25 jóvenes excavan durante dos semanas en Tózar (Moclín, Granada)
2/9/13 .- granadahoy.com
25 jóvenes de distintos puntos de España se acercan a la arqueología durante dos semanas en Tózar, bajo la dirección de Luca Mattei, arqueólogo del grupo de investigación "Toponimia, Historia y Arqueología del Reino de Granada
Tienen entre 18 y 30 años, y llegaron a Tózar, un pequeño anejo de Moclín, el 1 de agosto. Allí han vivido el que ha sido, para la mayoría de ellos, el primer contacto con la arqueología, centrado en tareas de búsqueda y estudio de restos funerarios. Forman parte de una iniciativa impulsada por el Instituto Andaluz de la Juventud que, según su coordinador, Guillermo Quero, supuso una inversión de 25.000 euros entre el campo de trabajo de Tózar y el de Padul. Según la delegada del Gobierno de la Junta de Andalucía, María José Sánchez Rubio, la inversión que la Junta ha realizado en estos campos durante los últimos cinco años supera los 230.000 euros.
En la zona baja de Tózar, a los pies de un pequeño mirador, se encuentra el conjunto arqueológico en el que los voluntarios han desarrollado su labor. El terreno, ahora plagado de nichos, cuerdas, restos óseos e instrumentos de medición y excavación, era un área de campo desatendida, sin delimitar, con tumbas que pasaban inadvertidas entre las rocas.
Muchas llevan varias décadas al descubierto, pero los restos óseos hallados en ellas son insignificantes en comparación con las tumbas que han descubierto los voluntarios. "Para haber trabajado sólo durante ocho días hay mucho material", comenta Cristina Martínez, del grupo de investigación 'Toponimia, Historia y Arqueología del Reino de Granada'.
Para el director de la intervención, Luca Mattei, el campo de trabajo ha supuesto la investigación "correcta y científica" del yacimiento, a diferencia de otras actuaciones menos rigurosas que se realizaron años atrás. No obstante, la verdadera labor de investigación comienza ahora, en el laboratorio. Una vez acabado el trabajo de campo, el gran reto para estos arqueólogos es fechar los restos funerarios encontrados.
Para ello cuentan con una pequeña partida económica que se dedicará a realizar las pruebas del Carbono 14. Luca explicó que, casi con total seguridad, la necrópolis corresponde a un poblado construido en esa zona de Tózar entre los siglos IX y XII. Se habría situado a pocos metros de las tumbas, en un área en la que se han encontrado numerosos restos cerámicos y construcciones emergentes.
Con los materiales extraídos intentarán averiguar la edad a la que fallecieron los cadáveres, algunos de ellos de niños y bebés, a juzgar por el tamaño de las tumbas, e incluso estudiarán las patologías que pudieron causarles la muerte. Además, deben acondicionar el terreno para evitar que la tierra cubra las tumbas, y tratar la roca para frenar su degradación.Pese a la gran cantidad de nichos que han aflorado estos días en Tózar, Luca sospecha que la mayor parte de los restos está aún por descubrir: "hay un área bastante grande que tiene que estar totalmente repleta de tumbas". Sin embargo, no tienen previsto continuar con las excavaciones.
Los jóvenes se han alojado en el antiguo Cuartel de la Guardia Civil de Moclín, restaurado para acoger un hotel que nunca llegó a funcionar, y que actualmente es sede del Centro de Interpretación Comarcal. Tal y como comentó Marcos Pérez, monitor que ha acompañado a los voluntarios, "en otros campos de trabajo duermen en polideportivos, y tienen que hacerse la comida", mientras que en este "han estado en habitaciones para tres personas con cuarto de baño".
Durante estos días el despertador ha sonado temprano. Los jóvenes trabajaban de nueve y media a una y media, con un descanso de media hora. Tras la jornada matinal, almorzaban en un restaurante de Tózar para reponer fuerzas y encarar la tarde, en la que el trabajo daba paso al ocio. El propio Marcos se ha encargado de planificar rutas senderistas, gymkanas, y visitas.
