El Ayuntamiento de Sevilla pretende retirar el yacimiento de la Encarnación pero carece de permiso

La Junta asegura que no ha dado luz verde para trasladar los restos

Los restos históricos aparecidos en la plaza de la Encarnación han dejado de tener importancia. O, al menos, tanta como en su día tuvieron, cuando se decidió conservarlos en su ubicación actual y, por tanto, el proyecto de aparcamiento y centro comercial aprobado por el anterior gobierno municipal (PSOE-PA) tuvo que paralizarse y ser replanteado desde el origen. El informe de nueva intervención arqueológica elaborado por encargo directo del Consistorio por el equipo técnico de Fernando Amores, responsable de la primera fase de las excavaciones, plantea ahora –frente a la tesis inicial mantenida por el Ayuntamiento y la Junta de Andalucía– la necesidad de mover parte del yacimiento hallado en la Encarnación –restos almohades y romanos, además de vestigios de la primera cristianización de la ciudad– para poder iniciar cuanto antes las obras del proyecto urbanístico Metropol Parasol, elaborado por el arquitecto berlinés Jürgen Mayer.

El informe, que forma parte del proyecto de obras de urgencia al que ha dado luz verde la Comisión de Patrimonio de la Junta, estima que para consolidar las pantallas de hormigón instaladas en el verano de 2003 y poder iniciar la cimentación de la estructura del Parasol es inevitable la "extracción y reposición de aquellas estructuras y pavimentos correspondientes a las fases constructivas cuya musealización se proyecta". Y agrega: "De esta manera, la solución propuesta por el promotor de la obra (el Consistorio) incluye la extracción, durante el proceso de excavación arqueológica, de aquellos restos –estructuras y pavimentos– pertenecientes a las fases constructivas que serán puestas en valor y su reposición posterior sobre la superficie ocupada por los encepados de cimentación".

El equipo técnico que dirige Amores no estima problema alguno en realizar esta labor a pesar de que la orden inicial de la Junta consistía en mantener los restos in situ, aunque reconoce que la construcción del Parasol afectará irremediablemente a parte del yacimiento de la Encarnación. Los expertos alegan, en todo caso, que se ha "ajustado el diseño de la cimentación (del proyecto) para posibilitar una correcta integración de los restos afectados y se ha definido la ubicación de los cimientos de forma que la afección se vea desviada hacia emplazamientos (del solar histórico) de menor interés o valor desde el punto de vista patrimonial". Esta valoración, de todas formas, tendría ahora que ser avalada oficialmente por los inspectores de la Junta de Andalucía.

Las obras de emergencia que el Consistorio quiere realizar en el solar –y que están supeditadas a la aparición de nuevos restos históricos en la parte de terreno aún sin estudiar, aproximadamente un 60 por ciento de su extensión total– consisten, entre otros trabajos, en la excavación de nueve pozos de diferente superficie y profundidad que irán "arriostrados a las pantallas" (de hormigón existentes). El arriostramiento es una técnica constructiva que consiste en construir un armazón para sustentar con seguridad una estructura artificial. En este caso, la caja de hormigón que sustenta el terreno de la Encarnación, cuya vida útil termina este verano. Si no se actuase en esta fecha sobre las pantallas, los edificios de la plaza correrían riesgo de grietas o podrían tener problemas en su estructura.

Los técnicos han intentado que los pozos que se excaven en el yacimiento se sitúen en las zonas más periféricas del solar, de forma que el daño sobre los restos sea el mínimo posible. De todas formas, dan por supuesto que es imposible lograr una afección cero sobre los restos históricos. De ahí que el informe justifique este sacrificio alegando que las zonas donde irán algunos de estos pozos albergan restos de "fácil reposición". No siempre ocurre esto: uno de ellos, que va en una de las zonas del futuro museo, hace "inviable reponer los restos que se descubrieren a la cota (altura) de musealización". Este último pozo, denominado con el número PC07, toca a una zona lateral de la llamada Casa de las Basas, nombre dado por el equipo de Amores a parte del yacimiento. La justificación para dar por buena esta pérdida se basa en "los escasos restos constructivos" aparecidos. En el informe realizado tras los primeros estudios, alega el arqueólogo, la Casa de las Basas "fue valorada en menor grado que los demas (restos)". Y añade: "El daño y la pérdida de estructuras es mínima". Además, prosigue la exposición del arquelógo, desde este punto se puede "optimizar el rendimiento de las zonas históricas de mayor interés a costa de espacios vacíos de información". El resto de pozos no deberían, en principio, afectar al yacimiento, aunque se presupone que "su rendimiento" (arqueológico) "será puramente científico". La superficie total que se verá afectada por las excavaciones ocupa 1.446 metros cuadrados.


El Ayuntamiento carece de permiso para mover restos en la Encarnación

Urbanismo admite que la Junta no ha dado "un cheque en blanco" que permita trasladar el yacimiento pero iniciará las obras a finales de este mes.

