Los derrumbes de la muralla de Niebla obligan a afrontar una nueva restauración
11/1/10 .- http://www.huelvainformacion.es
El Ayuntamiento y la Junta actuarán sobre un área de 60 metros donde se invertirán 214.741 euros · El diagnóstico del recinto alerta sobre la carencia de mantenimientoLas restauraciones aprobadas desde 1957 han pasado de largo por la zona oriental
La World Monuments Fund (WMF) es una organización con sede en Nueva York que cada dos años elabora una denominada lista negra de aquellos monumentos arquitectónicos que corren el peligro de perder su encanto. En la última lisa del 2010 hasta 93 obras erigidas por el hombre tienen el dudoso privilegio de estar catalogadas bajo la etiqueta de 'en peligro de extinción', bien por el deterioro que sufren, bien por conflictos políticos, falta de restauración o presión urbanística.
La lista que elabora esta organización, fundada en 1965, abarca a todo el mundo, si bien de centrarse en la provincia de Huelva a buen seguro que las murallas de Niebla liderarían la lista debido al estado de algunas zonas que han comenzado a perder sus paños y, sobre todo, al estado que presenta el ala Este.
De momento y tras un largo y denso desencuentro institucional entre el Ayuntamiento (PA) y la Junta de Andalucía, la Consejería de Cultura ha dado luz verde a las obras de consolidación de la muralla en los tramos que discurren entre las torres 10 y 11, actuación que contará con un presupuesto de 214.741 euros.
El concejal de Cultura y Medio Ambiente, Félix Castillo, señaló que el inicio de la restauración será inminente, por lo que en la actualidad únicamente se encuentran a expensas de que la "empresa adjudicataria abone la licencia de obras". A pesar de todo, el edil andalucista ha lamentado "la tardanza de la Junta de Andalucía por dejar transcurrir ocho meses desde que el 15 de diciembre se notificó la caída de los paños hasta que tuvimos una primera contestación, mientras que posteriormente se nos remitió un proyecto que no se encontraba visado por el Colegio de Arquitectos".
Una vez resueltos todos los pormenores burocráticos, la empresa adjudicataria de la restauración trabajará sobre un área de 60,70 metros de largo, 7,80 de alto y 2,40 metros de espesor. Además de éste área el estudio preliminar del arquitecto Manuel López, constata que la torre 10 presenta algunos problemas en sus paredes a pesar de la restauración a la que se vio sometida en 1974.
Resulta sorprendente que la torre 11, que no fue objeto de actuación, se encuentre prácticamente intacta. Un hecho que le permite "conservar gran parte de sus características originales, la traza de la azotea, el peto e incluso otros detalles como restos de vestimentos originales, así como las cintas de mortero de cal que revestían finalmente las juntas imitando grandes sillares".
La inspección técnica del desprendimiento también ha delatado "una falta de protección adecuada en el adarve con la consiguiente filtración de agua en la interfase entre paredes; ausencia total de elementos de anclaje o llaves entre el núcleo y el tapial nuevo. Por suerte, los desplomes han sido limpios, lo que ha contribuido a que sólo se viera afectado el revestimiento superficial, conservándose totalmente el núcleo.
Aun así la fase de estudio considera que la intervención de la que fue objeto en 1982 "no resolvió del todo bien el problema de adherencia y anclaje entre las dos paredes".
El diagnóstico concluye que la carencia de mantenimiento también representa un notable hándicap, e incluso se apuntó a la necesidad de eliminar el arbolado y arbustos que presenta la zona, ya que a consecuencia del aporte de riego y su proximidad a los muros crean problemas de humedad.
En otra de las zonas también se ha detectado que los anclajes usados aún permanecen totalmente oxidados en la pared, al no utilizarse protección contra la corrosión, lo que según el criterio del arquitecto "podría explicar su oxidación tras 34 años de servicio".
La técnica reconstructiva de los paños será fiel al modelo original de tabiyya, impuesto por los árabes y extendida por todo el ámbito mediterráneo desde la antigüedad, con especial preponderancia en la península Ibérica y el norte de África.
La restauración comprenderá un respeto a este modelo mediante el amasado de un conglomerado de áridos de tierras seleccionadas y cal hasta conseguir lo que en países como Portugal se denomina "tapia militar". Dicha masa se humedece con agua, vertiéndose a posteriori sobre encofrados de madera llamados tapiales, donde se compacta de forma manual o mecánica mediante pistones. Terminado un paño se desencofra de inmediato y los tapiales se colocan a continuación para continuar el resto de paño.
