Viaje a la Baja Edad Media soriana

“Se habrán dado cuenta de que la ermita de San Baudelio está un poco apartada, escondida entre estos terrenos, separada del camino del valle del río Escalote, tributario del Duero. Está apartada, pero a la vez vigila el camino. Tengo mucho cariño a San Baudelio, es parte de mi trabajo, he investigado todo lo que he podido y es un sitio que, se lo aseguro, les va a encantar”. Así comienza la explicación que el actual director del Museo Numantino de Soria, Elías Terés, ofrece durante una visita guiada a un grupo de visitantes privilegiados que se reúnen formando un curioso círculo frente a la ermita de San Baudelio.


Terés continúa diciendo: “La ermita se erigió en un lugar adecuado para vigilar sin ser visto, puesto que en la época en la que se levantó, finales siglo XI, dominaban las continuas disputas guerreras y la incertidumbre.” Los visitantes miran al horizonte, protegen sus ojos del sol con las manos y tratan de reconstruir la historia. Tratan de imaginar ese territorio que pasó alternativamente de manos cristianas a manos musulmanas.


La escena se desarrolla en Casillas de Berlanga, una pequeña localidad ubicada en la parte meridional de la provincia de Soria y limitada al norte por el río Duero; al sur por las sierras de Bulejo, Mediana, Gorda y los Altos de Barahona; al este por la Sierra de Hontalvilla, y por el oeste no tiene claramente definidos los límites, ya que continúan tierras de similares características. Una pequeña localidad con una gran historia y con una joya, la llamada ‘Capilla Sextina’ castellana, la ermita de San Baudelio.


Esta construcción mozárabe que se levantó hacia el año 1070 se convertirá en subsede de la muestra ‘Las Edades del Hombre. Paisaje Interior’ que podrá contemplarse en Soria a partir del 12 de mayo. La ermita de San Baudelio y la iglesia de San Miguel de Gormaz son las dos grandes novedades que componen un giro renovador y sorprendente en la última edición de la exposición de arte sacro. “Es un atractivo necesario para divulgar la inmensa riqueza de patrimonio que tenemos en Castilla y León, de una forma diferente” apuntaba recientemente en un acto público el vicepresidente de la Fundación Patrimonio Histórico de Castilla y León, José Rafael Briñas. Cada una de estas subsedes no contendrá ninguna obra, todas quedarán perfectamente colocadas en la sede principal, en la con-catedral de San Pedro de Soria, pero por sí mismas constituirán una pieza más de la exposición.


Hacia el año 1070, con Fernando I Rey de Castilla comenzaron a establecerse asentamientos en la zona de Berlanga. Con Alfonso VI se conquistó Toledo en 1085, pero eso no quiere decir que ya desde el norte hasta Toledo quedara todo conquistado. Los musulmanes establecieron su capitalidad en Medinaceli a partir del siglo X. San Baudelio es el fiel reflejo de la convivencia entre culturas, una ermita parte de un antiguo monasterio, un edificio sencillo construido a base de una mampostería muy pobre con sillares solamente en las esquinas y formado por dos cubos. “Quienes lo construyeron fueron, seguramente, alarifes musulmanes y por eso obtenemos este estilo mozárabe, de repoblación, de convivencia de culturas aunque nos encontráramos en medio de una época de peleas”, relata Elías Terés a los turistas.


La tradición dice que en el monumento vivía algún eremita, probablemente una sucesión de eremitas o ermitaños que llegaban a retirarse y que lo convertirían en un lugar santo de reflexión y veneración. Sin embargo, el mártir San Baudelio, galorromano decapitado en Nimes en el siglo IV, nunca visitó tierras sorianas pese a que el templo se construyó bajo su advocación.


Una vez dentro, se observan pinturas de muy variados estilos y colores que conforman relatos paralelos y decoran la vista de expertos investigadores y de públicos no especializados que no se atreven a alzar la voz, embargados por un sentimiento de curiosidad y embelesamiento. Era la manera de poder catequizar o explicar las enseñanzas a través de las imágenes. El edificio posee a su derecha una serie de arquillos que sujetan un coro construido en la parte superior. Estos arcos típicos en herradura le dan aspecto de pequeña mezquita mientras que a su espalada se ve una cabecera cuadrada sobreelevada orientada al este.



