San Martín de Espés Bajo, una radiografía de la Edad Media
14/11/10 .- http://www.diariodelaltoaragon.es
Comienza la mejora de la iglesia y los vecinos del núcleo ribagorzano confían en que se continúe la restauración y se amplíe el cementerio
La iglesia de San Martín de Espés Bajo es una obra muy sencilla. No presenta decoraciones ni destaca por su belleza ornamental o por su arquitectura bien trabajada. Sin embargo, los añadidos constructivos que se han sucedido con el paso del tiempo se aprecian con mucha claridad y, pese a todas esas alteraciones, resulta muy llamativo lo fácil que resulta visualizar la fábrica medieval original.
La parroquial se enmarca en el románico rural de la segunda mitad del siglo XII. Posee una nave única, que desemboca en un ábside y que, más allá del habitual semicírculo, se prolonga con un ligero peralte para formar el presbiterio a su misma altura. A sus pies se eleva una torre cuadrada y muy sólida.
Las ventanas de medio punto abocinadas reflejan fielmente que se trata de una construcción del románico, como elemento característico que son de aquel estilo artístico. En el ábside, edificado con toscos sillares, hay una cubierta de horno y, en la nave, una de cañón.
A partir del siglo XVI, según explica el experto en patrimonio aragonés José Luis Acín, se reconstruyó la torre y en la parte inferior se agregó una capilla con esgrafiados barrocos.
En el siglo XVII, se ampliaron las naves. Se incorporaron dos nuevas en la zona de los pies, se encalaron las paredes y se decoraron con unas pinturas barrocas que todavía se aprecian en el ábside.
Obras de consolidación
Hace aproximadamente un mes, el Gobierno aragonés encargó a la empresa Prames una actuación en esta iglesia. Se había hundido parcialmente la cubierta del pórtico y parte de la capilla ubicada en la cara sur.
Las obras se iniciaron hace casi dos semanas, bajo la supervisión de Benjamín Oca. "A esta iglesia le haría falta una restauración completa, porque tiene alguna grieta en el interior, en la parte superior de la bóveda de la nave -considera-. Habría que cambiar toda la cubierta, desmontarla, arreglar los muros y alguna grieta de la torre".
Además, considera que sería muy positivo derruir la sacristía, porque es una construcción posterior a la edificación original que tapa parcialmente el ábside. "Si se quitara, desde la cara este se vería bien la forma de crucero que tenía la iglesia", indica.
"Además -añade José Luis Acín-, el edificio de la sacristía no tiene ningún valor, no es como las capillas que se añadieron posteriormente, que también distorsionan la nave, pero son barrocas y merece la pena conservarlas. La sacristía no aporta nada, todo lo contrario".
Benjamín Oca también apunta que sería muy importante "zunchar la torre" por el interior, "para evitar que las grietas vayan a más", y se refiere también a la cara norte, donde se realizó una prolongación de uralita. "Se trata de un material gracias al cual muchos edificios no se han venido abajo y han podido mantenerse en pie, pero ahora convendría cambiarlo -agrega-. La iglesia se encuentra en un entorno muy bonito y está bien que el Gobierno aragonés no sólo recupere la catedral de Tarazona y el Palacio Arzobispal de Barbastro, sino también las iglesias de estos pueblos pequeños, que forman parte del paisaje del lugar. Yo creo que el Gobierno aragonés está trabajando en esta línea y por ahí debería continuar, para que los pueblos no pierdan su identidad. No hay que olvidar que estos edificios, además de ser de culto, forman parte del patrimonio aragonés".
Primeros arreglos
Las obras que se están acometiendo ahora podrían considerarse las primeras de una serie de actuaciones que podrían efectuarse para consolidar la iglesia y prolongar su vida durante centenares de años. Prames está arreglando las cubiertas y la fachada de la zona sur, pero el Gobierno aragonés ya ha encargado un proyecto para todo el exterior. Ángel, Carmelo y Víctor realizan los trabajos.
"Si se arregla la cubierta y se consolidan bien los muros y la torre, tenemos iglesia para 800 ó 900 años más", asegura Benjamín Oca.
