Las obras de la Autovía entre Pamplona y Logroño permiten localizar 25 yacimientos arqueológicos

20/12/06 .- diariodenavarra.es

Bajo la modernidad de la nueva Autovía del Camino se escondía la historia de Navarra. Al menos, algunos de sus vestigios. La construcción de la autovía entre Pamplona y Logroño ha permitido que los arqueólogos localicen 25 yacimientos, de los que 18 no se conocían previamente. Son restos de asentamientos de población, de necrópolis, de explotaciones agrícolas y hasta de un monasterio que estaban ocultas bajo las tierras que hubo que remover para la construcción de la autovía.



Van desde la Edad del Bronce, en el II milenio antes de Cristo, hasta la edad Media. Las excavaciones de doce de ellos se destacan en un libro que acaba de editar la sociedad Autovía del Camino y el Gobierno de Navarra. En Bajo el camino, destacó el consejero de Cultura, Juan Ramón Corpas, «se encuentran las huellas de todos los habitantes» que ha tenido Navarra.
Aunque entre los hallazgos arqueológicos hay un poco de todo, Jesús Sesma Sesma, el jefe de la sección de Bienes Muebles y Arqueología del departamento de Cultura, y coordinador del trabajo, destacaba ayer dos. Por un lado, los restos humanos de carácter prehistórico que han aparecido en lugares que no esperaban. Estaban «en unos agujeros en el suelo que inicialmente eran utilizados como silos y en los que finalmente se depositaron restos humanos». Los hallazgos han tenido lugar en enclaves cercanos a Lorca, como los ya conocidos de Lorkazarra y Osaleta, así como en Cortecampo, en el término municipal de Los Arcos. Sesma destacaba que los restos datan de la Edad del Bronce, una época «de la que se sabe muy poco y que coincide con el fin de los dólmenes». «No se sabe que pasa con esa población a lo largo de todo el segundo milenio antes de Cristo en Navarra. Estos son de los pocos descubiertos en Navarra», recalcó.

Por otro lado, Sesma hizo hincapié en los descubrimientos en el yacimiento de La Atalaya. Aunque se sabía que allí había habido población, las nuevas excavaciones han demostrado que se había formado «un gran poblado, un asentamiento, inmediatamente anterior a una ciudad romana que se sitúa debajo de lo que hoy es el núcleo habitado de Los Arcos. Es una ciudad prácticamente prerromana en Navarra, muy poco conocida».

Un recorrido

El libro, que fue presentado ayer por Juan Ramón Corpas, el consejero de Obras Públicas, Álvaro Miranda, y el consejero delegado de la empresa Autovía del Camino S.A., Ignacio Martínez Alfaro, hace un recorrido por doce de las excavaciones. Comienza en Guenduláin, en el yacimiento de Miravalles II, donde se hallaron muros y otros vestigios datados en la Segunda Edad del Hierro (350-200 antes de Cristo); sigue por el enclave de El Mandalor, en Legarda, donde hubo un asentamiento agrícola romano; por Larrumberri, en Muruzábal, en donde se estudiaron hoyos que durante el Bronce Antiguo y Medio se usaron como basurero, silo o estructura de combustión; por Saratsua, también en Muruzábal, donde hubo un poblado prehistórico al aire libre y después una necrópolis medieval, y donde se han descubierto tumbas y materiales cerámicos; y por Inurreita, en Puente la Reina, donde hubo un poblado en la Edad de Bronce. En Astasoroa, en Cirauqui, hay restos de la Edad del Bronce y la época romana; en el Puente del Cerrado, en Alloz, los restos demuestran la existencia de un poblado.

En Lorca se encuentran tres yacimientos: Lorkazarra, donde las cerámicas halladas han permitido deducir que había un poblado que abarcó desde el neolítico final hasta el Bronce Medio; Osaleta, donde aparecieron enterramientos humanos; y Arantzadia, donde se han excavado hoyos. Los Arcos también tiene tres excavaciones: La Atalaya, donde se ha conseguido conocer a grandes rasgos un núcleo urbano prerromano, y los dos de Cortecampo, donde se encuentran los restos de un asentamiento rural de época romana y un poblamiento de la Edad del Bronce.

Noticias relacionadas

Comenta la noticia desde Facebook

Comentarios

No hay comentarios.