La Gerencia de Urbanismo de Sevilla admitió ayer por boca de Emilio Carrillo, su máximo responsable político, que carece de una autorización expresa de la Comisión Provincial de Patrimonio de la Junta de Andalucía para trasladar parte del yacimiento histórico de la Encarnación con objeto de iniciar las obras previas de construcción del proyecto Metrosol Parasol, diseñado por el arquitecto berlinés Jürgen Mayer.

Carrillo, que insistió de nuevo en su idea de que retirar los restos aparecidos en el solar es sólo "una mera hipótesis contemplada por los técnicos", extremo éste que en ningún momento se menciona como mero supuesto, sino como realidad, en el informe de intervención arqueológica elaborado por el equipo que dirige el arqueólogo Fernando Amores, tuvo sin embargo que reconocer que la luz verde administrativa dada esta semana por Patrimonio al proyecto de urgencia no supone "un cheque en blanco" para lograr este fin y que, en relación a la intención municipal de trasladar de sitio parte del yacimiento, "no existe una autorización de la Junta".

Esta postura es justo la que ha defendido públicamente la consejería de Cultura al analizar este proyecto municipal, al que se ha dado un visto bueno inicial exclusivamente en el orden técnico. O lo que es lo mismo: una bendición administrativa condicionada expresamente al resultado final de las excavaciones, que durarán entre cuatro y seis meses y serán inspeccionadas directamente por la delegación provincial de la Consejería de Cultura. Esta autorización inicial, según la Junta, en ningún momento implica un permiso expreso para mover los restos.

El Ayuntamiento, sin embargo, va a iniciar este mismo mes los trabajos previos en el solar apoyado sólo en un informe arqueológico, cuyas líneas maestras fueron publicadas ayer por este diario, en el que, sin hablar en ningún momento de una hipótesis de trabajo, se explica claramente que la solución propuesta por el promotor (Urbanismo) para transformar el solar de la Encarnación implica "la extracción durante el proceso de excavación arqueológica de aquellos restos –estructuras y pavimentos– pertenecientes a las fases constructivas que serán puestas en valor y su reposición posterior sobre la superficie ocupada por los encepados de cimentación". Esta operación es justo la que no tiene autorización de la Junta, que en su momento ordenó conservar in situ todos los restos aparecidos, sin moverlos de sitio siquiera temporalmente.

Pese a la postura oficial defendida ayer por Carrillo, la necesidad de trasladar parte de los restos es concretamente la propuesta oficial que se plantea en el expediente municipal que ayer fue sometido a aprobación en una reunión extraordinaria del consejo de gobierno de Urbanismo. La oposición se desmarcó de la iniciativa: el PP se abstuvo y el PA votó en contra. El proyecto de intervención salió pues adelante exclusivamente con los votos de PSOE e IU, socios de gobierno en Sevilla.

Carrillo, que ayer quiso orillar en lo posible esta cuestión asegurando como marco general que es voluntad tanto de la Junta como del Consistorio que los restos se mantengan en el solar "en la mayor medida posible" –hay una orden de 2003 de la Junta a este respecto, un dictamen de obligado cumplimiento que no depende de voluntad política alguna– , agregó que será una comisión técnica formada por expertos municipales y de Patrimonio la que decidirá en su momento si parte del yacimiento debe salir o no del solar de la Encarnación. El discurso político del gobierno municipal, en todo caso, ha cambiado desde que llegó al poder. Ha pasado de defender a ultranza la conservación integral de todo el yacimiento histórico a dar por hecho que, irremediablemente, parte de los restos se verán afectados por las obras del Parasol de la Encarnación. De ahí la expresión "conservar en la mayor medida posible" aplicada ayer por el concejal de Urbanismo a los restos arqueológicos. El informe técnico elaborado por el equipo de Fernando Amores es meridiano en este sentido: en él se da por hecho, sin duda alguna, y sin mencionar nunca la palabra hipótesis, que para realizar las obras de remodelación urbanística van a destruirse estructuras históricas, entre ellas parte de la llamada Casa de la Basa, si bien se resta valor patrimonial a muchas de ellas o se augura que su capacidad patrimonial potencial no tiene que ir más allá de su documentación. Frente a la posición defendida en el año 2003 por los propios técnicos, la Junta y el PSOE –maximalista– ahora se da por hecho que lo que aparecerá en el 60 por ciento del solar que queda por estudiar no tiene que conservarse. La remodelación de la Encarnación, adjudicada ayer por 5,3 millones de euros a las mismas empresas que en su día fueron contratadas por PSOE-PA –la Unión Temporal de Empresa formada por Ficoán y Martín Casillas– nace pues sin un marco de protección patrimonial claro y queda a expensas de lo que, en cada momento, negocien la Junta y el Consistorio.