Un castillo en punto muerto. El proyecto de rehabilitación del castillo de Cullera (Valencia)
23/1/05 .- Levante. El mercantil valenciano/Maite Nácher
Los expertos reclaman mayores ayudas para evitar el gran deterioro de la fortaleza
Cullera ha iniciado en los últimos meses un Plan de Emergencia acordado por la Dirección General de Patrimonio para restaurar la torre mayor y el baluarte del castillo y recuperar la torre del siglo X hallada en el interior de la mayor. La inversión de esta obra asciende a los 258.000 euros, una cifra importante pero que representa el único montante económico que ha llegado hasta ahora.
El resto de las inversiones quedan muy por debajo de esta cantidad y se han destinado fundamentalmente a rehabilitar el aspecto externo del castillo y a actuaciones que, según consideran desde el servicio de arqueología municipal, no han sido urgentes, ni han evitado que muchas partes del monumento sigan amenazadas por el riesgo de derrumbamiento.
Con apenas un paseo, se aprecia el estado de deterioro en que se encuentra la emblemática fortaleza. Las grietas detectadas en el muro occidental, las condiciones en que se encuentra el muro oriental o el apuntalamiento del piso superior de la sala gótica son sólo dos ejemplos de esta situación. Por ello, el arqueólogo municipal, Miquel Rosselló, no cesa de insistir en que lo más importante es «consolidar» las zonas más débiles, y también por ello los técnicos evalúan ahora estas zonas para volver a pedir obras de emergencia al Consell. «Hasta ahora se ha invertido mucho en el exterior: en las terrazas, en el albacar... actuaciones que están muy bien , pero que no eran urgentes para evitar que el castillo se caiga», explica Rosselló. Mientras se realizan estas actuaciones, el ayuntamiento continúa a la espera de que la redacción del nuevo Plan Director, atrasado una y otra vez, se ponga en marcha.
Ausencia de memorias
Sin embargo, el deterioro físico del castillo no es el único problema que padece el inmueble. Hasta hoy, sorprendentemente, no se ha publicado nada, ni existen memorias de las actuaciones ejecutadas en el castillo. Esta última tarea, además, es preceptiva, y las memorias se han de elaborar en un período de dos años después de una actuación, tal y como marca la Ley de Patrimonio. Pero no ha sido así, tan sólo se han realizado informes, algunos más completos que otros. «La información de la memoria es clave, y el problema del castillo es que no se han unificado criterios», afirma el arqueólogo, quien alerta de que «no hay un estudio, ni una síntesis, tenemos miles de fragmentos de cerámica del castillo y no hay ni uno solo publicado». La consecuencia es que la información sobre la fortaleza no llega al ciudadano.«Tal y como están las cosas, puede que no se pueda sacar una memoria, porque el 80% de la información está perdida», sentencia Rosselló.
Cullera ha iniciado en los últimos meses un Plan de Emergencia acordado por la Dirección General de Patrimonio para restaurar la torre mayor y el baluarte del castillo y recuperar la torre del siglo X hallada en el interior de la mayor. La inversión de esta obra asciende a los 258.000 euros, una cifra importante pero que representa el único montante económico que ha llegado hasta ahora.
El resto de las inversiones quedan muy por debajo de esta cantidad y se han destinado fundamentalmente a rehabilitar el aspecto externo del castillo y a actuaciones que, según consideran desde el servicio de arqueología municipal, no han sido urgentes, ni han evitado que muchas partes del monumento sigan amenazadas por el riesgo de derrumbamiento.
Con apenas un paseo, se aprecia el estado de deterioro en que se encuentra la emblemática fortaleza. Las grietas detectadas en el muro occidental, las condiciones en que se encuentra el muro oriental o el apuntalamiento del piso superior de la sala gótica son sólo dos ejemplos de esta situación. Por ello, el arqueólogo municipal, Miquel Rosselló, no cesa de insistir en que lo más importante es «consolidar» las zonas más débiles, y también por ello los técnicos evalúan ahora estas zonas para volver a pedir obras de emergencia al Consell. «Hasta ahora se ha invertido mucho en el exterior: en las terrazas, en el albacar... actuaciones que están muy bien , pero que no eran urgentes para evitar que el castillo se caiga», explica Rosselló. Mientras se realizan estas actuaciones, el ayuntamiento continúa a la espera de que la redacción del nuevo Plan Director, atrasado una y otra vez, se ponga en marcha.
Ausencia de memorias
Sin embargo, el deterioro físico del castillo no es el único problema que padece el inmueble. Hasta hoy, sorprendentemente, no se ha publicado nada, ni existen memorias de las actuaciones ejecutadas en el castillo. Esta última tarea, además, es preceptiva, y las memorias se han de elaborar en un período de dos años después de una actuación, tal y como marca la Ley de Patrimonio. Pero no ha sido así, tan sólo se han realizado informes, algunos más completos que otros. «La información de la memoria es clave, y el problema del castillo es que no se han unificado criterios», afirma el arqueólogo, quien alerta de que «no hay un estudio, ni una síntesis, tenemos miles de fragmentos de cerámica del castillo y no hay ni uno solo publicado». La consecuencia es que la información sobre la fortaleza no llega al ciudadano.«Tal y como están las cosas, puede que no se pueda sacar una memoria, porque el 80% de la información está perdida», sentencia Rosselló.
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