La Alhambra alberga menos poesía y versos del Corán de lo que se creía
4/4/09 .- http://www.google.com/hostednews
Las paredes del palacio de la Alhambra de Granada albergan menos poesía y versos del Corán de lo esperado, según un estudio que catalogará por primera vez las más de 10.000 inscripciones en árabe esculpidas en uno de los monumentos más emblemáticos del mundo árabe.
"Había una idea equivocada entre la gente, muy extendida, y es que la Alhambra estaba llena de frases del Corán y de versos, y esto no es así", explica a la AFP Juan Castilla, investigador que dirige este trabajo de catalogación de las más de 10.000 inscripciones árabes de la Alhambra.
Entre ambas "no alcanzan ni el 10% de lo estudiado hasta ahora", según Castilla, que puntualiza que estos hallazgos no han sido tanto una sorpresa como la "ratificación" del fin de un "mito falso" sobre las inscripciones de este palacio y fortaleza donde se instaló en el siglo XIII la dinastía nazarí, dos siglos antes de la expulsión de los árabes, que habían llegado a la península ibérica en el siglo VIII.
El contenido que más se repite es el lema de la dinastía nazarí 'No hay vencedor sino Alá'. "Se repite cientos de veces", precisa Castilla tras presentar recientemente la primera parte del estudio, que censa 3.116 inscripciones del Palacio de Comares, uno de los más importantes y más antiguos de la Alhambra y que mejor se conservan, y donde el sultán recibía a los embajadores y tenía sus aposentos.
"Le siguen en cantidad las inscripciones de tipo votivo", es decir, "una o dos palabras que indican deseos que provienen de la divinidad para que recaigan sobre la estancia o el monarca", como "felicidad perpetua". Tras ellas, las de tipo "jaculatorio", es decir, las que contienen el nombre de Alá, como 'Gracias a Dios, Alabado sea Alá'.
A finales de año se presentará el tomo sobre el Palacio de los Leones, con lo que se habrá catalogado el 65% de las inscripciones en este estudio auspiciado por el estatal Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Patronato de la Alhambra y el Generalife, que pusieron en marcha el proyecto en 2002. Y el resto de los cinco tomos, que se componen de un libro y un DVD, se presentará paulatinamente hasta 2011.
"Parece increíble que no haya una catalogación exhaustiva en el siglo XXI", reflexiona el propio investigador, que apunta que lo que se había hecho hasta ahora eran "estudios muy parciales" sobre las inscripciones que inundan paredes, columnas, capiteles, dinteles, arcos y portadas. La pregunta que se hace el turista moderno -¿qué dice ahí?-, "ya se la hicieron los cristianos cuando toman Granada", en 1492, explica.
"Los Reyes Católicos crean un cuerpo de traductores", pero su trabajo "se perdió muy pronto", agrega. Los viajeros y pintores de los siglos XVIII y XIX plasman las inscripciones en sus pinturas y en la segunda mitad del siglo XIX, el arabista español Emilio Lafuente Alcántara hizo el primer estudio importante pero incompleto, como otros elaborados en el siglo XX.
Las nuevas tecnologías han posibilitado la creación de una base de datos en la que cada inscripción tiene su ficha, compuesta por una fotografía, un dibujo, el texto árabe, su traducción, el autor, el tipo de letra (cúfica o cursiva), las dimensiones y la bibliografía. Y si la base de datos se cruza con un plano del conjunto monumental, con un clic de ratón del ordenador puede saberse qué dice una inscripción de un determinado lugar.
"Había una idea equivocada entre la gente, muy extendida, y es que la Alhambra estaba llena de frases del Corán y de versos, y esto no es así", explica a la AFP Juan Castilla, investigador que dirige este trabajo de catalogación de las más de 10.000 inscripciones árabes de la Alhambra.
Entre ambas "no alcanzan ni el 10% de lo estudiado hasta ahora", según Castilla, que puntualiza que estos hallazgos no han sido tanto una sorpresa como la "ratificación" del fin de un "mito falso" sobre las inscripciones de este palacio y fortaleza donde se instaló en el siglo XIII la dinastía nazarí, dos siglos antes de la expulsión de los árabes, que habían llegado a la península ibérica en el siglo VIII.
El contenido que más se repite es el lema de la dinastía nazarí 'No hay vencedor sino Alá'. "Se repite cientos de veces", precisa Castilla tras presentar recientemente la primera parte del estudio, que censa 3.116 inscripciones del Palacio de Comares, uno de los más importantes y más antiguos de la Alhambra y que mejor se conservan, y donde el sultán recibía a los embajadores y tenía sus aposentos.
"Le siguen en cantidad las inscripciones de tipo votivo", es decir, "una o dos palabras que indican deseos que provienen de la divinidad para que recaigan sobre la estancia o el monarca", como "felicidad perpetua". Tras ellas, las de tipo "jaculatorio", es decir, las que contienen el nombre de Alá, como 'Gracias a Dios, Alabado sea Alá'.
A finales de año se presentará el tomo sobre el Palacio de los Leones, con lo que se habrá catalogado el 65% de las inscripciones en este estudio auspiciado por el estatal Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Patronato de la Alhambra y el Generalife, que pusieron en marcha el proyecto en 2002. Y el resto de los cinco tomos, que se componen de un libro y un DVD, se presentará paulatinamente hasta 2011.
"Parece increíble que no haya una catalogación exhaustiva en el siglo XXI", reflexiona el propio investigador, que apunta que lo que se había hecho hasta ahora eran "estudios muy parciales" sobre las inscripciones que inundan paredes, columnas, capiteles, dinteles, arcos y portadas. La pregunta que se hace el turista moderno -¿qué dice ahí?-, "ya se la hicieron los cristianos cuando toman Granada", en 1492, explica.
"Los Reyes Católicos crean un cuerpo de traductores", pero su trabajo "se perdió muy pronto", agrega. Los viajeros y pintores de los siglos XVIII y XIX plasman las inscripciones en sus pinturas y en la segunda mitad del siglo XIX, el arabista español Emilio Lafuente Alcántara hizo el primer estudio importante pero incompleto, como otros elaborados en el siglo XX.
Las nuevas tecnologías han posibilitado la creación de una base de datos en la que cada inscripción tiene su ficha, compuesta por una fotografía, un dibujo, el texto árabe, su traducción, el autor, el tipo de letra (cúfica o cursiva), las dimensiones y la bibliografía. Y si la base de datos se cruza con un plano del conjunto monumental, con un clic de ratón del ordenador puede saberse qué dice una inscripción de un determinado lugar.
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