Alarcos, tras íberos y almohades

5/7/10 .- http://www.latribunadeciudadreal.net

El director del parque Arqueológico, Antonio de Juan, detalla los objetivos científicos de la campaña de verano que se centran en la avenida del poblado de la edad antigua y el periodo de ocupación islámica anterior a Las Navas

El yacimiento arqueológico de Alarcos está ya inmerso en la vorágine de trabajo y movimientos de tierra típica de todos los veranos. El buen tiempo permite sacar a la luz nuevos elementos arquitectónicos y permite hallazgos sobre los que los historiadores trabajarán en los meses posteriores.
Pero este no es un trabajo hecho al azar, aunque no se vea, las excavaciones se orientan a obtener la información que falta, a dar continuidad a lo descubierto y a que cada interrogante que se cierre de lugar a nuevas preguntas.
El director del parque arqueológico de Alarcos-Calatrava, Antonio de Juan, explicó a La Tribuna que los objetivos de excavación de esta campaña se centran específicamente en la zona de la gran vía ibérica que une el santuario hallado junto a la muralla medieval y la zona de viviendas situadas junto al arranque de la rampa que conduce a la ermita; así como en la zona de la fortaleza que los almohades de comienzo del siglo XIII convirtieron en su área residencial y el pequeño cementerio que construyeron en la zona entre el castillo y la actual ermita.

A largo plazo. De Juan recuerda que en Alarcos-Calatrava se trabaja «con objetivos a muy largo plazo», debido a su amplitud y la cantidad de tierra a remover pero es el momento de que esos planes se vayan concretando. En este sentido destacó la importancia de la zona que se quiere liberar en el área ibérica. La calzada cuyo trazado se intenta descubrir por completo este verano es a su juicio una vía importante, «que deberíamos llamar ya avenida», a juzgar por lo ya revelado en sus extremos. Al mismo tiempo, el director del complejo arqueológico anuncia que ya se está empezando a trabajar en las viviendas que flanquean la que muy probablemente ser la arteria principal del poblado. En este sentido, augura: «Ahora llegan los resultados más vistosos».
En cuanto a la época medieval, De Juan recuerda los grandes hallazgos que ya ha brindado, como la fosa de los despojos de la batalla de Alarcos, clave para entender el armamento medieval en toda la península; la flauta de hueso que se ha convertido en uno de los símbolos del yacimiento; o el taller de moneda falsa del siglo XIV, que ha dado a Alarcos el protagonismo en el ámbito de la numismática.
La investigación sobre el siglo XIV va a continuar con el objetivo de dar paso a un nuevo estrato el de la época de ocupación almohade, entre 1195-1212, entre la derrota castellana en Alarcos y la victoria de los reinos cristianos en las Navas de Tolosa. De Juan explica que los ocupantes tuvieron la suerte de conquistar una plaza en construcción (la muralla de la ciudad estaba incompleta), los que les permitió disponer de material abundante para modificar el castillo según sus conceptos de castramentación y edificar viviendas en el interior.
«Así, construyeron un barrio aislado, una especie de cuartel, aunque no me guste la palabra, donde vivieron las tropas con sus familias», es de esperar que en la excavación de esta zona aparezca información sobre la vida cotidiana de estas personas.

El cementerio. Otra fuente de información importante sobre las costumbres, la alimentación y los motivos de muerte de los habitantes de la fortaleza en su etapa almohade puede aflorar en el cementerio musulmán situado junto al camino de acceso entre la ermita y el castillo.
De Juan precisa que la disposición de los enterramientos es típicamente islámica, en su orientación al suroeste y en su tipología que se divide entre unas tumbas en forma de prisma, denominada maqabrilla y que se supone que debían estar recubiertas de un enfoscado le daban un perfil piramidal, y otras más sencillas con una señal a los pies y otra a la cabecera. Sin embargo, las tumbas que hasta ahora se han descubierto permanecen intactas.
Pero las excavaciones no son el único objetivo científico de un yacimiento, que también tiene que contribuir a la formación de nuevas generaciones de arqueólogos e historiadores. Así, en entre los días 12 y 24 de julio se desarrollará un curso de verano de Arqueología Medieval en colaboración con la Universidad de Castilla-La Mancha.

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