Álava potencia su patrimonio

9/1/11 .- http://www.elcorreo.com

El impulso del templo gótico fue aprovechado por las salinas de Añana y la muralla medieval; ahora, es el Casco Viejo el que resucita.
La catedral Santa María, a través de su Fundación, que cumple su décimo aniversario, es el motor para recuperar joyas culturales e históricas de la provincia atractivas para el turismo


Declinaba 1999 y el mundo apuraba el año inmerso en la locura ficticia del 'efecto 2000'. Mientras, en un rincón de Vitoria varias personas, entre frotar de manos y golpeteo de pies para combatir el frío reinante, asistían a un hito histórico en la ciudad y la provincia. Claro que por aquel entonces, en una inhóspita catedral vieja, resultaba difícil intuir que el acto por el que se constituía formalmente el patronato de la Fundación Santa María -aunque su arranque oficial no sería hasta el siguiente mes de mayo- revolucionaría un tándem indisociable, ya que patrimonio revalorizado es igual a atractivo turístico.
Nacía una marca, la del templo gótico, y una forma de aunar la investigación, la recuperación arquitectónica y arqueológica y la cultura en todas sus manifestaciones que convertirían a la capital alavesa en el foco de las miradas mundiales y que, lo más importante de todo, ha servido para que los ciudadanos tengan más fe en su propio potencial. La estrategia del 'abierto por obras' representa el éxito de una apuesta que, pese a estar muy pensada y bien trazada, ha sorprendido incluso a algunos de sus responsables quienes tenían del todo claro que se convertiría en el motor para potenciar la puesta en valor del patrimonio existente en Álava. Algo que ha podido apreciarse en el transcurso de estos diez años. Primero fueron la muralla medieval y la recuperación de las salinas de Añana, con una filosofía muy similar a la de la catedral, y ahora es el entorno de ésta, el Casco Viejo, el que se halla inmerso en un proceso de rehabilitación que ayude a integrarlo nuevamente en la ciudad.
Y todo surgió fruto del consenso de sus patronos, la Diputación, el Ayuntamiento y el Obispado, gracias al cual se pudo sacar adelante el Plan Director y su financiación. «Era un proyecto que venía de largo y ese plan fue uno de los grandes valores. Además, por unanimidad se aprobó financiarlo de forma interinstitucional», rememora Avelino Fernández de Quincoces, diputado de Urbanismo por aquel entonces. Una época que recuerda «complicada y bonita», ya que la primera vez que se reabrió la catedral fue el germen del 'abierto por obras'. «Era sólo una función, para darlo a conocer y obtener financiación».
En todo el mundo
Con los políticos por una vez en comunión completa, fue el turno de los expertos de diversas disciplinas. Arquitectos, arqueólogos, ingenieros, geólogos y diseñadores, entre otros, se encargaron de hacer realidad las bases elaboradas previamente, en el lustro comprendido entre 1991 y 1996, cuando se tomó constancia del abandono y desamparo que soportaba la seo.
«Estuvo condimentado con decisiones sensatas, con conocimiento profesional y científico y, especialmente, con mucha pasión», reconoce el catedrático de Arqueología de la UPV, Agustín Azkarate. Para él, la creación de dicha Fundación fue un gran acierto al incorporar «nuevas personas y puntos de vista, concediendo una integralidad que quizá no hubiera conseguido en manos sólo de arquitectos y arquéologos».
Claro que siempre a vista pasada resulta más sencillo calibrar el trabajo realizado. «No éramos conscientes de la evolución de un proyecto que quería recuperar un monumento con problemas graves y que no se conocía bien», confirma el hoy gerente de la Fundación Santa María, Juan Ignacio Lasagabaster. Fueron muchas las intervenciones, desde la mejora del entorno del templo a la restauración de la torre, de las naves, del chapitel, el refuerzo de los muros, de la capilla del Santo Cristo, del pórtico occidental o de la cúpula de la sacristía, entre un largo listado. Y seguido en vivo y en directo por las cerca de 900.000 personas que en esta década han visitado sus instalaciones y han proclamado su excelencia allá donde van, de forma que su filosofía ha sido adaptada, en mayor o menor medida, en lugares como Cádiz, Santiago de Compostela, Sevilla, Valladolid, Gran Canaria o Guadalajara y, pasado el charco, en Cuba, Puerto Rico, Uruguay o Perú. También la rehabilitación de la muralla, igual que el templo, ha recibido el prestigioso galardón Europa Nostra y se ha visto sorprendida con la admiración, desde su apertura hace cuatro años, de casi 89.000 personas.
Verdaderos éxitos que ha sabido 'vender' en gran medida el anterior responsable de la Fundación y hoy gerente de la Agencia de Revitalización del Casco Histórico, Arich, Gonzalo Arroita, que ha importado una fórmula similar para la 'almendra' vitoriana, una asignatura hasta hace tres años pendiente. El objetivo: recuperarlo como la joya que es y la riqueza que representa con sus casas señoriales, sus palacios renacentistas, sus iglesias y torres, sus numerosos escudos y sus rincones con encantos. Empezando por sus edificios más emblemáticos, gran parte de los cuales han experimentado, o están a punto de hacerlo, una puesta a punto.
Sin olvidar lo social
Sólo hay que fijarse en la Casa del Cordón, actual sede de la Fundación Mejora, el palacio Montehermoso con su recuperada sala Ortuño, el museo Bibat, el de Escoriaza Esquível y su futuro ligado a la enología y gastronomía, el palacio Maturana Verástegui, que acogerá el centro de investigación del patrimonio Zain, el de Ruiz de Vergara, sede de las sociedades forales o el de los Guevara, al que todos apuntan como centro de la pelota. Sin olvidarse de las mejoras realizadas en el conjunto monumental de Los Arquillos o la balconada de San Miguel y de calles como Correría, Zapatería, Cuchillería o Pintorería. Y aún hay bienes como la casa armera de los Gobeo, la casa de los Álava-Velasco o el antiguo hospicio que permanecen a la espera de tener un destino claro. «Vitoria debe aprovechar los próximos años al máximo para sacar chispas a sus recursos patrimoniales, medioambientales y culturales. Los tres próximos años serán claves», pronostica Arroita.
Aunque no todos ven esta tarea con tanto optimismo. como Luis Mari Sánchez Íñigo, quien de 1981 a 1992 dirigiera el departamento municipal del centro histórico cuando Jose Ángel Cuerda gobernaba Vitoria. El ex aparejador recuerda cómo ya se alumbraron entonces muchos de los planes de revitalización actuales y el Casco Viejo «llamaba la atención en Europa». Sin embargo, fue perdiendo peso en beneficio del 'boom' de la política de vivienda en la ciudad y el barrio cayó progresivamente de nuevo en el olvido. Por eso, aunque aplaude algunas de las intervenciones puestas en marcha, echa en falta mayor atención a la calidad de vida de sus residentes. «Primero hay que arreglar las casas, luego dotarlo de servicios adecuados y hacer hincapié en el comercio». Sólo así, asegura, se evitará convertir esta joya medieval en un elemento «puramente museístico».

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