Paseando bajo la media luna de Al Munakab (Almuñécar, Granada)

15/5/07 .- www.diariogranadahoy.com/Sergio Sebastiani

ALMUÑÉCAR. Del importante legado monumental que tiene Almuñécar, el más rico de todo el litoral granadino, el islámico es tal vez el que menos destaca y el que se encuentra más degradado. Una situación paradójica, ya que es una de las culturas más actuales de las que poblaron el entorno. Tal vez su grado de exposición sea la clave, pues las tumbas fenicias o las ruinas romanas, por sólo mencionar algunos, han permanecido durante siglos enterrados, y a la vez protegidos.

En este marco, Jesús Serrano Garijo, catedrático de Lengua Española y Literatura ya retirado, se ha propuesto poner en valor esta herencia andalusí, aunque de una forma peculiar, a través de la obra de diversos autores que durante siglos han ido plasmando esa huella. Un paseo bajo la media luna es el nombre de este trabajo, que acaba de ver la luz y que pretende servir a cualquier viajero para realizar "un recorrido por la Almuñécar musulmana -Al Munakab, según su nombre en época andalusí- intentando buscar recuerdos de aquella época". La obra, heredera de una anterior del mismo autor llamada El collar de las medinas -recoge un itinerario similar, pero por toda Andalucía- viene acompañada de 16 ilustraciones de Marcela Zoido, que sitúan al lector en el entorno que se está describiendo.

El recorrido que propone Jesús Serrano se inicia en el Palacete de La Najarra, que acoge "los únicos elementos decorativos árabes que veremos en nuestro paseo". Si bien el inmueble data de 1845, sus primeros moradores, propietarios de un ingenio azucarero contiguo, encargaron su construcción a alarifes y yesistas de Tetuán. "Si no fuera por este delicioso pastiche y otros posteriores, recorreríamos inútilmente la ciudad buscando un arco de herradura o unos atauriques, a pesar de los nueve siglos de presencia musulmana en nuestra ciudad. Ciertamente nos quedan algunos tramos de muralla y muros del castillo, pero o son escasos, o están semiderruidos, o están tapados. También tenemos el urbanismo morisco de su casco antiguo, pero el trazado es lo único árabe que resta", sentencia el autor en el primer capítulo.

El recorrido continúa por la playa de San Cristóbal, lugar donde el autor repara en el pasado industrial azucarero legado por los musulmanes. Una cita de Henríquez de Jorquera de 1646 lo resume, junto a otras virtudes: "La costa de la ciudad de Almuñécar es uno de los mejores países d"este reino de Granada; abastecido de todos mantenimientos, aunque de trigo algo moderado, es regalado de mucha caza y tempranas frutas, buenos ayres, hermosos y apacible cielo y terreno de cristalinas aguas. Críase muy buena seda y en los lugares marítimos extremada açucar de la más fina del reino". En el entorno del peñón del Santo, con su imponente estatua de bronce de Abderramán I -obra de Miguel Moreno de 1984-, Serrano propone detenerse a recordar el desembarco del príncipe omeya en Almuñécar en 755 para restaurar en Al Ándalus la dinastía perdida en Damasco. Así, evocará la historia del emir de Córdoba a través de autores como el sirio libanés Ahmed Saíd Adonis, Reinhart Dozy, Miguel Lafuente Alcántara o Ben Al-Jatib.

El parque El Majuelo también es parte del recorrido propuesto por Jesús Serrano, pues además de ofrecer una buena perspectiva del castillo y las murallas árabes, acoge desde hace menos de dos años una docena de esculturas realizadas in situ por artistas sirios durante los últimos encuentros hispano árabes celebrados en el municipio. Desde el parque se inicia el ascenso hacia el Castillo de San Miguel, al que se dedica casi la tercera parte de Un paseo bajo la media luna por tratarse del monumento islámico más emblemático de la ciudad. El recorrido por la fortaleza demandará un buen rato, pues a la vez que el lector-visitante se detiene en cada uno de sus rincones, podrá al mismo tiempo repasar las peripecias de los sucesores de Abderramán en su aventura por la península ibérica, en especial las que tuvieron lugar en el entorno de Almuñécar.

Hisn Al Munakab, tal el nombre del castillo en aquel entonces, tuvo gran importancia estratégica desde la misma llegada de Abderramán, aunque no fue hasta el siglo XIV, bajo el reinado de Mohamed V, cuando empezó a tomar forma "la alcazaba nazarí que ha llegado, más o menos arruinada, hasta nosotros", destaca Serrano Garijo, y añade que "las reformas de los Reyes Católicos y Carlos I le dieron su forma definitiva". Las reseñas del autor dejan bien en claro la tenacidad y la importancia estratégica de la fortaleza, que el rey Abdalá -subió al trono del reino de taifas granadino en 1075- dejó expresadas en sus memorias. En referencia al visir Simacha, señalaba que "comenzó por urdir intrigas contra mí, valiéndose de sus contríbulos, en las diferentes plazas fuertes, de las cuales la más hostil en contra mía fue la ciudad de Almuñécar". Más adelante, y ante las acometidas de Alfonso VI que acababa de conquistar Toledo, indicaba: "Aún hice más preparativos por si vencía el rey cristiano, y fue en pensar en reforzar Almuñécar, para estar, en caso necesario, junto al mar, cerca de los musulmanes de África, y poder defender desde ella en lo posible, hasta verme obligado a cruzar el mar y salvar la vida". El castillo sexitano también es escenario de los recuerdos de niñez de Boabdil, que cita Antonio Gala en El manuscrito carmesí. Hablando de su tío El Zagal, el último rey nazarí evocaba: "Cada mañana descendíamos de la fortaleza y galopábamos por la playa en competiciones apasionantes, cuyas reglas me permitía mi tío establecer, y en las que, a pesar de darme todas las ventajas, siempre me superaba. Aquellos días felices, ilimitados y luminosos, estuvieron llenos de mi tío y del mar".

El trayecto propuesto por Jesús Serrano y su selección de textos -antiguos y contemporáneos- sigue adelante por diversos puntos del casco antiguo de la ciudad como la Alfarería, el barrio de San Miguel, las plazas del Ayuntamiento y Kelibia o el monumento al Fenicio, en pleno paseo marítimo. Cada rincón de Almuñécar es objeto de una descripción detallada y de todo tipo de citas que permiten al lector, siguiendo el recorrido, no sólo contemplar su belleza o valor histórico, sino transportarse varios siglos atrás e imaginar las andanzas que nuestros ancestros musulmanes, pero andaluces al fin, vivieron en ese entorno.

La obra "Un paseo bajo la media luna", que acaba de ver la luz, permitirá al viajero realizar un recorrido por la Almuñécar musulmana, llamada entonces Al Munakab, y bucear en los recuerdos de aquella época

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