El castillo de Cabezo de Torres (Murcia)
9/10/10 .- http://www.laopiniondemurcia.es
El castillo de Cabezo de Torres se puede incluir en un conjunto de fortificaciones andalusíes que presentan como dominador común su planta cuadrada
El castillo de Cabezo de Torres forma parte del conjunto histórico-monumental que se extiende sobre el mapa de Este a Oeste, formando una media luna de aproximadamente un kilómetro y medio, en cuyo extremo oriental se alza el castillo de Monteagudo, a continuación se encuentra el Castillejo, le sigue el castillo de Larache y en el extremo occidental, la citada construcción de Cabezo de Torres.
Los restos del castillo de Cabezo de Torres se encuentran sobre un cerro, densamente poblado en la actualidad, de forma alargada, de cima aplanada y unos 59 metros de altitud, que se eleva sobre el terreno circundante entre 20 y 25 metros. Sin embargo, esta escasa diferencia de altura resulta suficiente para proporcionarle un cierto control del entorno y conectar visualmente con las fortificaciones vecinas y la propia ciudad de Murcia.
La mayor parte de las estructuras han sido destruidas o reutilizadas en la construcción de las viviendas actuales. Toda la zona se encuentra cubierta por piteras y palas, lo que añade aún más dificultad a la hora de realizar un estudio sobre los restos conservados. Se trata de un edificio de planta cuadrada, de unos 40 metros de lado. En sus ángulos aparecen cuatro torreones inscritos en el cuadrado de la planta. En el lado norte, un muro paralelo al exterior conforma una estrecha crujía. Es imposible decir más de la planta interior de la fortaleza, puesto que se encuentra colmada de tierra y escombros.
A unos 20 metros en dirección norte se conservan los restos de un torreón cuadrangular aislado cuya finalidad es dudosa y que en nuestra localidad se le conoce con el nombre de ´turrión´. Mediante la observación de las fotografías aéreas efectuadas durante el vuelo de Julio Ruiz de Alda en el año 1927, cuando aún la parte superior del cerro no había sido urbanizada, se aprecia la existencia de un muro que, partiendo del recinto cuadrangular, se prolonga en dirección norte abarcando todo el espacio estrecho y alargado que conforma la cima de la colina. El torreón aislado parece formar parte de esta línea de defensa. Resulta difícil establecer la finalidad de esta fortaleza. En un principio, la existencia de torreones, la misma altura del cerro, y su relativo alejamiento del castillo de Monteagudo, induce a pensar que se trata de una construcción de carácter militar.
El castillo de Cabezo de Torres se puede incluir en un conjunto de fortificaciones andalusíes que presentan como dominador común su planta cuadrada y cuyos precedentes más claros son los castillos omeyas existentes en el desierto de la zona sirio-palestina. A este conjunto pertenecen el Alcázar de Toledo, la Alcazaba de Mérida y la Alfarería de Zaragoza, la mayoría de ellos construidos en época omeya y seguramente por orden real.
El principal aspecto que evidencia el carácter musulmán de la fortificación, lo encontramos en las técnicas constructivas propias de los alarifes musulmanes de al-Andalus, que construyeron sus murallas con sólidos lienzos de tapial de argamasa, tanto en la edificaciones de fortificaciones urbanas como rurales.
El tapial se caracteriza por su color rojizo y es un material que se hace más duro con el paso del tiempo, como el cemento. Los muros de tapial están jalonados con torres rectangulares de poco saliente y situadas muy próximas entre sí, actuando como verdaderos contrafuertes. Su planta procura adaptarse a la topografía del terreno.
En nuestra Región, y más concretamente en torno a la ciudad de Murcia, encontramos varios ejemplos más de construcciones semejantes a la que nos ocupa, como el castillo de la Asomada en el Puerto de la Cadena, que son los únicos conocidos en la Península. Todos ellos ofrecen enormes similitudes materiales entre sí, las cuales, en buena lógica, deberían reflejar también una misma realidad funcional.
