Un «puzle» en zona protegida

Desde que hace algo más de una década la zona arqueológica de Durango recibiera la protección de Bien Cultural Calificado, con la categoría de Conjunto Monumental, han sido muchos los vestigios descubiertos que han ayudado a completar lo que Belén Bengoetxea califica como «el puzle histórico» de la villa. Esta declaración obliga a realizar una intervención arqueológica cada vez que ejecuta una obra que afecta al subsuelo del casco histórico.
Pese al contratiempo que esta medida representa para muchos promotores, la medida tuvo efectos inmediatos. En solares de tres calles del Casco Viejo -Kalebarria, Komentu kale y Barrenkale- se localizaron restos del perímetro este y oeste de la muralla medieval de Durango y el análisis del subsuelo de la Torre de Lariz también arrojó datos esclarecedores.
En concreto, las muestras enviadas a un laboratorio de Miami confirmaron que una viga del edificio databa de 1240, algo más de medio siglo antes de la fundación estimada de la villa. Este descubrimiento hace pensar a Bengoetxea que existía en ese lugar una aldea anterior. «Durango no se funda de la nada y es probable que ese territorio estuviera ocupado por una aldea de menor entidad», apunta la arqueóloga.
Los restos localizados en la plaza de Santa Ana también pueden ayudar a establecer una «cronología absoluta» de ese entorno. «Hasta ahora sólo habíamos podido excavar bajo edificios y no teníamos ni idea de cómo se sellaba la muralla al norte y al sur, justo en los puntos donde se ubican las iglesias de Durango, así que los datos pueden resultar muy interesantes», confía.