En la Edad Media la orientación al este se relacionaba con la luz, con el sol, con Dios y con la religión. Sin embargo, San Baudelio está ligeramente inclinada porque se erigió al abrigo de la cueva que alberga y que también se pude visitar con la ayuda de linternas.


A la izquierda y a la derecha del altar principal se disponen otros dos altares. Según el rito mozárabe no se podía oficiar más de una misa en el mismo altar; por otra parte, hace alusión a la Santísima Trinidad. En el lado de la Epístola se encuentra el mártir San Baudelio, en el lado del Evangelio aún no se ha identificado la figura que allí se ubica. Un abad, probablemente, cuenta el director del Museo Numantino, podría tratarse de San Nicolás o de San Agustín.


Expolio de pinturas

Terés continúa explicando a los turistas: “Estarán viendo que las pinturas están levemente desvaídas en algunos casos. Hubo un episodio unido siempre e indefectiblemente al templo que es el arranque o el expolio de sus pinturas”. En los años 20 del siglo pasado, un comerciante de antigüedades italiano de nombre León Leví compró, por 65.000 pesetas, las pinturas a los doce vecinos de Casillas de Berlanga que se convirtieron en propietarios de la ermita tras un proceso de desamortización. Leví trabajaba a las órdenes de un multimillonario norteamericano que le encargó sacar las pinturas murales. Se convirtió en un proceso largo de órdenes y contraórdenes porque la Comisión de Monumentos de Soria intervino para impedir la exportación. Cuatro años después, el Tribunal Supremo sentenció a favor de la venta legal.


Pese a que se consiguió el permiso de compra-venta del patrimonio, no se autorizó la exportación fuera de España, pero a fuerza de una serie de triquiñuelas, el italiano León Leví consiguió llevarse las pinturas: adhirió pequeños trozos de tela empapados en pegamento sobre las pinturas, lo dejó secar, y arrancó cada una de las primeras capas de los murales de la parte baja. Las enrolló y las llevó a Estados Unidos donde pueden visitarse hoy en día en el Metropolitan Museum de Nueva York.


Agustín Escolano, catedrático de la Universidad de Valladolid, describe perfectamente en la página 101 de la nueva edición de su obra ‘San Baudelio de Berlanga. Guía y Complementarios’ la huella que ha dejado la ermita: “Esta iglesuca o capilla mozárabe de San Baudelio es, ante todo, una estancia de un intenso y singular orientalismo que no puede adivinarse desde su exterior humilde, aunque esta irrelevancia de los exteriores sea también una seña oriental; pero la verdad es que aquí en este lugar todos son desconciertos, y los esfuerzos de los estudiosos por adaptar este hábitat y su iluminación pictórica a los esquemas más o menos académicos de explicación no nos han sacado jamás de nuestras perplejidades”. Sentencia que la visita a San Baudelio sólo puede cerrarse con silencio o con poesía.


Una joya que alberga un gran descubrimiento

Dicen que desde la fortaleza califal de Gormaz, antiguamente, podía verse Madrid. Es la fortaleza califal más grande de Europa en su clase. Se convirtió en el origen de numerosos ataques de las tropas musulmanas sobre las tierras cristianas del norte del Duero. Esta fortaleza ha sido testigo de las más trascendentes hazañas de personajes como el moro Almanzor o Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, de la que fue alcalde en el año 1087. Bajo la fortaleza se erige la ermita de San Miguel.


Muchos son los turistas llamados por la curiosidad que desprende la ermita de San Miguel de Gormaz, una pequeña iglesia románica compuesta por una nave con ábside cuadrado. Fue construida a principios del siglo XII y su exterior se caracteriza por la sencillez y ausencia decorativa.


