La Historia bajo El Arenal (Jerez de la Frontera, Cádiz)
28/3/05 .- Diario de Jerez/Pilar Nieto
La jorobada de El Arenal Mujer de unos sesenta años, una de las más ancianas de la necrópolis, que padecía de cifosis
El Museo Arqueológico ya tiene las primeras conclusiones de las intervenciones realizadas desde principios del pasado verano en la plaza del Arenal y alrededores donde, con motivo de la construcción de un aparcamiento subterráneo, han aparecido numerosos elementos procedentes desde el siglo XI. También se han estudiado los restos humanos aparecidos en dicha excavación procedentes de una necrópolis musulmana, estudios que ya han arrojado sus primeros datos.
La directora del Museo Arqueológico, Rosalía González, destaca entre los principales elementos descubiertos, un arrabal situado en la misma plaza del Arenal del que no se tenía conocimiento porque ni siquiera el Libro del Repartimiento de Jerez habla de casas fuera de la muralla, la necrópolis islámica que data desde el siglo XI hasta prácticamente la reconquista de la ciudad, dos hornos de cerámica del siglo XI, de época taifa, y la posibilidad de reconstrucción documental de la Puerta Real tras su hallazgo.
Rosalía González reconoce que estos trabajos arqueológicos realizados de forma paralela al aparcamiento ha supuesto para ellos una presión añadida, "pero más por la gente, que parece que soltaba aquí su mal humor, aunque otros también se interesaban por lo que hacíamos y nos preguntaban. Ha sido una intervención muy compleja y complicada, aunque ha resultado bien".
No obstante, quiere dejar bien claro que "aquí todavía quedan años de estudio, porque lo único que hemos hecho es abrir puertas. Se están escribiendo nuevas páginas de la Historia de Jerez". De forma cronológica los hallazgos serían los siguientes: los dos hornos de cerámica del siglo XI y el comienzo de la necrópolis islámica de ese mismo siglo, un primer foso sobre la necrópolis, un lienzo de barbacana y torre (Puerta Real) sobre el foso anterior (primera mitad del siglo XIII) y la construcción de un nuevo foso también del siglo XIII. "No imaginábamos nunca -asegura Rosalía González- este cúmulo de superposiciones"
En cuanto a uno de los elementos más importantes, la necrópolis o maqbara (de donde viene la palabra macabra), Rosalía González cuenta que "los enterramientos pueden venir con cubiertas de tejas, aunque también hay algunas de adobe. El caso es que ha salido porque hemos ido a buscarla con técnicas arqueológicas, ya que con una obra esos restos o bien se desmoronan enseguida o se convierten en piedra en cuanto les da el aire y pasan desapercibidos. Mojando el suelo ya se intuían las fosas".
Para este trabajo tan delicado han empleado palaustrillas, cepillitos, palitos de madera y palitos de madera para que los huesos no se dañaran. Posteriormente se tomaban los datos de cada resto, se extraían en unas tablas de madera donde se reconstruía el esqueleto y, si se encontraba en muy mal estado, se consolidaba allí mismo. Los antropólogos ya los han clasificado aunque los siguen estudiando. También han aparecido enterramientos en las calles Caballeros, Pavón y Guarnidos. "Estos enterramientos -dice Rosalía González- probablemente se utilizan hasta el siglo XIII como necrópolis de la ciudad"
La directora del museo insiste en que "los trabajos de campo no han acabado. Hay que intervenir todavía en la rampa de acceso de la calle Armas y la zona que da a calle Lancería. El trabajo de laboratorio también está en sus comienzos. Hay mucho material y hay que sentarse a discutir".
La superficie total de intervención es de 5.400 metros cuadrados, y los niveles arqueológicos están, según Rosalía González "muy altos, prácticamente a ras del suelo, como las tejas que identificamos como enterramientos, y en la zona de Lancería se recopilaron datos sobre el recinto defensivo".
Dentro de ese sistema defensivo fue donde comenzaron a salir enterramientos, lo que en principio planteó a los arqueólogos la duda "de si se trataban enterramientos sueltos por conflictos bélicos -explica Rosalía González- pero luego encontramos cinco más, y eso indicaba que la necrópolis era anterior a la línea del sistema defensivo. La torre (Puerta Real) es posterior y está apoyada en el enterramiento.
Sobre los dos hornos, cortados en parte por el foso del siglo XIII, la directora del museo dice que "lo más sorprendente fue cuando nos encontramos enterramientos sobre ellos, lo que quiere decir que estos hornos son anteriores a la necrópolis". La excavación de los hornos ha aportado un preciado material como candilones de noria de la época taifa y desechos de alfar que se habrían fabricado allí. La primera necrópolis es del siglo XI, aunque a estos huesos no se le puede aplicar carbono catorce porque el margen de error es muy grande.
La otra gran sorpresa de las excavaciones fue el arrabal de época almohade. Los primeros datos aparecieron en el edificio de sindicatos. Se han encontrado cinco edificaciones de las que por lo menos dos son viviendas, lo que ha supuesto una excelente fuente de información. "Lo que nos ha negado el interior de la ciudad -dice Rosalía González- nos lo ha dado el arrabal". Allí se ha encontrado un dirham almohade y otras monedas que han estado funcionando hasta 1264, el momento de la toma de la ciudad. Concretamente se trataba de pepiones de Alfonso VIII. El arrabal respeta la zona de la necrópolis, lo que, según Rosalía González, "indica que ésta seguía funcionando".
