Felipe Criado Boado: «En Galicia no conocemos más que una mínima parte del patrimonio»

Felipe Criado Boado: «En Galicia no conocemos más que una mínima parte del patrimonio»

Criado lamenta el éxodo de profesionales cualificados al extranjero

Felipe Criado Boado, director del Instituto de Ciencias del Patrimonio de Santiago (Incipit), acaba de ser nombrado presidente de la Asociación Europea de Arqueólogos, que agrupa a más de 2.500 profesionales de distintos ámbitos de la especialidad. El investigador del CSIC accede al cargo en un momento en el que la arqueología vive una paradoja. Por un lado asiste a una auténtica revolución auspiciada por la incorporación de nuevas tecnologías, que está precipitando los nuevos hallazgos, pero por otro la profesión atraviesa un momento duro a causa de la crisis, que lleva al paro a numerosos profesionales.

-¿A qué retos se enfrenta?

-La institución es muy estable, pero se enfrenta a dos grandes retos. El más teórico es trabajar por la actualización de la actividad arqueológica, adaptar la profesión a las actuales circunstancias de crisis económica, social y cultural que sacuden a Europa y al mundo. El otro reto es más práctico y pasa por reorganizarse para mantener de forma satisfactoria el importante incremento que la asociación está experimentando en los últimos años. Hay muchos arqueólogos de países no europeos que están llamando a las puertas de una asociación que tiene un gran potencial de crecimiento.

-¿En qué les afecta el escenario al que ha aludido?

-Nos afecta en la misma medida que en todos los órdenes de la vida, aunque el estudio del patrimonio tiene problemas específicos. Hay menos dinero para la actividad arqueológica, en muchos países se han diluido los controles que existían para la preservación y el control del patrimonio y se están produciendo cambios en la legislación, que era proteccionista, con la disculpa de poner menos dificultades al desarrollo económico.

-¿Y en qué medida repercute esta situación en la profesión?

-Ha sacudido considerablemente el mercado de trabajo. Hay un 40 % menos de gente trabajando en la profesión que hace unos años. El impacto de la crisis en la actividad arqueológica es dramático. La arqueología es una víctima más de la crisis del ladrillo.

-En la parte positiva, la arqueología está experimentando un gran cambio con la aplicación de las nuevas tecnologías. ¿Puede hablarse de una revolución?

-Claramente se está viviendo ahora una revolución de la arqueología. En los últimos 5 o 10 años se ha registrado un cambio drástico en su forma de hacer y en su metodología, y esto ha sido gracias a los nuevos avances de la investigación científica y técnica.

-¿Cómo cuáles?

-Mediante la aplicación de técnicas no invasivas de teledetección espacial, de imagen multiespectral o de análisis geoespacial, la introducción de la genómica aplicada al estudio del pasado, el Big Data o los modelos estadísticos. En pocos años la arqueología ha cambiado drásticamente.

-Estos avances ya han permitido notables hallazgos. En el caso concreto de Galicia, ¿nos queda aún mucho por descubrir de nuestro patrimonio?

-Sí. No conocemos más que una mínima parte de nuestro pasado. Cuanto más se desarrollen los nuevos sistemas de investigación, más nos daremos cuenta de que teníamos hallazgos delante de nuestra vista que desconocíamos que existían. Un ejemplo es el nuevo Superhenge hallado en Stonehenge. y se ha descubierto en una de las áreas más estudiadas del mundo. Si esto pasa allí, imagínate lo que pasaría aquí en Galicia. Nunca terminaremos de conocer la riqueza del patrimonio arqueológico de nuestro pasado. Y con cada nueva técnica que aplicamos se abre una nueva ventana al pasado.

-Aun así, Galicia tiene un rico patrimonio arqueológico. ¿Lo respetamos lo suficiente?

-No, no hay un respeto suficiente por el patrimonio, ni un reconocimiento del potencial que tenemos ni por parte de amplios sectores del público, ni por parte de las administraciones.

-Volviendo a la crisis, si la situación general es mala, ¿cómo les ha afectado en Galicia?

-En España y en Galicia tenemos un problema importante, que es la pérdida de recursos humanos, de profesionales que formamos aquí y que se nos están yendo al extranjero o al paro.