Ingeniería para rescatar el pasado
18/7/11 .- http://www.malagahoy.es/
Los responsables del Metro desarrollan una solución para poner en valor los restos de la muralla nazarí de Callejones del Perchel sin afectar al bien ni a las circulaciones de los trenes
Un tesoro que remonta su origen al siglo XII, compuesto por piedras cuyo valor es incalculable, puesto que es el valor de la historia el que atesoran. La muralla nazarí enterrada bajo Callejones del Perchel ha pasado de ser una amenaza escondida a una oportunidad sin precedentes que añade valor al proyecto del Metro de Málaga, si bien su aparición está provocando no poco retraso en el avance de los trabajos del suburbano. Asumida la realidad de un hallazgo catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC), los responsables del proyecto andan ahora perfilando, indagando, analizando cómo hacer que esta parte de la Málaga musulmana sea contemplada por todos los que lo quieran.
Tarea nada sencilla, dadas las características de un hallazgo cuyas dimensiones son muy superiores a lo que inicialmente se pensaba y a la necesidad de compatibilizar su mantenimiento con la ejecución del doble túnel por el que en unos años habrán de circular los trenes del Metro. La gran novedad en el movimiento de piezas e ideas de los técnicos del suburbano está en ver cómo será posible observar íntegramente la parte de la muralla sacada a la luz.
La estructura de nueve siglos de antigüedad, a la que está adosada una torre y la puerta de entrada a los arrabales de la época, queda localizada a la altura de lo que será el primer vestíbulo del paso soterrado, un espacio localizado entre los tubos por los que circularán los trenes y la calle y que se extiende desde la zona de Renfe hasta la estación Guadalmedina, a la altura de la Plaza Manuel Alcántara. Pero la continuidad de esta galería no está expedita, ya que es la propia muralla la que entorpece el avance de un extremo a otro.
"La idea es compaginar el tráfico de la doble vía del tren con la sustentación, mantenimiento y exhibición de la muralla para que puedan disfrutar de la misma todos los malagueños", explica el director del Metro, Enrique Salvo, que desde hace meses insiste en que la aparición de arqueología ha de entenderse como una oportunidad para redescubrir parte del pasado de la capital. Pero para poner en valor la muralla antes hay que garantizar su seguridad. ¿Cómo?
Miguel Ángel García Cañizares, gerente de Proyectos y Obras de las líneas 1 y 2, explica de manera pormenorizada las fases de intervención. La idea, señala, es hacer una serie de ensanches al túnel, conformando el perímetro de lo que se ha encontrado, prolongando los muros pantalla y abrazando el contorno de la muralla. Tras este primer paso, por los laterales, se realizarán inyecciones de hormigón para impermeabilizar los puntos donde la muralla tiene continuidad y donde no es posible hacer pantallas. "El objetivo es impermeabilizar la parte que queda debajo de la muralla y queda hueco, de tal modo que conseguiríamos cerrar el túnel a efectos de entrada de agua", precisa García Cañizares.
Al tiempo, los operarios han de dar forma a una losa de hormigón cuyo cometido será sustentar la muralla por abajo, con el fin de, una vez terminada, poder desarrollar la excavación del paso subterráneo sin riesgo alguno. "Se crea una estructura de mantenimiento, con un gran paraguas de micropilotes, parecido al que ejecutamos en el paso inferior de la ronda oeste, y completado con una losa inferior de hormigón", añade. El resultado final será el de una especie de gran caja en la que quedará protegido el BIC.
"Con esto, nuestro trabajo habría acabado, porque lograríamos mantener la muralla y sus adosados". Pero la intención de los responsables del suburbano es ir a más para permitir la contemplación de los restos. Y cómo se hará. La idea que tienen perfilada pasa por "habilitar unas ventanas en el primer nivel del Metro (el vestíbulo superior)" y al que, aún está por determinar, si se accede por uno o varios puntos desde la superficie.
La dificultad estriba en que si un ciudadano accede al vestíbulo intermedio y camina en dirección Renfe sólo tendrá la oportunidad de ver una parte del hallazgo a través de las ventajas que se abrirán, ya que es el propio resto el que corta el paso. ¿Cómo se podrá ver la otra cara del resto arqueológico? Creando un pasillo por debajo de la muralla para que los ciudadanos puedan sortearla, subiendo nuevamente al otro extremo del BIC, donde habrá otra venta abierta para su contemplación.
La construcción de este pasillo, con una altura suficiente para el paso normal de una persona, es factible por la especial configuración que tiene el túnel en esta parte del ramal del ferrocarril urbano. Como ya ocurre en las proximidades del futuro intercambiador de Renfe, en la calle Mendívil, en Callejones del Perchel se aplica la denominada solución Bustinduy, con un túnel en doble nivel. Se da la circunstancia (como se observa en el gráfico superior) de que en el nivel superior del paso soterrado hay un vacío entre los dos tubos, que será aprovechado por los técnicos para introducir el mencionado pasillo.
Lo que resta aún por definir es el punto por el que los malagueños podrán acceder para contemplar los restos, qué coste económico supondrá esta intervención y cuándo será posible. "Habrá que tomar una decisión", admiten los responsables del Metro, que, no obstante, pone el acento en que lo importante es que todo se está dejando listo para que sea posible el contacto visual con la Málaga del siglo XII y sin que ello afecte las circulaciones de los trenes.
