San Lázaro, la joya medieval arrinconada de Sevilla

San Lázaro, la joya medieval arrinconada de Sevilla

Adepa denuncia en el juzgado el deterioro y los bienes desaparecidos desde su cierre

Data de finales del siglo XV

Al San Lázaro de Sevilla no hay quien lo resucite. Los restos históricos del hospital y, muy especialmente, la iglesia de estilo gótico-mudéjar, datada por el profesor Rafael Cómez entre los últimos años del siglo XV y primeros del XVI, permanecen arrinconados por su propietaria, la Junta de Andalucía. Ni el valor patrimonial del conjunto, que conserva restos medievales, ni su catalogación oficial -fue declarada monumento en 1964 y, como tal, es Bien de Interés Cultural- lo han salvado hasta ahora de la desidia oficial.

La asociación conservacionista Adepa, que lleva años denunciando esta situación, ha presentado dos denuncias en el juzgado de guardia entorno a San Lázaro. En la primera, pone de manifiesto el deterioro progresivo del edificio, que en algunos de sus elementos, como el retablo de Villegas y Marmolejo, «quizá sea irreversible». La segunda denuncia se refiere a la desaparición de buena parte de los bienes muebles de la iglesia, que constan en el inventario realizado en 1976 y sobre cuyo paradero poco o nada se conoce. Entre esos objetos (ver listado en esta misma página) hay una docena de cuadros e imágenes. La pieza de más valor es, posiblemente, un óleo de la Virgen de la Leche, pintado en el siglo XVIII y al que el inventario atribuye un «notable interés artístico».

La desidia de la Junta se pone de manifiesto en algunos hechos significativos. Por ejemplo, que el edificio permanece inscrito en el registro de la propiedad a nombre de la Diputación de Sevilla dieciséis años después de que ésta se lo cediera.

Nadie en este tiempo se ha preocupado de poner en orden los papeles, como tampoco nadie se ha ocupado de encargar un proyecto de rehabilitación integral. La Consejería de Salud ha hecho algunas obras de emergencia -las últimas, en las cubiertas voladizas del claustro (antigua zona de viviendas de las monjas)- pero no quiere saber nada de la vertiente patrimonial del edificio y remite a Cultura. Cultura no actúa, ni exige a Salud que lo haga.

La antigua iglesia, desacralizada en 1998, no tiene más uso que de esporádico almacén cuando así lo requiere el hospital. En su nave central están amontonadas en la actualidad las tejas de la cubierta, sustituida por una provisional de fibrocemento para evitar en lo posible la entrada de agua.

Aparentemente, no presenta riesgos estructurales graves. El diputado andaluz del Partido Popular Jaime Raynaud, arquitecto técnico de profesión, que tuvo ocasión de hacer una visita el pasado junio tras la correspondiente autorización de la Consejería -el antiguo templo permanece cerrado a cal y canto-, asegura que el grado de deterioro es importante, «pero no está en situación crítica». Todavía. «No se puede continuar por más tiempo sin intervenir, porque se agravará la situación», afirma Raynaud, que presentará en breve plazo una proposición no de ley en el Parlamento de Andalucía para pedir la puesta al día del inventario y la redacción de un proyecto de rehabilitación que analice el estado de las cubiertas, los revestimientos y la estructura.

Joaquín Egea, el presidente de Adepa, es aún más pesimista. Asegura que la torre octogonal del templo presenta una evidente inclinación y que «está en peligro». Advierte que nada queda de la maquinaria del reloj, y que las pinturas de los muros se han perdido. Sobre los bienes muebles que se sacaron de la iglesia con motivo de la cesión a la Junta en 1998, tampoco se sabe gran cosa. Todos deberían estar bajo la tutela de la Diputación de Sevilla, su propietaria. Egea quiere que el juez indague dónde se encuentran y que, una vez recuperados, se expongan públicamente en tanto se rehabilita la iglesia y puedan regresar a su lugar original.

Los restos más antiguos del conjunto están en la entrada principal. Se trata de la denominada Torre de los Gausines, edificada antes de la conquista cristiana de la ciudad (1248), y según el profesor Cómez, encajada en el bloque rectangular donde se abre la portada manierista. El historiador data la construcción de la iglesia a finales del siglo XV y principios del XVI.