Actualmente las ruinas del castillo de Cabezo de Torres están bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
El castillo de Cabezo de Torres forma parte del conjunto histórico-monumental que se extiende sobre el mapa de Este a Oeste, formando una media luna de aproximadamente un kilómetro y medio, en cuyo extremo oriental se alza el castillo de Monteagudo, a continuación se encuentra el Castillejo, le sigue el castillo de Larache y en el extremo occidental, la citada construcción de Cabezo de Torres.
Los restos del castillo de Cabezo de Torres se encuentran sobre un cerro, densamente poblado en la actualidad, de forma alargada, de cima aplanada y unos 59 metros de altitud, que se eleva sobre el terreno circundante entre 20 y 25 metros. Sin embargo, esta escasa diferencia de altura resulta suficiente para proporcionarle un cierto control del entorno y conectar visualmente con las fortificaciones vecinas y la propia ciudad de Murcia.
La mayor parte de las estructuras han sido destruidas o reutilizadas en la construcción de las viviendas actuales. Toda la zona se encuentra cubierta por piteras y palas, lo que añade aún más dificultad a la hora de realizar un estudio sobre los restos conservados. Se trata de un edificio de planta cuadrada, de unos 40 metros de lado. En sus ángulos aparecen cuatro torreones inscritos en el cuadrado de la planta. En el lado norte, un muro paralelo al exterior conforma una estrecha crujía. Es imposible decir más de la planta interior de la fortaleza, puesto que se encuentra colmada de tierra y escombros.
A unos 20 metros en dirección norte se conservan los restos de un torreón cuadrangular aislado cuya finalidad es dudosa y que en nuestra localidad se le conoce con el nombre de ´turrión´. Mediante la observación de las fotografías aéreas efectuadas durante el vuelo de Julio Ruiz de Alda en el año 1927, cuando aún la parte superior del cerro no había sido urbanizada, se aprecia la existencia de un muro que, partiendo del recinto cuadrangular, se prolonga en dirección norte abarcando todo el espacio estrecho y alargado que conforma la cima de la colina. El torreón aislado parece formar parte de esta línea de defensa. Resulta difícil establecer la finalidad de esta fortaleza. En un principio, la existencia de torreones, la misma altura del cerro, y su relativo alejamiento del castillo de Monteagudo, induce a pensar que se trata de una construcción de carácter militar.
El castillo de Cabezo de Torres se puede incluir en un conjunto de fortificaciones andalusíes que presentan como dominador común su planta cuadrada y cuyos precedentes más claros son los castillos omeyas existentes en el desierto de la zona sirio-palestina. A este conjunto pertenecen el Alcázar de Toledo, la Alcazaba de Mérida y la Alfarería de Zaragoza, la mayoría de ellos construidos en época omeya y seguramente por orden real.
El principal aspecto que evidencia el carácter musulmán de la fortificación, lo encontramos en las técnicas constructivas propias de los alarifes musulmanes de al-Andalus, que construyeron sus murallas con sólidos lienzos de tapial de argamasa, tanto en la edificaciones de fortificaciones urbanas como rurales.
El tapial se caracteriza por su color rojizo y es un material que se hace más duro con el paso del tiempo, como el cemento. Los muros de tapial están jalonados con torres rectangulares de poco saliente y situadas muy próximas entre sí, actuando como verdaderos contrafuertes. Su planta procura adaptarse a la topografía del terreno.
En nuestra Región, y más concretamente en torno a la ciudad de Murcia, encontramos varios ejemplos más de construcciones semejantes a la que nos ocupa, como el castillo de la Asomada en el Puerto de la Cadena, que son los únicos conocidos en la Península. Todos ellos ofrecen enormes similitudes materiales entre sí, las cuales, en buena lógica, deberían reflejar también una misma realidad funcional.
Actualmente las ruinas del castillo de Cabezo de Torres están bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
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