Las Huelgas (Burgos). El monasterio independiente
27/5/12 .- http://www.larazon.es
Fue fundado en 1187 por Alfonso VIII. En junio, el «Viaje al Interior de la Cultura» se traslada hasta Las Huelgas, en Burgos.
En plena Edad Media, el rey Alfonso VIII decidió crear un panteón único dedicado a la realeza situado al oeste de la ciudad de Burgos. Aquel recóndito lugar recibió el nombre de Monasterio de Santa María la Real de Las Huelgas. El territorio fue elegido por el rey y su esposa Leonor de Plantagenet para levantar un monasterio cisterciense femenino que se fundó en junio de 1187. Fue la reina quien puso mayor empeño en conseguir esta fundación con el fin de que las mujeres pudieran alcanzar los mismos niveles de mando y responsabilidad que los hombres, al menos dentro de la vida monástica.
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Tras siglos de historia, Telefónica se ha encargado de desvelar este recóndito lugar en su compromiso firme con la difusión de la cultura de una forma original y sobre todo sorprendente de este monumento histórico. Un auténtico regalo para sus clientes que tendrán la oportunidad de internarse durante la noche en esta gran fortaleza monástica y acercarse a unos espacios vedados durante siglos, donde religiosas procedentes de la Familia Real y de la más alta nobleza se dedicaron a la oración y a la administración de los bienes y posesiones de la orden. Mediante una simple inscripción en su página web, www.telefonica.es/cultura, hasta el día 5 de junio los clientes podrán formar parte de esta experiencia en la que los afortunados conocerán en primera persona un mundo autónomo y cerrado, ajeno a los azares y vaivenes del exterior típico de las ordenes religiosas de la Edad Media.
Esta edificación fue evolucionando gracias en parte a la independencia casi total de la que disponían las primeras abadesas en sus decisiones, de tal manera que su poder tan sólo dependía del papado, situación que se mantuvo hasta el siglo XIX. En todo este tiempo la comunidad enriqueció el primitivo monasterio añadiendo claustros y dependencias, y así a la arquitectura románica se unió la gótica y se incorporaron elementos de decoración hispano-musulmana.
Durante los días 20 y 21 de junio, el programa «Viaje al Interior de la Cultura» se traslada a este Monasterio inmerso en una oscuridad plena en la que las linternas de unos pocos afortunados iluminarán las estancias que las hermanas han guardado durante siglos a buen recaudo. Se trata de una iniciativa conjunta con más de 17 instituciones españolas que de la mano de Telefónica han desarrollado actividades abiertas a sus clientes, a los que ofrece una visión diferente y más profunda de la cultura.
Una aventura que es tradición
La apertura al público de los espacios emblemáticos de museos, teatros y bibliotecas con un gran interés artístico, histórico y cultural es una tendencia convertida casi en tradición desde 2009, momento en el que comenzó esta aventura y que se repite ahora para trasladar a los elegidos al interior de los imponentes muros del centenario monasterio, que guarda un laberinto de apariencia insondable con todos los elementos de una ciudad medieval conservada de puro milagro. Una experiencia que los llevará de Burgos al cielo.
El papel de la abadesa
La abadesa, como mujer, no podía confesar, decir misa ni predicar, pero era ella quien daba las licencias para que los sacerdotes hicieran estos trabajos. La concesión era dada en nombre de Dios y de la Sede Apostólica.
En plena Edad Media, el rey Alfonso VIII decidió crear un panteón único dedicado a la realeza situado al oeste de la ciudad de Burgos. Aquel recóndito lugar recibió el nombre de Monasterio de Santa María la Real de Las Huelgas. El territorio fue elegido por el rey y su esposa Leonor de Plantagenet para levantar un monasterio cisterciense femenino que se fundó en junio de 1187. Fue la reina quien puso mayor empeño en conseguir esta fundación con el fin de que las mujeres pudieran alcanzar los mismos niveles de mando y responsabilidad que los hombres, al menos dentro de la vida monástica.
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Tras siglos de historia, Telefónica se ha encargado de desvelar este recóndito lugar en su compromiso firme con la difusión de la cultura de una forma original y sobre todo sorprendente de este monumento histórico. Un auténtico regalo para sus clientes que tendrán la oportunidad de internarse durante la noche en esta gran fortaleza monástica y acercarse a unos espacios vedados durante siglos, donde religiosas procedentes de la Familia Real y de la más alta nobleza se dedicaron a la oración y a la administración de los bienes y posesiones de la orden. Mediante una simple inscripción en su página web, www.telefonica.es/cultura, hasta el día 5 de junio los clientes podrán formar parte de esta experiencia en la que los afortunados conocerán en primera persona un mundo autónomo y cerrado, ajeno a los azares y vaivenes del exterior típico de las ordenes religiosas de la Edad Media.
Esta edificación fue evolucionando gracias en parte a la independencia casi total de la que disponían las primeras abadesas en sus decisiones, de tal manera que su poder tan sólo dependía del papado, situación que se mantuvo hasta el siglo XIX. En todo este tiempo la comunidad enriqueció el primitivo monasterio añadiendo claustros y dependencias, y así a la arquitectura románica se unió la gótica y se incorporaron elementos de decoración hispano-musulmana.
Durante los días 20 y 21 de junio, el programa «Viaje al Interior de la Cultura» se traslada a este Monasterio inmerso en una oscuridad plena en la que las linternas de unos pocos afortunados iluminarán las estancias que las hermanas han guardado durante siglos a buen recaudo. Se trata de una iniciativa conjunta con más de 17 instituciones españolas que de la mano de Telefónica han desarrollado actividades abiertas a sus clientes, a los que ofrece una visión diferente y más profunda de la cultura.
Una aventura que es tradición
La apertura al público de los espacios emblemáticos de museos, teatros y bibliotecas con un gran interés artístico, histórico y cultural es una tendencia convertida casi en tradición desde 2009, momento en el que comenzó esta aventura y que se repite ahora para trasladar a los elegidos al interior de los imponentes muros del centenario monasterio, que guarda un laberinto de apariencia insondable con todos los elementos de una ciudad medieval conservada de puro milagro. Una experiencia que los llevará de Burgos al cielo.
El papel de la abadesa
La abadesa, como mujer, no podía confesar, decir misa ni predicar, pero era ella quien daba las licencias para que los sacerdotes hicieran estos trabajos. La concesión era dada en nombre de Dios y de la Sede Apostólica.
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