Un tesoro que remonta su origen al siglo XII, compuesto por piedras cuyo valor es incalculable, puesto que es el valor de la historia el que atesoran. La muralla nazarí enterrada bajo Callejones del Perchel ha pasado de ser una amenaza escondida a una oportunidad sin precedentes que añade valor al proyecto del Metro de Málaga, si bien su aparición está provocando no poco retraso en el avance de los trabajos del suburbano. Asumida la realidad de un hallazgo catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC), los responsables del proyecto andan ahora perfilando, indagando, analizando cómo hacer que esta parte de la Málaga musulmana sea contemplada por todos los que lo quieran.
Tarea nada sencilla, dadas las características de un hallazgo cuyas dimensiones son muy superiores a lo que inicialmente se pensaba y a la necesidad de compatibilizar su mantenimiento con la ejecución del doble túnel por el que en unos años habrán de circular los trenes del Metro. La gran novedad en el movimiento de piezas e ideas de los técnicos del suburbano está en ver cómo será posible observar íntegramente la parte de la muralla sacada a la luz.
La estructura de nueve siglos de antigüedad, a la que está adosada una torre y la puerta de entrada a los arrabales de la época, queda localizada a la altura de lo que será el primer vestíbulo del paso soterrado, un espacio localizado entre los tubos por los que circularán los trenes y la calle y que se extiende desde la zona de Renfe hasta la estación Guadalmedina, a la altura de la Plaza Manuel Alcántara. Pero la continuidad de esta galería no está expedita, ya que es la propia muralla la que entorpece el avance de un extremo a otro.
"La idea es compaginar el tráfico de la doble vía del tren con la sustentación, mantenimiento y exhibición de la muralla para que puedan disfrutar de la misma todos los malagueños", explica el director del Metro, Enrique Salvo, que desde hace meses insiste en que la aparición de arqueología ha de entenderse como una oportunidad para redescubrir parte del pasado de la capital. Pero para poner en valor la muralla antes hay que garantizar su seguridad. ¿Cómo?
Miguel Ángel García Cañizares, gerente de Proyectos y Obras de las líneas 1 y 2, explica de manera pormenorizada las fases de intervención. La idea, señala, es hacer una serie de ensanches al túnel, conformando el perímetro de lo que se ha encontrado, prolongando los muros pantalla y abrazando el contorno de la muralla. Tras este primer paso, por los laterales, se realizarán inyecciones de hormigón para impermeabilizar los puntos donde la muralla tiene continuidad y donde no es posible hacer pantallas. "El objetivo es impermeabilizar la parte que queda debajo de la muralla y queda hueco, de tal modo que conseguiríamos cerrar el túnel a efectos de entrada de agua", precisa García Cañizares.
Al tiempo, los operarios han de dar forma a una losa de hormigón cuyo cometido será sustentar la muralla por abajo, con el fin de, una vez terminada, poder desarrollar la excavación del paso subterráneo sin riesgo alguno. "Se crea una estructura de mantenimiento, con un gran paraguas de micropilotes, parecido al que ejecutamos en el paso inferior de la ronda oeste, y completado con una losa inferior de hormigón", añade. El resultado final será el de una especie de gran caja en la que quedará protegido el BIC.
"Con esto, nuestro trabajo habría acabado, porque lograríamos mantener la muralla y sus adosados". Pero la intención de los responsables del suburbano es ir a más para permitir la contemplación de los restos. Y cómo se hará. La idea que tienen perfilada pasa por "habilitar unas ventanas en el primer nivel del Metro (el vestíbulo superior)" y al que, aún está por determinar, si se accede por uno o varios puntos desde la superficie.
La dificultad estriba en que si un ciudadano accede al vestíbulo intermedio y camina en dirección Renfe sólo tendrá la oportunidad de ver una parte del hallazgo a través de las ventajas que se abrirán, ya que es el propio resto el que corta el paso. ¿Cómo se podrá ver la otra cara del resto arqueológico? Creando un pasillo por debajo de la muralla para que los ciudadanos puedan sortearla, subiendo nuevamente al otro extremo del BIC, donde habrá otra venta abierta para su contemplación.
La construcción de este pasillo, con una altura suficiente para el paso normal de una persona, es factible por la especial configuración que tiene el túnel en esta parte del ramal del ferrocarril urbano. Como ya ocurre en las proximidades del futuro intercambiador de Renfe, en la calle Mendívil, en Callejones del Perchel se aplica la denominada solución Bustinduy, con un túnel en doble nivel. Se da la circunstancia (como se observa en el gráfico superior) de que en el nivel superior del paso soterrado hay un vacío entre los dos tubos, que será aprovechado por los técnicos para introducir el mencionado pasillo.
Lo que resta aún por definir es el punto por el que los malagueños podrán acceder para contemplar los restos, qué coste económico supondrá esta intervención y cuándo será posible. "Habrá que tomar una decisión", admiten los responsables del Metro, que, no obstante, pone el acento en que lo importante es que todo se está dejando listo para que sea posible el contacto visual con la Málaga del siglo XII y sin que ello afecte las circulaciones de los trenes.
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