Un libro cataloga los restos de cerámica medieval en Cercadilla del siglo VII al XIV (Córdoba)

La autora identifica piezas pertenecientes a 35 familias desde el siglo VII al XIV

Los restos del palacio imperial romano son la tarjeta de presentación del yacimiento arqueológico de Cercadilla, situado a pocos metros de la estación de ferrocarril. Pero pese a la importancia de este edificio, los hallazgos de este importante enclave van mucho más allá de él, tanto en el espacio como sobre todo en el tiempo. La cerámica es la protagonista de muchos de ellos, hasta el punto de que se han localizado muestras de hasta 35 familias distintas, con orígenes y parentesco en muy distintos puntos de la Península Ibérica y el norte de África.
Para dar a conocer su catalogación y estudio, la Consejería de Cultura acaba de publicar un libro titulado «La cerámica medieval de Cercadilla. Tipología, decoración y función», en el que se hace un recorrido por las piezas halladas en este enclave. Su autora es María del Camino Fuertes, directora del yacimiento, que publica un extracto de su propia tesis doctoral, en la que estudia la ocupación medieval de esta zona.
El libro divide los hallazgos en varias fases históricas. La preislámica, entre el siglo VII y los comienzos del VIII, donde comienzan a aparecer modelos distintos de los romanos. Después llegan la fase emiral, hasta mediados del siglo X; la califal, que llega hasta el siglo XI; y la que abarca los siglos XII al XIV. Este abanico temporal tan amplio, con la diferencia entre las distintas culturas que ocupan la zona, hace que los hallazgos sean muy variados y hablen del modo de vida de cada comunidad.
La autora hace un amplio recorrido por todos los restos de este tipo que se han documentado en el yacimiento de Cercadilla, y que se han ido superponiendo unos a otros en distintos estratos. Aunque el número de piezas es muy elevado, se detiene en el análisis de las piezas más significativas y también en las técnicas, desde la terra sigillita, característica primero de los romanos, hasta la cerámica vidriada o la de verde manganeso, pero siempre desde la perspectiva histórica, más que en la consideración artística o en el valor material de cada una de las piezas, para las que la autora confiesa que ha trabajado con un criterio único, fuera cual fuera su valor estético.
Se detiene en la decoración y estudia los usos que tenía, con lo que proporciona una información valiosa para conocer las costumbres de las personas que las utilizaban, ya que muchas de ellas son de actividades domésticas.