Hallados cinco hornos de cerámica del siglo XIV en un solar de la avenida Ollerías de Córdoba

La excavación realizada en el terreno por la empresa Arqueobética, de alrededor de 600 metros cuadrados, ha permitido documentar restos cerámicos de uso doméstico


Cinco hornos de cerámica de mediados del siglo XIV o principios del XV se han descubierto a través de la intervención arqueológica que desde hace meses se está llevando a cabo en un solar de la avenida de las Ollerías –antigua fábrica de Santa Ana– que servirá para la construcción de unos bloques de viviendas de lujo con planta sótano.

El solar, que tiene una superficie de casi 1.000 metros cuadrados, ha sido excavado en buena parte –alrededor de 600 metros cuadrados– por la empresa Arqueobética, que aún tiene que continuar los trabajos. Fruto de estas tareas –que se vinculan al Plan Especial SC-2A de Córdoba, por el que la promotora de las obras, la empresa Vallehermoso, lleva a cabo su proyecto constructor–, los arqueólogos han podido constatar que después de la reconquista de la ciudad en el siglo XIII, esta zona se abandona hasta el siglo XIV, fecha en la que se convierte en taller de alfar. En este periodo se enmarca la mayoría de los restos encontrados, entre los que destacan estos hornos, que contenían cerámica en su interior.

El director de la excavación, Agustín López, señaló que este hecho puede aportar datos importantes para posteriores estudios a partir de su catalogación, puesto que actualmente existe un vacío en lo que respecta a este periodo. El estudio de estos materiales hallados, todos ellos restos cerámicos de uso doméstico, podrá servir entonces como referencia para otras excavaciones.

Los hornos, que se encuentran afectados por las construcciones de la última ocupación (la correspondiente a la fábrica de fundición Santa Ana, ya en el siglo XX), tienen una planta de bombilla y están realizados con ladrillo de adobe. Sus dimensiones son de aproximadamente 2,20 metros de largo por 1,10 de ancho.

Estos hornos de época bajo-medieval producían objetos de cerámica para su uso en el hogar, elementos de los que se han hallado restos en esta excavación: vasijas, escudillas, bacines, cazuelas, platos, ladrillos, morteros, tapaderas, lebrillos, jarritas, vinagreras, aceiteras, queseras, fuentes, tinajas e incluso una copa, que en estos momentos están siendo estudiados.

En la excavación se pueden observar las dos partes de los hornos: la cámara de combustión y la decocción. En cuanto a la cubrición que tenían, Agustín López comentó que se ha perdido, aunque es posible que estuviera formada por tejas, que se estarían cociendo a la vez que servían para tapar el horno –constantemente se estarían reemplazando–, cumpliendo así una doble función.

Los trabajos arqueológicos que ha llevado a cabo este equipo (en el que también han participado María Eugenia Barroso, F. J. Tristel y José Manuel Salinas Villegas) también han dejado al descubierto el propio suelo en el que se construyeron los hornos, hecho con arena, cal, fragmentos cerámicos y guijarros de pequeño tamaño.

Todos estos hallazgos pertenecen a la parcela 3 del solar, donde también se han documentado restos de la etapa anterior (siglo XII). Se trata de unas fosas de decantación de arcilla, de las que se extraía esta materia prima con el fin de poder elaborar materiales cerámicos.

Por otra parte, los arqueólogos esperan retomar los trabajos en la parcela 4, que aún está en pleno proceso de excavación. En este lugar ya se han hallado cimentaciones pertenecientes a un arrabal islámico del siglo XII –también arrasado– que está circundado por tres calles (se cree que hay una cuarta), unos restos que han llamado la atención de los expertos porque incluían enterramientos en una de las dependencias.

Se trata de 22 cuerpos que se pueden datar en la época tardoislámica y que se han encontrado todos juntos –incluyendo a madres abrazadas a sus hijos– en una estancia de 40 metros cuadrados. Esta necrópolis aún tiene que ser estudiada, puesto que todo apunta a que es posterior a la construcción del arrabal islámico, algo que los arqueólogos aún tienen que explicar.

Los restos humanos estaban sin ajuar funerario y todos mantenían la postura de decúbito supino, recostados sobre el hombro derecho. En cuanto al arrabal, se encuentra en pendiente, en la zona sur del terreno, y posee una cota muy distinta de la de la parcela 3, ya que mientras aquella dejaba ver los restos arqueológicos casi a ras del suelo –bajo una capa de varios centímetros–, el arrabal se ha encontrado bajo una capa que llega hasta los dos metros en algunos lugares.

Una profundidad la de estos vertidos que ha sido un verdadero tesoro para los arqueólogos, ya que entre la tierra han hallado fragmentos de objetos desechados de alfar. La explicación es que durante el siglo XV, cuando estaban funcionando los hornos de la parcela 3, se utilizaba esta otra zona –que por aquel entonces ya estaba cubierta– para verter la cerámica inservible o desechada.