La rehabilitación del «Trébol» descubre tramos de murallas y dos puertas del X y XI
19/3/09 .- http://www.abc.es
Al encanto de descubrir tras 38 años cerrado el convento de Santa Fe, se une también la oportunidad de disfrutar de la extraordinaria rehabilitación de cubiertas, fachadas y pavimento que se ha realizado en el callejón de Santa Fe, que ha pasado de ser una de las zonas más degradadas y abandonadas de la ciudad o convertirse en uno de los lugares de más belleza.
En las tres fachadas barrocas que se han recuperado ha intervenido el Consorcio de la ciudad. Una pertenece al Museo de Santa Cruz (a la derecha), la segunda al convento de Santa Fe, pegada a la portada de Santiago y la tercera, a la izquierda, es una propiedad privada que se ha rehabilitado para ampliar el popular bar «Trébol». Esta fachada, que data de 1747, se ha recuperado en su totalidad ya que estaba oculta por varias capas de yeso.
Pero esta actuación es sólo la punta del iceberg de lo que ya se considera como uno de los mejores ejemplos de rehabilitación privada e integración de restos en la ciudad. Gracias a la ampliación del bar «El Trébol» se ha descubierto en su subsuelo y arquitecturas una amplia muestra de la transformación urbanística que ha caracterizado a Toledo desde sus orígenes hasta nuestros días. «En el Trébol, localizado dentro de la alcazaba islámica, se pueden hoy contemplar desde las huellas del primer asentamiento prehistórico de la ciudad hasta una de las últimas reformas en el año 1747», según explica en su informe el arqueólogo autor de esta rehabilitación. Arturo Ruiz Taboada.
Y es que no hay mejor forma para revitalizar una ciudad que invirtiendo en arquitectura y negocios de calidad.De la mano del empresario Ventura del Álamsu pasión por Toledo recuperando edificios como «Alfileritos 24» y «La Abadía», se ha realizado una espectacular recuperación de un edificio considerada por los expertos como uno de los mejores ejemplos de integración de restos que se han realizado en Toledo.
«El Trébol» espera abrir sus puertas esta Semana Santa duplicando su planta y con un sótano, en el que se encuentran los tramos de muralla y las puertas a los ojos de todos, y una primera planta. El bar, sin embargo, conservará su sabor y seguirá sirviendo sus tradicionales «bombas» y pulgas, que le convirtieron desde mediados de los años 80 en un lugar de encuentro para generaciones de toledanos.
En cuanto a la rehabilitación del edificio, su riqueza radica en su privilegiado lugar porque lo que en la alta edad media llegó a ser una compleja fortaleza tiene su origen en plena Edad del Bronce. Ruiz Taboada explica que «desde hace 3.500 años, lo que es hoy el barrio del alficen, ha sufrido múltiples transformaciones hasta que en 1608 adquiere el aspecto que posee en la actualidad con la introducción de un nuevo diseño urbanístico tras la reforma de Zocodover».
Así, los trabajos arqueológicos han sacado a la luz dos tramos de muralla con dos puertas monumentales (del X y XI) asociados a ellos. El primero de los tramos y mejor conservado describe una trayectoria norte sur y se corresponde con el muro de cierre occidental que ejercía de división entre la medina y la alcazaba. En este tramo se sitúa la puerta que actualmente se contempla en el establecimiento. El segundo tramo de muralla, bajo el suelo de cristal, inicia su recorrido adosado a la anterior muralla, y discurre por el interior del alficen. La segunda puerta descubierta está asociada a este tramo y se conserva bajo la portada de Santiago, junto a El Trébol.
La muralla, que discurre paralela a la travesía de Santa Fe, es una de las mejor conservadas de todo el alficen. Y son varias las fases identificadas tras la excavación arqueológica; Desde la más antigua, en la Edad de Bronce; restos romanos; cerámica asociada es de época de Abderaman III, en el siglo X; restos de los palacios de al Mamun en época Taifa, en el siglo. XI. La última fase se corresponde con el abandono y reutilización bajo medieval del espacio. La casa que hoy alberga El Trébol data de los siglos XVII y XVIII, aunque con una profunda remodelación sufrida a finales del XIX inicios del XX.