La obra contratada asciende a 31.000 euros. En la cara sur del templo, la cubierta de teja árabe se va a sustituir por losa de piedra, tal y como era la edificación original.
Benjamín Oca estima que la actuación completa del exterior requeriría una inversión de unos 100.000 euros, esto es, las cubiertas, muros y fachadas y derruir la zona de la sacristía.
Una vieja reivindicación
Los vecinos de Espés Bajo están contentos de que por fin se realice la reparación de la cubierta y de la capilla ubicada en la cara sur de la Iglesia de San Martín. Durante el invierno sólo viven de manera fija en el pueblo de seis a ocho personas, pero el alcalde pedáneo, Ramón Rosó, comenta que para ellos es una alegría que se acometan las obras, porque el templo se sigue utilizando para el culto.
El alcalde pedáneo observa que actualmente las celebraciones religiosas se celebran fuera de la iglesia, por temor a que el techo se pueda desplomar. "Hace un par de años tuvimos un par de entierros y tuvimos que hacerlos fuera, porque el cura no se fiaba de las grietas", explica.
"El Ayuntamiento lleva mucho tiempo pidiendo que se arregle la iglesia, pero no había manera de conseguir un duro", explica el edil. Añade que eso había motivado el descontento de los vecinos. "Lo importante ahora es que se arreglen las cubiertas, la bóveda principal, que está agrietada y no se sabe bien qué peligro puede haber. Después, estaría bien quitar la sacristía, que tapa y afea el ábside, y además no tiene mucha utilidad".
Ampliar el cementerio
Los vecinos de Espés Bajo tienen otra reivindicación pendiente como es la ampliación de su cementerio, situado en un pequeño solar que se extiende junto a la iglesia. El camposanto se ha quedado prácticamente sin espacio, hasta el punto de que, cuando hay que proceder a algún enterramiento, es preciso antes levantar alguna tumba antigua.
El alcalde pedáneo, Ramón Rosó, observa que, con ampliar un poco el cementerio, sería suficiente para solucionar el problema. Antes ya se efectuaron ampliaciones y arreglos en los de Abella y Espés Alto, pero las ayudas no terminan de llegar para el de Espés Bajo.
La iglesia de San Martín de Espés Bajo es una obra muy sencilla. No presenta decoraciones ni destaca por su belleza ornamental o por su arquitectura bien trabajada. Sin embargo, los añadidos constructivos que se han sucedido con el paso del tiempo se aprecian con mucha claridad y, pese a todas esas alteraciones, resulta muy llamativo lo fácil que resulta visualizar la fábrica medieval original.
La parroquial se enmarca en el románico rural de la segunda mitad del siglo XII. Posee una nave única, que desemboca en un ábside y que, más allá del habitual semicírculo, se prolonga con un ligero peralte para formar el presbiterio a su misma altura. A sus pies se eleva una torre cuadrada y muy sólida.
Las ventanas de medio punto abocinadas reflejan fielmente que se trata de una construcción del románico, como elemento característico que son de aquel estilo artístico. En el ábside, edificado con toscos sillares, hay una cubierta de horno y, en la nave, una de cañón.
A partir del siglo XVI, según explica el experto en patrimonio aragonés José Luis Acín, se reconstruyó la torre y en la parte inferior se agregó una capilla con esgrafiados barrocos.
En el siglo XVII, se ampliaron las naves. Se incorporaron dos nuevas en la zona de los pies, se encalaron las paredes y se decoraron con unas pinturas barrocas que todavía se aprecian en el ábside.
Obras de consolidación
Hace aproximadamente un mes, el Gobierno aragonés encargó a la empresa Prames una actuación en esta iglesia. Se había hundido parcialmente la cubierta del pórtico y parte de la capilla ubicada en la cara sur.
Las obras se iniciaron hace casi dos semanas, bajo la supervisión de Benjamín Oca. "A esta iglesia le haría falta una restauración completa, porque tiene alguna grieta en el interior, en la parte superior de la bóveda de la nave -considera-. Habría que cambiar toda la cubierta, desmontarla, arreglar los muros y alguna grieta de la torre".
