La defensa de Guadalajara, la muralla y sus torreones

15/10/07 .- http://www.guadalajaradosmil.es

La conferencia impartida por Miguel Ángel Cuadrado sirve para reconstruir el trazado defensivo y la fisionomía de la ciudad durante la época medieval

En la época feudal, una ciudad se medía en importancia por los elementos defensivos con los que contaba. Guadalajara fue adquiriendo notoriedad dentro del Reino de Castilla durante las últimas décadas del siglo XIII y el siglo XIV, por lo que su casco comenzó a rodearse con una muralla y varias puertas defensivas.

El recinto amurallado de Guadalajara se convirtió en el tema central de la conferencia –programada dentro de los actos de las IV Jornadas Europeas de Patrimonio– ofrecida por uno de los mayores conocedores de la época medieval capitalina, Miguel Ángel Cuadrado Prieto, director de las excavaciones realizadas desde 2002 en el Alcázar de Guadalajara, los torreones de Alvarfáñez, Bejanque y sobre algunos restos de la antigua muralla.

Cuadrado “recorrió” los tres tramos en que quedaba dividido el recinto amurallado de la ciudad, en un triángulo cuyos vértices quedaban conformados por el Alcázar, la Puerta de Bejanque y la de Santo Domingo, entre los que se encontraba el Torreón de Alvarfáñez, el más conocido por ser el que mejor se conserva. Estos elementos defensivos se alzaron al estilo de la época, marcado por las influencias de los mudéjares de la zona de Granada.

La decadencia del siglo XVI al siglo XIX

La pérdida de la utilidad defensiva, el crecimiento de la ciudad en extramuros y la falta de afán por conservar las construcciones de la oscura época feudal hicieron que el recinto amurallado de Guadalajara, como en otras muchas ciudades, comenzara sufrir un notable deterioro que culminó con el derribo definitivo de la muralla y algunos torreones en el “urbano” siglo XIX. Sólo la acción de algunos eruditos como Diges o Layna Serrano frenaron la destrucción completa de estos elementos arquitectónicos defensivos.

Los trabajos arqueológicos realizados en los pasados años sirvieron para dibujar una idea de lo que fue la Guadalajara medieval, su fisionomía, su trazado y los usos dados. No era casual la disposición de estos elementos defensivos. Sirve de ejemplo la función del Torreón del Alamín como defensa del paso del puente o la del Alcázar, situado estratégicamente en el paso de llegada a Guadalajara desde Madrid. Ya en el nefasto siglo XVI, se conservaron algunas de las puertas y torreones por su utilidad en el control del pago de impuestos sobre mercancías.

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