meses lo consiguieron sacar y las obras del teatro se reanudaron. Donde se encontraba el barco, hoy está la orquesta del teatro.
No cabía duda de que había sido construido por manos expertas, a conciencia. La tarea de separar los clavos, de madera de roble, no fue tarea fácil. Los clavos se encontraban en tan buen estado de conservación y permanecían tan bien sujetos a las tablas que no había otro remedio que utilizar sierras.
Finalmente este largo camino, que comenzó hace diez anos, ha llevado ahora a una confirmación científica sorprendente: Las maderas de roble del barco son de origen vasco. Un detallado análisis por dendocronología, estudiando los anillos de las maderas, ha confirmado con toda certeza que los robles utilizados para la construcción de este navío del siglo XV crecieron en Euskadi. Se sabía con certeza que los anillos de crecimiento no pertenecían a robles británicos y fue ahí donde comenzó la búsqueda del origen que se ha resuelto ahora tras siete largos años de trabajo.
Ahora queda por saber dónde se construyó. En el siglo XVI, otra embarcación, el ballenero San Juan, encontrado bajo las aguas de Terranova, también contaba con una quilla de haya y planchas de roble. Había sido construido en Pasaia para surcar el Atlántico. Los balleneros construidos en Euskadi demuestran que ya desde hace siglos el puerto de Pasaia contaba con los medios para realizar embarcaciones de gran tonelaje.
Capaz de cargar hasta 300 toneladas y con una quilla de 30 metros, la construcción del barco de Newport es característica de naves creadas para soportar las olas del Atlántico. La quilla de madera de haya se utilizaba habitualmente en los astilleros vascos, según comenta Xabi Agote de la Asociación Albaola, y la madera de roble ofrecía la robustez necesaria para las largas travesías y el elevado tonelaje.
Dadas las dimensiones del barco parece ser que tenía una cubierta superior y dos mástiles pequeños además del mástil central cuya estructura ha sobrevivido en gran parte.
Si tenía timón central, como en las embarcaciones modernas, o uno a estribor, no se puede saber por el momento. No hay evidencias ya que no se conserva la popa. No obstante, parece lógico suponer que el barco se guiaba desde la línea central. Otras indicios, como el mercante Kogge de Bremen, construido en 1380, y una moneda de oro galesa del Museo Nacional de Gales muestran que los barcos europeos ya tenían timón central mucho antes de 1440.
Entre las planchas de madera se ha encontrado pelo de caballo y brea para sellar los espacios entre las maderas superpuestas. La construcción con doble casco y la forma de cortar las maderas no deja dudas sobre los grandes conocimientos que tenían quienes llevaron a cabo esta obra maestra del siglo XV, ya que los troncos fueron cortados de forma radial utilizando cuñas para conseguir un buen corte en la madera. Después se finalizaban con ayuda de diversos tipos de herramientas especialmente hachas. También se han encontrado marcas de sierras.
Para los aficionados a los barcos, el Newport viene a cerrar un hueco en la evolución del diseño naval. Se contaba hasta ahora con restos como el Kogge alemán del XIV y barcos de guerra del XVI y XVII, pero no había un ejemplo del XV tan bien preservado como este.
En Euskadi, en el siglo XV se utilizaba moneda extranjera, comenta Agote. El hecho de que se haya descubierto en la quilla del barco una moneda francesa acuñada en el suroeste de Francia tiene mucho interés. Sobre todo, porque se sabe que la moneda fue colocada en un pequeño agujero de la quilla durante su construcción. La moneda data de 1447 por lo que se deduce que fue construido en algún momento posterior a esa fecha. Se sabe que llegó a Newport entre 1468 y 1470 y allí fue desmantelado, quizás para ser reparado, ya que se ha encontrado una plancha de hierro bajo el barco, pero por alguna razón aún desconocida posteriormente quedó abandonado.
Se han encontrado objetos de diversa índole como un brazalete de arquero, cera de abeja para coser velas, tableros de juegos, monedas portuguesas del siglo XV, espinas de pescado, trozos de velas y cuerdas, corcho, la polaina de cuero de un zapato, platos de madera y restos de la correa de un casco. También se han encontrado símbolos que los comerciantes ponían en sus barriles para marcar su cargo. Uno de estos es muy similar al que usaba Robert Baron, un comerciante de Bristol que se sabe que traía hierro de la península a Bristol.
Puede ser que el barco transportara hierro ya que se ha encontrado una carta escrita en 1469 por el conde de Warwick, en aquel tiempo hombre todopoderoso de Gales e Inglaterra, en la que ofrece a un tal John Colt 10 libras por la reparación de un barco en Newport y a un tal Matthew Jubbz 15 libras en hierro y sal del citado barco. Newport quedó en manos de Warwick en 1469 cuando se lo arrebató al conde de Pembroke.
Erika McCarthy, del equipo arqueológico del barco, comenta acerca de su repercusión internacional: "El barco ha recibido visitas de arqueólogos de todo el mundo, sobre todo del campo de la arqueología marítima. Ha suscitado mucho interés ya que son escasos los restos de esta época. En este caso, las condiciones anaeróbicas del barro del Usk han hecho posible que el nivel de preservación del material sea impresionante, lo que nos ha permitido conseguir datos importantes sobre la construcción de los barcos durante el siglo XV. También ha tenido un papel decisivo la tecnología, ya que contamos con aparatos que permiten escanear los artefactos y digitalizar en tres dimensiones las maderas".
En octubre el equipo de arqueólogos del barco de Newport acudirá a un Simposio Internacional de Arqueología Naval en Amsterdam y allí mostrarán a la comunidad científica los últimos hallazgos en relación al barco de Newport. Los hallazgos de los últimos días han sido decisivos para ubicar el origen de las maderas. Ahora los historiadores y arqueólogos continuarán investigando para encontrar datos sobre el astillero naval en el que se construyó. Un lugar que podría estar muy cerca. Mientras tanto, el barco sigue guardado en una nave industrial de Newport a la espera de ubicarlo en un museo adecuado.
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