Los arqueólogos iniciaron ayer la tercera campaña de trabajo en el Peñón de Raíces

El equipo trabajará tanto en la vertiente científica como en la habilitacióndel yacimiento confines turísticos

La tercera campaña es la más ambiciosa. En la primera, el equipo sacó a la luz lo que en su día fueron los cimientos del Castillo de Gauzón, una fortificación que dominaba el mar y la franja costera de Castrillón desde su privilegiada ubicación, el Peñón de Raíces.
En la segunda, los arqueólogos, dirigidos por Iván Muñiz y Alejandro García, centraron sus esfuerzos en la recuperación de restos de materiales de uso diario, desde piezas de cerámica hasta armas o instrumentos de pesca, y sobre todo, en datarlos. Las conclusiones fueron sorprendentes. El Castillo de Gauzón data del siglo VII, antes de lo que se considera el embrión del Reino Astur, la Batalla de Covadonga, en el año 722 (siglo VIII).
La tercera campaña comenzó ayer, y tiene dos vertientes. La científica y la turística. «Queremos excavar lo máximo posible, sobre todo en el espacio superior, de tal manera que podamos dar los primeros pasos de la restauración y de la musealización», explica Iván Muñiz. Si bien los resultados desde un punto de vista científico han superado las expectativas, «arrojándonos muchas luces sobre un período muy antiguo y bastante poco conocido de la historia de Asturias, la inversión no estaría justificada sin un proyecto que convierta la zona en un espacio visitable», argumenta el arqueólogo.
Los pilares son el centro de interpretación, ya construido en Raíces Viejo, y el yacimiento en sí. En el primero, los visitantes recibirán información sobre el castillo y su entorno, el físico, el social y el temporal. Y de ahí, al yacimiento. «Antes tenemos que consolidar las estructuras, para que no se degraden, y recrearlas en altura», explica Iván Muñiz. Lógicamente, sin pasarse. «Hay unos porcentajes establecidos. Se trata de hacer una pequeña recreación de lo que allí hubo, lo justo para que los visitantes puedan apreciar la planta de las edificaciones», matiza.
El Castillo de Gauzón ocupaba una superficie de unos 4.000 metros cuadrados. «Era un asentamiento fortificado muy bien construido». Lejos de lo que pudiera pensarse, «no actuaba tanto como elemento de defensa como de control del espacio. Era un emblema de poder, construido por una clase social para demostrar su dominio sobre el territorio», concluye Iván Muñiz.