Al objeto de perpetuar el color y la fisonomía los técnicos han realizado diversos ensayos para discernir la mezcla exacta en los tapiales, para lo cual se ha extraído masa de la Puerta de Sevilla, la cual arroja "una composición de 13% de gravilla, un 72% de arena fina y un 15 de finos en los que se incluye la cal añadida".
En Niebla esta técnica se pretende optimizar con refuerzos en la base y esquinales con fábrica de sillería de piedra caliza.
La Puerta del Embarcadero de las murallas de Niebla, situada en la zona más oriental del histórico complejo arquitectónico, ha representado siempre la denominada cara oculta del monumento almohade. Todo ello a pesar de ser en antaño una de las zonas más importantes en términos de estrategia militar, sobre todo durante la época en la que el río Tinto era navegable. Para más inri esta zona presenta el acceso más angosto y quizás por ello sea el sitio al que menos atención se le ha prestado por parte de las administraciones, al ser igualmente el menos transitada.
Las distintas restauraciones a las que desde 1957 se ha visto sometido el monumento, (esta tampoco será una novedad) no han afectado a dicha área que, según los propios técnicos, presenta "un grave deterioro".
La propia Puerta del Embarcadero, en el corazón del ala oriental, se encuentra en ruinas. Así de contundente se muestra en su análisis el arquitecto Manuel López Vicente, quien firma el informe que precede al proyecto técnico de actuación: un dossier en el que se diagnostican la salud de las murallas.
Lo que sí se ha corregido es la peatonalización y asfaltado de la zona para permitir su visita. Esta deuda histórica ha sido resuelta con las denominadas obras de recuperación social y paisajística del tramo que discurre en paralelo al cauce del Tinto. El proyecto ha contado con un presupuesto de 800.000 euros, sufragados en un 75% por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, mientras que el 25% restante corrió a cargo del Ayuntamiento del municipio y la Diputación Provincial.
Gracias a esta actuación el perímetro exterior del monumento iliplense puede ser recorrido enteramente a pie, al conectarse por fin el puente romano con la zona sur de la Torre del Oro. Todo este trazado discurre a través de una pasarela de 1,50 metros que se amplía en las zonas de descanso y está provista de miradores. La pasarela dispone de una separación de la muralla de tres o cuatro metros con el fin de garantizar su protección.
La World Monuments Fund (WMF) es una organización con sede en Nueva York que cada dos años elabora una denominada lista negra de aquellos monumentos arquitectónicos que corren el peligro de perder su encanto. En la última lisa del 2010 hasta 93 obras erigidas por el hombre tienen el dudoso privilegio de estar catalogadas bajo la etiqueta de 'en peligro de extinción', bien por el deterioro que sufren, bien por conflictos políticos, falta de restauración o presión urbanística.
La lista que elabora esta organización, fundada en 1965, abarca a todo el mundo, si bien de centrarse en la provincia de Huelva a buen seguro que las murallas de Niebla liderarían la lista debido al estado de algunas zonas que han comenzado a perder sus paños y, sobre todo, al estado que presenta el ala Este.
De momento y tras un largo y denso desencuentro institucional entre el Ayuntamiento (PA) y la Junta de Andalucía, la Consejería de Cultura ha dado luz verde a las obras de consolidación de la muralla en los tramos que discurren entre las torres 10 y 11, actuación que contará con un presupuesto de 214.741 euros.
El concejal de Cultura y Medio Ambiente, Félix Castillo, señaló que el inicio de la restauración será inminente, por lo que en la actualidad únicamente se encuentran a expensas de que la "empresa adjudicataria abone la licencia de obras". A pesar de todo, el edil andalucista ha lamentado "la tardanza de la Junta de Andalucía por dejar transcurrir ocho meses desde que el 15 de diciembre se notificó la caída de los paños hasta que tuvimos una primera contestación, mientras que posteriormente se nos remitió un proyecto que no se encontraba visado por el Colegio de Arquitectos".
Una vez resueltos todos los pormenores burocráticos, la empresa adjudicataria de la restauración trabajará sobre un área de 60,70 metros de largo, 7,80 de alto y 2,40 metros de espesor. Además de éste área el estudio preliminar del arquitecto Manuel López, constata que la torre 10 presenta algunos problemas en sus paredes a pesar de la restauración a la que se vio sometida en 1974.
