Los parajes alpujarreños con más interés cultural
26/4/07 .- ideal.es
Pitres, Ferreirola, Almegíjar, Mecina Fondales o Tímar, 'pueblos BIC' en los que se descubren la gastronomía y vivencias de la comarca
SABOR a pueblo auténtico, olor a naturaleza y aires de calma. Es lo que se respira y siente en la Alpujarra alta, baja y media. Eso sí, después de superar las curvas de la carretera que regala al viajero unas panorámicas inmejorables. En días nublados parece que se está viajando por encima de las nubes y en jornadas soleadas se puede divisar hasta el Mar Mediterráneo. Esta semana volvemos otra vez a la Alpujarra para disfrutar de estas estampas y para recorrer algunos de los municipios que han sido declarados recientemente Bien de Interés Cultural (BIC), concretamente en la Alpujarra media y en La Tahá. Y por supuesto para degustar el rico plato alpujarreño y sus jamones.
En este recorrido el viajero debe pararse en alguno de los municipios y núcleos poblacionales más pequeños, menos conocidos y con un encanto especial. Súbanse al coche y prepárense para caminar después por antiguas veredas, cruzar algunos ríos, hacerse fotos en antiguos molinos y recorrer el trayecto de un pueblo a otro a pie. La primera parada, en La Tahá. El excursionista debe pasear por Atalbéitar, Ferreirola, Mecina Fondales y Pitres.
Este último es uno de los núcleos poblacionales más conocidos de la zona. Tiene varios alojamientos rurales por lo que se puede elegir como 'cuartel general' para ir y venir a los diferentes cortijos, aldeas... En el pueblo llama la atención su gran plaza y también la idiosincrasia de sus gentes, que tradicionalmente son conocidas por su socarronería. Se van a divertir con sus chascarrillos y las historias que viven desde antiguo. Después de recorrer las calles de Pitres, el viajero debe visitar Mecina Fondales y 'refrescarse' un poco en su antiguo lavadero público, que conserva trazos de su modesta monumentalidad. Los amantes de la lectura pueden llevarse en la maleta el libro 'Al sur de Granada', de Gerald Brenan, y reconocer en sus escritos los parajes alpujarreños. Precisamente fue en Fondales fue donde el escritor fijó su residencia de verano. Un breve paseo hasta el río permite contemplar los restos de un viejo molino árabe, considerado como una de las obras más representativas de la arquitectura medieval de la zona.
Para completar el recorrido, el viajero debe pararse en Ferreirola -conserva una iglesia y varias fuentes donde reponer fuerzas- y también en Atalbéitar. Éste es el núcleo más oriental del municipio y uno de sus más modernos y apacibles rincones. Un auténtico lujo. En estos lugares no hay prisa ni estrés. Sí hay pequeños bares y tabernas donde reponer fuerzas.
Calles y tejados
No muy lejos de La Tahá se sitúa Almegíjar, otro de los municipios declarados BIC. Es un pueblo encantador, típicamente alpujarreño -desde donde mejor se disfruta de la estampa de los tinaos y chimeneas es desde el llamado Tajo de la Cruz-, con calles estrechas y empinadas. Es un enclave particular, con aldeas como la de Notáez, pequeña pero con unos maravillosos jardines, más vistosos ahora en primavera. Uno de los pocos monumentos de Almegíjar es la iglesia parroquial, que cuenta con un bonito retablo con la imagen del Cristo de la Salud.
Un poco más al oriente está nuestra siguiente cita, poco conocida pero una auténtica joya natural. Es Tímar, en la vertiente sur de Sierra Nevada. Esta pequeña localidad está rodeada de bancales y sobre ella se sitúa La Piedra Amarilla y, a la derecha, el impresionante Cerro de los Riscos. Por el municipio discurre además un camino histórico que le une con Juviles y que tiene una mención especial en la declaración de BIC.