Además, considera que sería muy positivo derruir la sacristía, porque es una construcción posterior a la edificación original que tapa parcialmente el ábside. "Si se quitara, desde la cara este se vería bien la forma de crucero que tenía la iglesia", indica.
"Además -añade José Luis Acín-, el edificio de la sacristía no tiene ningún valor, no es como las capillas que se añadieron posteriormente, que también distorsionan la nave, pero son barrocas y merece la pena conservarlas. La sacristía no aporta nada, todo lo contrario".
Benjamín Oca también apunta que sería muy importante "zunchar la torre" por el interior, "para evitar que las grietas vayan a más", y se refiere también a la cara norte, donde se realizó una prolongación de uralita. "Se trata de un material gracias al cual muchos edificios no se han venido abajo y han podido mantenerse en pie, pero ahora convendría cambiarlo -agrega-. La iglesia se encuentra en un entorno muy bonito y está bien que el Gobierno aragonés no sólo recupere la catedral de Tarazona y el Palacio Arzobispal de Barbastro, sino también las iglesias de estos pueblos pequeños, que forman parte del paisaje del lugar. Yo creo que el Gobierno aragonés está trabajando en esta línea y por ahí debería continuar, para que los pueblos no pierdan su identidad. No hay que olvidar que estos edificios, además de ser de culto, forman parte del patrimonio aragonés".
Primeros arreglos
Las obras que se están acometiendo ahora podrían considerarse las primeras de una serie de actuaciones que podrían efectuarse para consolidar la iglesia y prolongar su vida durante centenares de años. Prames está arreglando las cubiertas y la fachada de la zona sur, pero el Gobierno aragonés ya ha encargado un proyecto para todo el exterior. Ángel, Carmelo y Víctor realizan los trabajos.
"Si se arregla la cubierta y se consolidan bien los muros y la torre, tenemos iglesia para 800 ó 900 años más", asegura Benjamín Oca.
La obra contratada asciende a 31.000 euros. En la cara sur del templo, la cubierta de teja árabe se va a sustituir por losa de piedra, tal y como era la edificación original.
Benjamín Oca estima que la actuación completa del exterior requeriría una inversión de unos 100.000 euros, esto es, las cubiertas, muros y fachadas y derruir la zona de la sacristía.
Una vieja reivindicación
Los vecinos de Espés Bajo están contentos de que por fin se realice la reparación de la cubierta y de la capilla ubicada en la cara sur de la Iglesia de San Martín. Durante el invierno sólo viven de manera fija en el pueblo de seis a ocho personas, pero el alcalde pedáneo, Ramón Rosó, comenta que para ellos es una alegría que se acometan las obras, porque el templo se sigue utilizando para el culto.
El alcalde pedáneo observa que actualmente las celebraciones religiosas se celebran fuera de la iglesia, por temor a que el techo se pueda desplomar. "Hace un par de años tuvimos un par de entierros y tuvimos que hacerlos fuera, porque el cura no se fiaba de las grietas", explica.
"El Ayuntamiento lleva mucho tiempo pidiendo que se arregle la iglesia, pero no había manera de conseguir un duro", explica el edil. Añade que eso había motivado el descontento de los vecinos. "Lo importante ahora es que se arreglen las cubiertas, la bóveda principal, que está agrietada y no se sabe bien qué peligro puede haber. Después, estaría bien quitar la sacristía, que tapa y afea el ábside, y además no tiene mucha utilidad".
Ampliar el cementerio
Los vecinos de Espés Bajo tienen otra reivindicación pendiente como es la ampliación de su cementerio, situado en un pequeño solar que se extiende junto a la iglesia. El camposanto se ha quedado prácticamente sin espacio, hasta el punto de que, cuando hay que proceder a algún enterramiento, es preciso antes levantar alguna tumba antigua.
El alcalde pedáneo, Ramón Rosó, observa que, con ampliar un poco el cementerio, sería suficiente para solucionar el problema. Antes ya se efectuaron ampliaciones y arreglos en los de Abella y Espés Alto, pero las ayudas no terminan de llegar para el de Espés Bajo.
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