Resulta sorprendente que la torre 11, que no fue objeto de actuación, se encuentre prácticamente intacta. Un hecho que le permite "conservar gran parte de sus características originales, la traza de la azotea, el peto e incluso otros detalles como restos de vestimentos originales, así como las cintas de mortero de cal que revestían finalmente las juntas imitando grandes sillares".
La inspección técnica del desprendimiento también ha delatado "una falta de protección adecuada en el adarve con la consiguiente filtración de agua en la interfase entre paredes; ausencia total de elementos de anclaje o llaves entre el núcleo y el tapial nuevo. Por suerte, los desplomes han sido limpios, lo que ha contribuido a que sólo se viera afectado el revestimiento superficial, conservándose totalmente el núcleo.
Aun así la fase de estudio considera que la intervención de la que fue objeto en 1982 "no resolvió del todo bien el problema de adherencia y anclaje entre las dos paredes".
El diagnóstico concluye que la carencia de mantenimiento también representa un notable hándicap, e incluso se apuntó a la necesidad de eliminar el arbolado y arbustos que presenta la zona, ya que a consecuencia del aporte de riego y su proximidad a los muros crean problemas de humedad.
En otra de las zonas también se ha detectado que los anclajes usados aún permanecen totalmente oxidados en la pared, al no utilizarse protección contra la corrosión, lo que según el criterio del arquitecto "podría explicar su oxidación tras 34 años de servicio".
La técnica reconstructiva de los paños será fiel al modelo original de tabiyya, impuesto por los árabes y extendida por todo el ámbito mediterráneo desde la antigüedad, con especial preponderancia en la península Ibérica y el norte de África.
La restauración comprenderá un respeto a este modelo mediante el amasado de un conglomerado de áridos de tierras seleccionadas y cal hasta conseguir lo que en países como Portugal se denomina "tapia militar". Dicha masa se humedece con agua, vertiéndose a posteriori sobre encofrados de madera llamados tapiales, donde se compacta de forma manual o mecánica mediante pistones. Terminado un paño se desencofra de inmediato y los tapiales se colocan a continuación para continuar el resto de paño.
Al objeto de perpetuar el color y la fisonomía los técnicos han realizado diversos ensayos para discernir la mezcla exacta en los tapiales, para lo cual se ha extraído masa de la Puerta de Sevilla, la cual arroja "una composición de 13% de gravilla, un 72% de arena fina y un 15 de finos en los que se incluye la cal añadida".
En Niebla esta técnica se pretende optimizar con refuerzos en la base y esquinales con fábrica de sillería de piedra caliza.
La Puerta del Embarcadero de las murallas de Niebla, situada en la zona más oriental del histórico complejo arquitectónico, ha representado siempre la denominada cara oculta del monumento almohade. Todo ello a pesar de ser en antaño una de las zonas más importantes en términos de estrategia militar, sobre todo durante la época en la que el río Tinto era navegable. Para más inri esta zona presenta el acceso más angosto y quizás por ello sea el sitio al que menos atención se le ha prestado por parte de las administraciones, al ser igualmente el menos transitada.
Las distintas restauraciones a las que desde 1957 se ha visto sometido el monumento, (esta tampoco será una novedad) no han afectado a dicha área que, según los propios técnicos, presenta "un grave deterioro".
La propia Puerta del Embarcadero, en el corazón del ala oriental, se encuentra en ruinas. Así de contundente se muestra en su análisis el arquitecto Manuel López Vicente, quien firma el informe que precede al proyecto técnico de actuación: un dossier en el que se diagnostican la salud de las murallas.
Lo que sí se ha corregido es la peatonalización y asfaltado de la zona para permitir su visita. Esta deuda histórica ha sido resuelta con las denominadas obras de recuperación social y paisajística del tramo que discurre en paralelo al cauce del Tinto. El proyecto ha contado con un presupuesto de 800.000 euros, sufragados en un 75% por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, mientras que el 25% restante corrió a cargo del Ayuntamiento del municipio y la Diputación Provincial.
Gracias a esta actuación el perímetro exterior del monumento iliplense puede ser recorrido enteramente a pie, al conectarse por fin el puente romano con la zona sur de la Torre del Oro. Todo este trazado discurre a través de una pasarela de 1,50 metros que se amplía en las zonas de descanso y está provista de miradores. La pasarela dispone de una separación de la muralla de tres o cuatro metros con el fin de garantizar su protección.
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