El castillo de Mula: Siglos de historia entre basuras (Murcia)
28/8/11 .- http://www.laverdad.es
El Ayuntamiento alerta a la Comunidad del «abandono» que sufre el Castillo
Cuando el primer marqués de Los Vélez, Don Pedro Fajardo, ordenó levantar en el verano de 1.520 una fortificación sobre el cerro del cabezo de Mula lo hizo para protegerse de un levantamiento antiseñorial promovido por los muleños contra su gestión «abusiva». El marqués, sin embargo, debería de haber sido más previsor y haber extendido los límites de las murallas para evitar así las visitas de los 'cafres' del siglo XXI. La breve sinopsis del cartel que se ocupa de dar la bienvenida a los turistas a los pies de la fortificación obvia, por desgracia, la parte más reciente de la historia de este emblema del pueblo de Mula que resistió a las revueltas vecinales, pero que cinco siglos después está sucumbiendo al 'botellón', la basura y el vandalismo.
El Castillo de Los Vélez ejerce para el turista, cuando éste se adentra en Mula y divisa esta construcción desde la carretera, un reclamo con 'efecto boomerang'. Las expectativas y el interés de verlo se tornan desolación cuando a los pies de esta fortificación las botellas de ron, las litronas, vasos y bolsas de plástico -incluso la plaga de la cochinilla de las paleras- se encargan de dar la bienvenida a este pedazo de historia declarado Bien de Interés Cultural (BIC).
Las estancias de esta edificación de diseño irregular que data del siglo XVI, donde antes hubo nobleza, están ahora pobladas de basura, plásticos, restos de lumbre... En sus aledaños se practican ahora otros menesteres, junto a grandes declaraciones de amor grabadas en sus paredes con graffiti.
Tal es su estado de abandono que el Ayuntamiento de Mula, pese a haber perdido en 2004 el litigio que mantenía con la familia Beltrán de Lis y Pidal por la propiedad del castillo, el pasado 11 de agosto decidió remitir dos informes para alertar a la dirección General de Bienes Culturales de los «actos vandálicos, riesgos y peligros» que presenta el Castillo de Mula para sus visitantes -incluidos los vándalos que están contribuyendo a su estado actual-. En el primero de los informes, firmado por la Policía Local, se detallan los efectos que ha tenido el vandalismo en la fortificación. «Debido a actos vandálicos tiene muy deteriorados o carece de elementos de seguridad, tales como rejillas o barandillas de protección». Como consecuencia de estos actos, «un aljibe de 1,5 metros de diámetro está sin protección, con una caída de 1,5 metros que en la oscuridad no son apreciables a simple vista». De hecho han volado hasta los candados habilitados para impedir el acceso al interior de la construcción.
En cuanto al segundo de los informes remitido a la Dirección general, éste detalla que el adarve de época andalusí «presenta deficiencias en la barandilla existente y el riesgo de caída es de entre 10 y 15 metros de altura». Por otro lado, la puerta principal de la fortificación ha sido literalmente reventada, a lo que se suma que el acceso al interior de la fortificación se convierte en una trampa: «una zona con poca luz con un respiradero en el centro de la sala que da a las mazmorras del castillo».
De los destrozos no se ha librado ni siquiera la pasarela que comunica la plaza con la legendaria Torre del Homenaje, que apenas presenta tablones para su acceso. Pese a todo, los escudos heráldicos, la estructura del castillo y la Torre del Homenaje, casi de forma desafiante, aguantan estoicamente la última, y quizás, peor invasión que jamás han sufrido: la de la ignorancia sobre la historia de todo un pueblo.
Cuando el primer marqués de Los Vélez, Don Pedro Fajardo, ordenó levantar en el verano de 1.520 una fortificación sobre el cerro del cabezo de Mula lo hizo para protegerse de un levantamiento antiseñorial promovido por los muleños contra su gestión «abusiva». El marqués, sin embargo, debería de haber sido más previsor y haber extendido los límites de las murallas para evitar así las visitas de los 'cafres' del siglo XXI. La breve sinopsis del cartel que se ocupa de dar la bienvenida a los turistas a los pies de la fortificación obvia, por desgracia, la parte más reciente de la historia de este emblema del pueblo de Mula que resistió a las revueltas vecinales, pero que cinco siglos después está sucumbiendo al 'botellón', la basura y el vandalismo.
El Castillo de Los Vélez ejerce para el turista, cuando éste se adentra en Mula y divisa esta construcción desde la carretera, un reclamo con 'efecto boomerang'. Las expectativas y el interés de verlo se tornan desolación cuando a los pies de esta fortificación las botellas de ron, las litronas, vasos y bolsas de plástico -incluso la plaga de la cochinilla de las paleras- se encargan de dar la bienvenida a este pedazo de historia declarado Bien de Interés Cultural (BIC).
Las estancias de esta edificación de diseño irregular que data del siglo XVI, donde antes hubo nobleza, están ahora pobladas de basura, plásticos, restos de lumbre... En sus aledaños se practican ahora otros menesteres, junto a grandes declaraciones de amor grabadas en sus paredes con graffiti.
Tal es su estado de abandono que el Ayuntamiento de Mula, pese a haber perdido en 2004 el litigio que mantenía con la familia Beltrán de Lis y Pidal por la propiedad del castillo, el pasado 11 de agosto decidió remitir dos informes para alertar a la dirección General de Bienes Culturales de los «actos vandálicos, riesgos y peligros» que presenta el Castillo de Mula para sus visitantes -incluidos los vándalos que están contribuyendo a su estado actual-. En el primero de los informes, firmado por la Policía Local, se detallan los efectos que ha tenido el vandalismo en la fortificación. «Debido a actos vandálicos tiene muy deteriorados o carece de elementos de seguridad, tales como rejillas o barandillas de protección». Como consecuencia de estos actos, «un aljibe de 1,5 metros de diámetro está sin protección, con una caída de 1,5 metros que en la oscuridad no son apreciables a simple vista». De hecho han volado hasta los candados habilitados para impedir el acceso al interior de la construcción.
En cuanto al segundo de los informes remitido a la Dirección general, éste detalla que el adarve de época andalusí «presenta deficiencias en la barandilla existente y el riesgo de caída es de entre 10 y 15 metros de altura». Por otro lado, la puerta principal de la fortificación ha sido literalmente reventada, a lo que se suma que el acceso al interior de la fortificación se convierte en una trampa: «una zona con poca luz con un respiradero en el centro de la sala que da a las mazmorras del castillo».
De los destrozos no se ha librado ni siquiera la pasarela que comunica la plaza con la legendaria Torre del Homenaje, que apenas presenta tablones para su acceso. Pese a todo, los escudos heráldicos, la estructura del castillo y la Torre del Homenaje, casi de forma desafiante, aguantan estoicamente la última, y quizás, peor invasión que jamás han sufrido: la de la ignorancia sobre la historia de todo un pueblo.
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