Sin embargo la decoración constituye el atractivo principal del interior. La caída de parte del estucado que cubre todo el interior ha propiciado el descubrimiento de interesantes restos de pinturas murales románicas que se han fechado entre 1.125 y 1.139 y sobre las cuales se ha hablado de una posible relación con las pinturas de San Baudelio.


Sorprendente es la anecdótica portada principal, que fue trasladada de una ermita desaparecida, de la cual llegó también una arcada gótica que se aprecia por el interior de la espadaña. San Miguel está resguardada por un tosco pórtico, consta de arco de medio punto con tres arquivoltas, que descansan sobre cuatro columnas, dos de las cuales han desaparecido.


Poderosa silueta sobre el Duero

El comisario de Las Edades del Hombre, Juan Carlos Atienza, rodeado en la con-catedral de San Pedro, en Soria, de andamios, material de obra, paneles prácticamente colocados y un alto grado de iluminación de la nave que no suele ser habitual, explica que se trabaja a contrarreloj para que todo esté listo el próximo 12 de mayo. “El que ve por primera vez la con-catedral desde fuera no espera encontrar ni la arquitectura, ni el claustro, ni los retablos que acoge el interior” dice Atienza, en respuesta a la pregunta de si la sede principal de esta muestra de arte, la con-catedral de San Pedro, podría decepcionar a los visitantes por no tener el porte que han presentado sedes como la catedral de El Burgo de Osma y, por ejemplo, la llamada ‘Bella desconocida’, la catedral de Palencia. “De ningún modo decepcionará”.


La concatedral de San Pedro fue edificada sobre un antiguo monasterio agustino. En el siglo XII es reedificada y elevada a colegiata. Una bella portada renacentista permite acceder al interior, formado por tres naves góticas alzadas sobre pilares cilíndricos y cubiertas por bóvedas estrelladas de igual altura. Uno de los motivos por los cuales se celebra aquí la exposición es que en 2009 se conmemora el quincuagésimo aniversario de la declaración de la antigua colegiata de San Pedro como con-catedral, reconocida como sede y cátedra del obispo cuando va a Soria. Su evolución está muy vinculada a la propia evolución de la capital. Comenzó siendo una simple iglesia románica erigida junto al Duero después de la fundación de la ciudad. Desde el primer momento adquirió una serie de privilegios, comenzó a tener un cabildo que llevaba una vida comunitaria según la regla de San Agustín. Se desarrolló, así, todo el edificio románico del cual se conservan algunos restos de arquitectura en los muros de la con-catedral. El claustro constituye una de las piezas importantes dentro de la exposición.


En el siglo XVI se derrumbó una torre del edificio, a partir de ese momento un grupo de arquitectos cántabros bajo la orden de Juan de Rasines levantaron el edificio actual, una iglesia gótica de planta de salón con una estructura similar a la colegiata de Berlanga de Duero.


“En el interior de la nave destaca la propia arquitectura gótica que la hace muy esbelta, con un auténtico paisaje interior”, explica con pasión el comisario de la muestra. Entre las obras que configuran ese paisaje que ningún visitante puede perderse, aparecen los retablos, en concreto el Mayor dedicado a San Pedro que acaba de ser restaurado; y el retablo de San Nicolás que está presidido por la imagen del santo que lleva el mismo nombre, se trata de una pieza que llegó a la con-catedral desde la iglesia de Santa Clara después de su desamortización. Bien merece la pena detenerse en el frontal románico que procede de la antigua iglesia de San Nicolás y que se trasladó cuando ésta comenzó a hundirse a comienzos del siglo XX, o el tríptico gótico del siglo XVI que ya se exhibió en Las Edades del Hombre de Ciudad Rodrigo. Un conjunto de obras que, seguro, no decepcionarán durante la gran exposición.


Dicen que toda la historia de España pasó por Soria que, por estar donde está, no pudo evitar ser escenario de cuantas idas y venidas, invasiones y reconquistas, pérdidas y recuperaciones y convivencia de civilizaciones que constituyen el pasado, las diferentes edades del hombre.