El Museo Arqueológico ya tiene las primeras conclusiones de las intervenciones realizadas desde principios del pasado verano en la plaza del Arenal y alrededores donde, con motivo de la construcción de un aparcamiento subterráneo, han aparecido numerosos elementos procedentes desde el siglo XI. También se han estudiado los restos humanos aparecidos en dicha excavación procedentes de una necrópolis musulmana, estudios que ya han arrojado sus primeros datos.
La directora del Museo Arqueológico, Rosalía González, destaca entre los principales elementos descubiertos, un arrabal situado en la misma plaza del Arenal del que no se tenía conocimiento porque ni siquiera el Libro del Repartimiento de Jerez habla de casas fuera de la muralla, la necrópolis islámica que data desde el siglo XI hasta prácticamente la reconquista de la ciudad, dos hornos de cerámica del siglo XI, de época taifa, y la posibilidad de reconstrucción documental de la Puerta Real tras su hallazgo.
Rosalía González reconoce que estos trabajos arqueológicos realizados de forma paralela al aparcamiento ha supuesto para ellos una presión añadida, "pero más por la gente, que parece que soltaba aquí su mal humor, aunque otros también se interesaban por lo que hacíamos y nos preguntaban. Ha sido una intervención muy compleja y complicada, aunque ha resultado bien".
No obstante, quiere dejar bien claro que "aquí todavía quedan años de estudio, porque lo único que hemos hecho es abrir puertas. Se están escribiendo nuevas páginas de la Historia de Jerez". De forma cronológica los hallazgos serían los siguientes: los dos hornos de cerámica del siglo XI y el comienzo de la necrópolis islámica de ese mismo siglo, un primer foso sobre la necrópolis, un lienzo de barbacana y torre (Puerta Real) sobre el foso anterior (primera mitad del siglo XIII) y la construcción de un nuevo foso también del siglo XIII. "No imaginábamos nunca -asegura Rosalía González- este cúmulo de superposiciones"
En cuanto a uno de los elementos más importantes, la necrópolis o maqbara (de donde viene la palabra macabra), Rosalía González cuenta que "los enterramientos pueden venir con cubiertas de tejas, aunque también hay algunas de adobe. El caso es que ha salido porque hemos ido a buscarla con técnicas arqueológicas, ya que con una obra esos restos o bien se desmoronan enseguida o se convierten en piedra en cuanto les da el aire y pasan desapercibidos. Mojando el suelo ya se intuían las fosas".
Para este trabajo tan delicado han empleado palaustrillas, cepillitos, palitos de madera y palitos de madera para que los huesos no se dañaran. Posteriormente se tomaban los datos de cada resto, se extraían en unas tablas de madera donde se reconstruía el esqueleto y, si se encontraba en muy mal estado, se consolidaba allí mismo. Los antropólogos ya los han clasificado aunque los siguen estudiando. También han aparecido enterramientos en las calles Caballeros, Pavón y Guarnidos. "Estos enterramientos -dice Rosalía González- probablemente se utilizan hasta el siglo XIII como necrópolis de la ciudad"
La directora del museo insiste en que "los trabajos de campo no han acabado. Hay que intervenir todavía en la rampa de acceso de la calle Armas y la zona que da a calle Lancería. El trabajo de laboratorio también está en sus comienzos. Hay mucho material y hay que sentarse a discutir".
La superficie total de intervención es de 5.400 metros cuadrados, y los niveles arqueológicos están, según Rosalía González "muy altos, prácticamente a ras del suelo, como las tejas que identificamos como enterramientos, y en la zona de Lancería se recopilaron datos sobre el recinto defensivo".
Dentro de ese sistema defensivo fue donde comenzaron a salir enterramientos, lo que en principio planteó a los arqueólogos la duda "de si se trataban enterramientos sueltos por conflictos bélicos -explica Rosalía González- pero luego encontramos cinco más, y eso indicaba que la necrópolis era anterior a la línea del sistema defensivo. La torre (Puerta Real) es posterior y está apoyada en el enterramiento.
Sobre los dos hornos, cortados en parte por el foso del siglo XIII, la directora del museo dice que "lo más sorprendente fue cuando nos encontramos enterramientos sobre ellos, lo que quiere decir que estos hornos son anteriores a la necrópolis". La excavación de los hornos ha aportado un preciado material como candilones de noria de la época taifa y desechos de alfar que se habrían fabricado allí. La primera necrópolis es del siglo XI, aunque a estos huesos no se le puede aplicar carbono catorce porque el margen de error es muy grande.
La otra gran sorpresa de las excavaciones fue el arrabal de época almohade. Los primeros datos aparecieron en el edificio de sindicatos. Se han encontrado cinco edificaciones de las que por lo menos dos son viviendas, lo que ha supuesto una excelente fuente de información. "Lo que nos ha negado el interior de la ciudad -dice Rosalía González- nos lo ha dado el arrabal". Allí se ha encontrado un dirham almohade y otras monedas que han estado funcionando hasta 1264, el momento de la toma de la ciudad. Concretamente se trataba de pepiones de Alfonso VIII. El arrabal respeta la zona de la necrópolis, lo que, según Rosalía González, "indica que ésta seguía funcionando".
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