Arqueología delictiva (Ourense)
2/4/07 .- lavozdegalicia.es
Una afición apasionante, pero prohibida
Sin permisos y con un detector de metales, un valdeorrés creó una gran colección de restos. Quiere donarlos a un museo, pero tiene miedo
Hacía mis búsquedas de noche, con una lechuza volando alrededor del campanario, la niebla trepando por la colina y la luna muy grande. Te sentías transportado en un sueño de siglos». No parecen éstas las palabras de un delincuente, pero quien las dice lo es en cierto modo. El delito de este vecino valdeorrés es la búsqueda de vestigios arqueológicos con un detector de metales sin permiso administrativo.
Este hombre -al que llamaremos Juan porque no quiere revelar su verdadero nombre- tiene intención de donar todos los restos que ha encontrado para la creación de un museo en Valdeorras, una dotación de la que carece la comarca a pesar de estar trufada de yacimientos arqueológicos. Con este objetivo Juan contactó con el Instituto de Estudios Valdeorreses y con el Museo Arqueolóxico Provincial de Ourense, pero el desinterés de unos y los advertencias de ilegalidad de los otros complican la tarea.
Su afición por los vestigios de otras épocas comenzó hace tiempo como coleccionista, pero hace alrededor de tres años se hizo con un detector de metales con el que él mismo pudo seguir ampliando su recopilación. Sus búsquedas las realizó en la tierra de los gigurros, nombre con el que se conocía a los que habitaban la zona de Valdeorras en la época romana.
La mayoría de los restos los encontró en Larouco y en el valle de A Rúa y pertenecen precisamente a esa época, aunque también a otras previas, como cerámicas de los pueblos celtíberos.
Entre los elementos de su colección destacan fíbulas con círculos concéntricos que recuerdan a la civilización celta, un trozo de una diadema del siglo I antes de Cristo e incluso un posible cetro de poder religioso o tribal mucho más antiguo.
Respeto
Juan asegura que sus búsquedas las realizó siempre con respeto, sin excavaciones destructivas, con el único interés de aprender de las antiguas civilizaciones que habitaron Valdeorras. La arqueología, dice, está muy olvidada en una comarca con un impresionante patrimonio de yacimientos y vestigios de otras épocas. Tanto que en sus búsquedas también ha encontrado monedas medievales, del Reino de Portugal, botones de principios del siglo XX, etcétera.
De su afición también guarda numerosas anécdotas, como sus encuentros con jabalíes. Juan es un hombre que se apasiona hablando de sus rastreos. Cuando encontró una moneda romana de Tiberio dice que lo hizo «bajo un almendro en flor y una fina llovizna». Una pasión, ¿delictiva?
Sin permisos y con un detector de metales, un valdeorrés creó una gran colección de restos. Quiere donarlos a un museo, pero tiene miedo
Hacía mis búsquedas de noche, con una lechuza volando alrededor del campanario, la niebla trepando por la colina y la luna muy grande. Te sentías transportado en un sueño de siglos». No parecen éstas las palabras de un delincuente, pero quien las dice lo es en cierto modo. El delito de este vecino valdeorrés es la búsqueda de vestigios arqueológicos con un detector de metales sin permiso administrativo.
Este hombre -al que llamaremos Juan porque no quiere revelar su verdadero nombre- tiene intención de donar todos los restos que ha encontrado para la creación de un museo en Valdeorras, una dotación de la que carece la comarca a pesar de estar trufada de yacimientos arqueológicos. Con este objetivo Juan contactó con el Instituto de Estudios Valdeorreses y con el Museo Arqueolóxico Provincial de Ourense, pero el desinterés de unos y los advertencias de ilegalidad de los otros complican la tarea.
Su afición por los vestigios de otras épocas comenzó hace tiempo como coleccionista, pero hace alrededor de tres años se hizo con un detector de metales con el que él mismo pudo seguir ampliando su recopilación. Sus búsquedas las realizó en la tierra de los gigurros, nombre con el que se conocía a los que habitaban la zona de Valdeorras en la época romana.
La mayoría de los restos los encontró en Larouco y en el valle de A Rúa y pertenecen precisamente a esa época, aunque también a otras previas, como cerámicas de los pueblos celtíberos.
Entre los elementos de su colección destacan fíbulas con círculos concéntricos que recuerdan a la civilización celta, un trozo de una diadema del siglo I antes de Cristo e incluso un posible cetro de poder religioso o tribal mucho más antiguo.
Respeto
Juan asegura que sus búsquedas las realizó siempre con respeto, sin excavaciones destructivas, con el único interés de aprender de las antiguas civilizaciones que habitaron Valdeorras. La arqueología, dice, está muy olvidada en una comarca con un impresionante patrimonio de yacimientos y vestigios de otras épocas. Tanto que en sus búsquedas también ha encontrado monedas medievales, del Reino de Portugal, botones de principios del siglo XX, etcétera.
De su afición también guarda numerosas anécdotas, como sus encuentros con jabalíes. Juan es un hombre que se apasiona hablando de sus rastreos. Cuando encontró una moneda romana de Tiberio dice que lo hizo «bajo un almendro en flor y una fina llovizna». Una pasión, ¿delictiva?
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