En las tres fachadas barrocas que se han recuperado ha intervenido el Consorcio de la ciudad. Una pertenece al Museo de Santa Cruz (a la derecha), la segunda al convento de Santa Fe, pegada a la portada de Santiago y la tercera, a la izquierda, es una propiedad privada que se ha rehabilitado para ampliar el popular bar «Trébol». Esta fachada, que data de 1747, se ha recuperado en su totalidad ya que estaba oculta por varias capas de yeso.
Pero esta actuación es sólo la punta del iceberg de lo que ya se considera como uno de los mejores ejemplos de rehabilitación privada e integración de restos en la ciudad. Gracias a la ampliación del bar «El Trébol» se ha descubierto en su subsuelo y arquitecturas una amplia muestra de la transformación urbanística que ha caracterizado a Toledo desde sus orígenes hasta nuestros días. «En el Trébol, localizado dentro de la alcazaba islámica, se pueden hoy contemplar desde las huellas del primer asentamiento prehistórico de la ciudad hasta una de las últimas reformas en el año 1747», según explica en su informe el arqueólogo autor de esta rehabilitación. Arturo Ruiz Taboada.
Y es que no hay mejor forma para revitalizar una ciudad que invirtiendo en arquitectura y negocios de calidad.De la mano del empresario Ventura del Álamsu pasión por Toledo recuperando edificios como «Alfileritos 24» y «La Abadía», se ha realizado una espectacular recuperación de un edificio considerada por los expertos como uno de los mejores ejemplos de integración de restos que se han realizado en Toledo.
«El Trébol» espera abrir sus puertas esta Semana Santa duplicando su planta y con un sótano, en el que se encuentran los tramos de muralla y las puertas a los ojos de todos, y una primera planta. El bar, sin embargo, conservará su sabor y seguirá sirviendo sus tradicionales «bombas» y pulgas, que le convirtieron desde mediados de los años 80 en un lugar de encuentro para generaciones de toledanos.
En cuanto a la rehabilitación del edificio, su riqueza radica en su privilegiado lugar porque lo que en la alta edad media llegó a ser una compleja fortaleza tiene su origen en plena Edad del Bronce. Ruiz Taboada explica que «desde hace 3.500 años, lo que es hoy el barrio del alficen, ha sufrido múltiples transformaciones hasta que en 1608 adquiere el aspecto que posee en la actualidad con la introducción de un nuevo diseño urbanístico tras la reforma de Zocodover».
Así, los trabajos arqueológicos han sacado a la luz dos tramos de muralla con dos puertas monumentales (del X y XI) asociados a ellos. El primero de los tramos y mejor conservado describe una trayectoria norte sur y se corresponde con el muro de cierre occidental que ejercía de división entre la medina y la alcazaba. En este tramo se sitúa la puerta que actualmente se contempla en el establecimiento. El segundo tramo de muralla, bajo el suelo de cristal, inicia su recorrido adosado a la anterior muralla, y discurre por el interior del alficen. La segunda puerta descubierta está asociada a este tramo y se conserva bajo la portada de Santiago, junto a El Trébol.
La muralla, que discurre paralela a la travesía de Santa Fe, es una de las mejor conservadas de todo el alficen. Y son varias las fases identificadas tras la excavación arqueológica; Desde la más antigua, en la Edad de Bronce; restos romanos; cerámica asociada es de época de Abderaman III, en el siglo X; restos de los palacios de al Mamun en época Taifa, en el siglo. XI. La última fase se corresponde con el abandono y reutilización bajo medieval del espacio. La casa que hoy alberga El Trébol data de los siglos XVII y XVIII, aunque con una profunda remodelación sufrida a finales del XIX inicios del XX.
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