Las excavaciones arqueológicas… ¿cosas del pasado?

13/5/14 .- http://www.el-nacional.com/

Las excavaciones arqueológicas… ¿cosas del pasado?

Hoy en día los descubrimientos arqueológicos son hechos, más que con una pala y una linterna, con la ayuda de tecnología




La arqueología virtual no es nueva, hay una larga historia detrás la ciencia de ver bajo la superficie sin tener que excavar. Las maravillas arqueológicas de hoy no son resultado de heroicas exploraciones subterráneas, mucho menos de los esfuerzos de adolescentes con sus picas y palas en campos húmedos. Son más que todo "virtuales".

Después de que se inventaron los aviones, no le tomó mucho tiempo a la gente darse cuenta de que se podían ver cosas desde el aire que uno no podía detectar cuando estaba en tierra.

En particular, los pastos y cultivos crecen un poco diferente y a ritmos un poco distintos cuando debajo de ellos se esconden restos de muros o cunetas y bancos. Así uno no los note desde abajo, los patrones son claramente visibles desde arriba.

La ciencia moderna va mucho más lejos y es mucho más sofisticada que eso.

Los arqueólogos ahora usan radares, por ejemplo, para penetrar la superficie de la Tierra y detectar lo que está debajo. Miden patrones magnéticos en los suelos, producidos por las diferentes estructuras subterráneas. Y capturan imágenes aún más precisas desde el aire y hasta con satélites espaciales.

Con "vehículos aéreos no tripulados" o drones se pueden tomar aerofotografías. Computadoras de alto poder procesan los datos y los combinan para proveer planes detallados de muros y pisos, huecos e hipocaustos, ocultos por el paso del tiempo.

Ostia es apenas uno de los lugares en los que se han "visto" cosas asombrosas.

En la ciudad romana de Carnuntum, cerca de la Viena moderna, al lado de los restos visibles de un anfiteatro, se han reconstruido virtualmente las huellas de una gran entrada torreada, un mini campo de práctica y lo que parecen ser unas pequeñas habitaciones. No puede ser otra cosa que una escuela de gladiadores, la única encontrada fuera de Roma.

Nostalgia de primera mano

A primera vista, no hay nada de malo con esta nueva ola de arqueología de alta tecnología.

Incluso cuando el equipo es relativamente caro, es mucho más barato que la excavación tradicional, que para la mano de obra requiere emplear pequeños ejércitos. Además, es mucho, mucho más expedita. Y, si uno decide que quiere ver algo más de cerca, apunta al lugar exacto en el cual enterrar la pala.

Pero lo más importante es que deja los restos arqueológicos en donde están más a salvo: bajo tierra.

La verdad es que probablemente ya tenemos demasiadas ruinas en el mundo, ciertamente más de las que podemos preservar como nos gustaría.

Expuestas a los elementos, las ruinas se arruinan. Esa es la ley de oro de las ruinas y requiere de un esfuerzo sobrehumano (y vastos recursos) detener el proceso natural. Entonces, no vale la pena sumar problemas excavando más.

Si bien es cierto, emociona gozar estas nuevas herramientas ero por otro lado, se pierde cuando dejamos de tener ese contacto directo con la historia y lo remplazamos con imágenes en una pantalla de computador.

La vieja idea de "ver el rostro de Agamenón" puede ser cursi, pero expresa en parte la emoción que se siente al poder estar cerca del pasado distante.

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