Restos árabes se integran en una tienda de la Plaza de las Flores

El hallazgo se produjo en el año 2002 cuando comenzaron las obras de demolición del edificio que alberga el establecimiento


Andrés Olivares ha trabajado durante 44 años sobre los restos arqueológicos de una tenería árabe y no lo sabía. El establecimiento de decoración y artículos de regalo que regenta, situado en la Plaza de las Flores, posee bajo sus cimientos ruinas con más de diez siglos de antigüedad. Con la demolición del edificio en 2002 se encontró este yacimiento que a partir de ahora es visible al público. Se trata de una tenería árabe del siglo XI, lugar donde se curtían y se teñían las telas en la antigua al-Andalus.
"Es como a quien le toca la lotería", afirma ilusionado Andrés Olivares dueño de esta tienda donde a la vez que se compra se puede disfrutar de restos árabes. "Los arqueólogos que realizaron las excavaciones me comentaron que antes de investigar tenían indicios de que podrían encontrar una tenería árabe", indicó Olivares.

Las ruinas situadas a dos metros y medio de profundidad están iluminadas. Asimismo, para acondicionarlas se han instalado unas bombas de ventilación y un desagüe. "Las obras de inspección arqueológica retrasaron la reconstrucción del edificio en 11 meses", declara Olivares. Pero a pesar de la tardanza, el propietario mantiene que está "encantado" con los hallazgos. "Los arqueólogos encontraron otros restos sin importancia. Los que se encuentran en la tienda se han conservado por su especial trascendencia", añade el dueño Andrés Olivares.

En pleno corazón de la ciudad entre cojines, mesas, lámparas y todo tipo de artículos de regalo se pueden ver las partes que formaban esta tenería árabe. La convivencia entre la arqueología y la decoración está protegida por una superficie de 15 metros cuadrados de cristal, sobre la que pueden caminar los clientes del local para observar más de cerca el yacimiento.

La felicidad es doble para Andrés Olivares. "He tenido suerte hasta en la ubicación de los restos ya que no ha afectado para nada al proyecto de la obra, si las ruinas hubieran estado en otro sitio habríamos tenido que cambiarlo", afirma el propietario del establecimiento. Su tienda ha empezado a formar parte de la historia de Málaga. "Tengo ahora una pequeña parte de la memoria de mi ciudad para que la disfrutemos los trabajadores de este local y todos los malagueños", concluye Olivares.