Este paseo por la Alpujarra es una maravillosa propuesta para el próximo 'puente' del primero de mayo. Hay muchos parajes, calles, acequias, molinos... que recorrer.
SABOR a pueblo auténtico, olor a naturaleza y aires de calma. Es lo que se respira y siente en la Alpujarra alta, baja y media. Eso sí, después de superar las curvas de la carretera que regala al viajero unas panorámicas inmejorables. En días nublados parece que se está viajando por encima de las nubes y en jornadas soleadas se puede divisar hasta el Mar Mediterráneo. Esta semana volvemos otra vez a la Alpujarra para disfrutar de estas estampas y para recorrer algunos de los municipios que han sido declarados recientemente Bien de Interés Cultural (BIC), concretamente en la Alpujarra media y en La Tahá. Y por supuesto para degustar el rico plato alpujarreño y sus jamones.
En este recorrido el viajero debe pararse en alguno de los municipios y núcleos poblacionales más pequeños, menos conocidos y con un encanto especial. Súbanse al coche y prepárense para caminar después por antiguas veredas, cruzar algunos ríos, hacerse fotos en antiguos molinos y recorrer el trayecto de un pueblo a otro a pie. La primera parada, en La Tahá. El excursionista debe pasear por Atalbéitar, Ferreirola, Mecina Fondales y Pitres.
Este último es uno de los núcleos poblacionales más conocidos de la zona. Tiene varios alojamientos rurales por lo que se puede elegir como 'cuartel general' para ir y venir a los diferentes cortijos, aldeas... En el pueblo llama la atención su gran plaza y también la idiosincrasia de sus gentes, que tradicionalmente son conocidas por su socarronería. Se van a divertir con sus chascarrillos y las historias que viven desde antiguo. Después de recorrer las calles de Pitres, el viajero debe visitar Mecina Fondales y 'refrescarse' un poco en su antiguo lavadero público, que conserva trazos de su modesta monumentalidad. Los amantes de la lectura pueden llevarse en la maleta el libro 'Al sur de Granada', de Gerald Brenan, y reconocer en sus escritos los parajes alpujarreños. Precisamente fue en Fondales fue donde el escritor fijó su residencia de verano. Un breve paseo hasta el río permite contemplar los restos de un viejo molino árabe, considerado como una de las obras más representativas de la arquitectura medieval de la zona.
Para completar el recorrido, el viajero debe pararse en Ferreirola -conserva una iglesia y varias fuentes donde reponer fuerzas- y también en Atalbéitar. Éste es el núcleo más oriental del municipio y uno de sus más modernos y apacibles rincones. Un auténtico lujo. En estos lugares no hay prisa ni estrés. Sí hay pequeños bares y tabernas donde reponer fuerzas.
Calles y tejados
No muy lejos de La Tahá se sitúa Almegíjar, otro de los municipios declarados BIC. Es un pueblo encantador, típicamente alpujarreño -desde donde mejor se disfruta de la estampa de los tinaos y chimeneas es desde el llamado Tajo de la Cruz-, con calles estrechas y empinadas. Es un enclave particular, con aldeas como la de Notáez, pequeña pero con unos maravillosos jardines, más vistosos ahora en primavera. Uno de los pocos monumentos de Almegíjar es la iglesia parroquial, que cuenta con un bonito retablo con la imagen del Cristo de la Salud.
Un poco más al oriente está nuestra siguiente cita, poco conocida pero una auténtica joya natural. Es Tímar, en la vertiente sur de Sierra Nevada. Esta pequeña localidad está rodeada de bancales y sobre ella se sitúa La Piedra Amarilla y, a la derecha, el impresionante Cerro de los Riscos. Por el municipio discurre además un camino histórico que le une con Juviles y que tiene una mención especial en la declaración de BIC.
Este paseo por la Alpujarra es una maravillosa propuesta para el próximo 'puente' del primero de mayo. Hay muchos parajes, calles, acequias, molinos... que recorrer.
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