Hallazgo de las ruinas de una ermita medieval en Raicedo (Arenas de Iguña-Cantabria)

11/6/06 .- El Diario Montanes

El edificio podría haber pertenecido a la histórica Orden de los
Hospitalarios



La huella de la Orden de los Hospitalarios ha vuelto a aparecer en el Valle de Iguña, en plena ruta del románico, muy cerca de la iglesia de San Juan de Raicedo, en el municipio de Arenas de Iguña. Enclavada en un paraje natural que la ha ocultado durante siglos, se han descubierto las ruinas de una ermita románica, edificada en los siglos XI o XII, que podría estar sujeta a los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, como sucede con el templo de Raicedo.

La edificación conserva muros de más de un metro de altura que permiten entrever un espacio de unos 15 metros cuadrados donde se han hallado 43 piezas arquitectónicas cuidadosamente labradas en piedra arenisca que demuestran la riqueza ornamental del edificio original, algunas muy semejantes a las piezas decorativas de capiteles y cornisas de la Colegiata de Santillana del Mar. Y perfectamente conservadas, gracias a la protección de la mucha vegetación que rodea ese recinto.

El consejero de Cultura, Turismo y Deporte, Francisco Javier López Marcano, visitó ayer el lugar, descubierto en plena labor de señalización de uno de los caminos que comunica las iglesias románicas del Valle de Iguña, dentro del proyecto 'Cantabria paso a paso'. De inmediato, los descubridores anunciaron su hallazgo al historiador Miguel Ángel García Guinea y al Servicio de Patrimonio.

En su visita, el titular de Cultura estuvo acompañado por el alcalde, Ramón Morais; el director general de Cultura, Justo Barreda; los descubridores de la ermita, Alberto Alcubilla y Eduardo Álvarez; el director del Museo de Prehistoria de Cantabria, Pedro Fernández Vega, y el arqueólogo, Roberto Ontañón, además del diputado regional Rafael Fernando Pérez Tezanos.

«Hoy es un día feliz para el patrimonio de Cantabria», fue la primera frase de López Marcano, que hicieron suya todos los presentes, ante una ermita románica de «valor histórico y artístico singular».

Y tras comprobar el lugar y los primeros trabajos de investigación, se dio paso a la segunda fase: retirar todas las piezas arquitectónicas catalogadas, «para enviarlas a un lugar donde se puedan limpiar, datar, estudiar y preservar», explicó Marcano.

Junto a ese estudio vendrá otro sobre el terreno, la prospección del lugar en busca de una más que posible necrópolis. Asimismo, las prospecciones en el yacimiento servirán para profundizar en el conocimiento del edificio y su uso histórico.

La última fase consistirá en crear «un aula temática que convierta ese lugar en un punto de interés turístico, cultural y ambiental, y se sume así a la oferta turística y cultural del municipio y de la comarca».

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