La escasez de recursos amenaza la protección del patrimonio en la zona (Galicia)
25/10/10 .- http://www.lavozdegalicia.es
Conjuntos históricos como el de A Miserela o las mámoas de Os Campiños son ejemplos paradigmáticos. A la falta de fondos se suma la inexistencia de espacios suficientes habilitados para la conservación de los restos
Si se pregunta a cualquier político, probablemente defenderá a capa y espada la preservación y puesta en valor de los recursos patrimoniales de esta y cualquier otra comarca. Sin embargo, a la hora de llevar esto a la práctica, resulta que la inversión para preservar yacimientos prehistóricos o restos medievales no es prioritaria, lo que se traduce en falta de recursos para proteger estos bienes. Con este panorama, a nadie debe extrañar que restos importantes, e incluidos incluso en las guías turísticas que hablan de las bondades de la comarca barbanzana, estén a punto de desaparecer entre la maleza que los cubre.
Sin hablar de las decenas de petroglifos esparcidos por toda la comarca dejados de la mano del hombre, hay yacimientos que se encuentran en una situación total de abandono sin que nadie mueva un dedo para revertir la situación. Uno de los casos más notables está en Rianxo. Allí se encuentran las mámoas de Os Campiños, una necrópolis megalítica formada por seis túmulos funerarios.
Después de que la construcción de una pista forestal se llevase por delante parte del yacimiento, en la década de los 80 se llevó a cabo la excavación de uno de los túmulos, que se remontó por completo. Esa fue la última actuación que se desarrolló en la zona y, salvo por el expolio de las losas de la cámara funeraria, poco más se ha sabido de una necrópolis que hoy resulta prácticamente inaccesible e invisible debido a la maleza.
Monasterio
Pero no hace falta remontarse a hace 5.000 años para encontrar ejemplos similares. Sin ir más lejos, en el municipio pobrense está en una situación parecida el convento de A Miserela. Pese a que es de los pocos recursos patrimoniales que se anuncian en las guías turísticas sobre A Pobra, su estado de abandono es absoluto. Echando una mirada alrededor, resulta difícil encontrar vestigios de lo que fue un monasterio franciscano de finales del siglo XIV. La maleza cubre por completo el espacio que debió ocupar el edificio y solo permite adivinar la existencia de un muro y unas escaleras.
Para encontrar esta estructura es necesario abrirse camino entre los hierbajos, y, en medio de la travesía, sobre lo que se supone que serán restos de la estructura, queda a la vista una piedra con una inscripción de 1984, fecha en la que, posiblemente, se realizó la última intervención en este lugar.
Dificultades
Queda claro que con la falta de recursos y de una política encaminada a la recuperación del patrimonio es muy difícil conservar los restos que demuestran la existencia de asentamientos en la comarca hace miles de años, sin embargo, este no es este el único problema. Los restos humanos hallados recientemente en Rianxo dieron pie a un debate sobre el lugar más idóneo para su custodia. Ni que decir tiene que la intención del Concello es que se conserven en la localidad, pero la falta de espacios habilitados para ello supone un obstáculo importante.
Son también diversos los ejemplos de las consecuencias que esta situación acarrea en la comarca. Para empezar, algunos de los hallazgos arqueológicos más importantes, como el casco de oro encontrando en la parroquia rianxeira de Leiro hace unos años, acaban abandonado la comarca rumbo al museo del Castelo de San Antón.
Allí están también hachas y restos de flechas y de cerámica encontrados en las excavaciones de las mámoas de Os Campiños, mientras otros, como una lápida romana hallada en Taragoña, se quedaron en Neixón.
Si se pregunta a cualquier político, probablemente defenderá a capa y espada la preservación y puesta en valor de los recursos patrimoniales de esta y cualquier otra comarca. Sin embargo, a la hora de llevar esto a la práctica, resulta que la inversión para preservar yacimientos prehistóricos o restos medievales no es prioritaria, lo que se traduce en falta de recursos para proteger estos bienes. Con este panorama, a nadie debe extrañar que restos importantes, e incluidos incluso en las guías turísticas que hablan de las bondades de la comarca barbanzana, estén a punto de desaparecer entre la maleza que los cubre.
Sin hablar de las decenas de petroglifos esparcidos por toda la comarca dejados de la mano del hombre, hay yacimientos que se encuentran en una situación total de abandono sin que nadie mueva un dedo para revertir la situación. Uno de los casos más notables está en Rianxo. Allí se encuentran las mámoas de Os Campiños, una necrópolis megalítica formada por seis túmulos funerarios.
Después de que la construcción de una pista forestal se llevase por delante parte del yacimiento, en la década de los 80 se llevó a cabo la excavación de uno de los túmulos, que se remontó por completo. Esa fue la última actuación que se desarrolló en la zona y, salvo por el expolio de las losas de la cámara funeraria, poco más se ha sabido de una necrópolis que hoy resulta prácticamente inaccesible e invisible debido a la maleza.
Monasterio
Pero no hace falta remontarse a hace 5.000 años para encontrar ejemplos similares. Sin ir más lejos, en el municipio pobrense está en una situación parecida el convento de A Miserela. Pese a que es de los pocos recursos patrimoniales que se anuncian en las guías turísticas sobre A Pobra, su estado de abandono es absoluto. Echando una mirada alrededor, resulta difícil encontrar vestigios de lo que fue un monasterio franciscano de finales del siglo XIV. La maleza cubre por completo el espacio que debió ocupar el edificio y solo permite adivinar la existencia de un muro y unas escaleras.
Para encontrar esta estructura es necesario abrirse camino entre los hierbajos, y, en medio de la travesía, sobre lo que se supone que serán restos de la estructura, queda a la vista una piedra con una inscripción de 1984, fecha en la que, posiblemente, se realizó la última intervención en este lugar.
Dificultades
Queda claro que con la falta de recursos y de una política encaminada a la recuperación del patrimonio es muy difícil conservar los restos que demuestran la existencia de asentamientos en la comarca hace miles de años, sin embargo, este no es este el único problema. Los restos humanos hallados recientemente en Rianxo dieron pie a un debate sobre el lugar más idóneo para su custodia. Ni que decir tiene que la intención del Concello es que se conserven en la localidad, pero la falta de espacios habilitados para ello supone un obstáculo importante.
Son también diversos los ejemplos de las consecuencias que esta situación acarrea en la comarca. Para empezar, algunos de los hallazgos arqueológicos más importantes, como el casco de oro encontrando en la parroquia rianxeira de Leiro hace unos años, acaban abandonado la comarca rumbo al museo del Castelo de San Antón.
Allí están también hachas y restos de flechas y de cerámica encontrados en las excavaciones de las mámoas de Os Campiños, mientras otros, como una lápida romana hallada en Taragoña, se quedaron en Neixón.
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