Javi, voluntario procedente de Jaén, ha participado en su tercer campo de trabajo. "Hemos estado bastante entretenidos, casi sin tiempo para descansar ni dormir". No obstante, dijo haber vivido una experiencia inolvidable, y destacó la emoción de encontrar tumbas y restos humanos.
Marina, de Málaga, Yanira, de La Rioja, y Cristina, de Castellón, comentaron que la mayoría no tenían ni idea sobre arqueología. "Yo, por ejemplo, estudio derecho, y buscaba hacer algo diferente a lo que estoy acostumbrada", explicó una de ellas. Por supuesto, no se conocían de antes, "aunque, extrañamente, la convivencia ha ido demasiado bien", aseguró Marina entre risas.
Los jóvenes apuraron sus últimas horas de convivencia antes de regresar a sus respectivas ciudades, ya que hoy se despedirán de Granada. Dejan atrás dos semanas de convivencia y muchas horas de trabajo en un territorio hasta ahora desconocido para ellos. Vuelve el sosiego al yacimiento de Tózar, donde quizás el próximo año, otro voluntario se pasee con una caja repleta de restos al grito de "¡Aquí va una caja de huesitos!".
Desde los voluntarios a los monitores y responsables se unen en un "¡Sí!" categórico al preguntarles si repetirían el año que viene. No hay duda.
Tienen entre 18 y 30 años, y llegaron a Tózar, un pequeño anejo de Moclín, el 1 de agosto. Allí han vivido el que ha sido, para la mayoría de ellos, el primer contacto con la arqueología, centrado en tareas de búsqueda y estudio de restos funerarios. Forman parte de una iniciativa impulsada por el Instituto Andaluz de la Juventud que, según su coordinador, Guillermo Quero, supuso una inversión de 25.000 euros entre el campo de trabajo de Tózar y el de Padul. Según la delegada del Gobierno de la Junta de Andalucía, María José Sánchez Rubio, la inversión que la Junta ha realizado en estos campos durante los últimos cinco años supera los 230.000 euros.
En la zona baja de Tózar, a los pies de un pequeño mirador, se encuentra el conjunto arqueológico en el que los voluntarios han desarrollado su labor. El terreno, ahora plagado de nichos, cuerdas, restos óseos e instrumentos de medición y excavación, era un área de campo desatendida, sin delimitar, con tumbas que pasaban inadvertidas entre las rocas.
Muchas llevan varias décadas al descubierto, pero los restos óseos hallados en ellas son insignificantes en comparación con las tumbas que han descubierto los voluntarios. "Para haber trabajado sólo durante ocho días hay mucho material", comenta Cristina Martínez, del grupo de investigación 'Toponimia, Historia y Arqueología del Reino de Granada'.
Para el director de la intervención, Luca Mattei, el campo de trabajo ha supuesto la investigación "correcta y científica" del yacimiento, a diferencia de otras actuaciones menos rigurosas que se realizaron años atrás. No obstante, la verdadera labor de investigación comienza ahora, en el laboratorio. Una vez acabado el trabajo de campo, el gran reto para estos arqueólogos es fechar los restos funerarios encontrados.
Para ello cuentan con una pequeña partida económica que se dedicará a realizar las pruebas del Carbono 14. Luca explicó que, casi con total seguridad, la necrópolis corresponde a un poblado construido en esa zona de Tózar entre los siglos IX y XII. Se habría situado a pocos metros de las tumbas, en un área en la que se han encontrado numerosos restos cerámicos y construcciones emergentes.
Con los materiales extraídos intentarán averiguar la edad a la que fallecieron los cadáveres, algunos de ellos de niños y bebés, a juzgar por el tamaño de las tumbas, e incluso estudiarán las patologías que pudieron causarles la muerte. Además, deben acondicionar el terreno para evitar que la tierra cubra las tumbas, y tratar la roca para frenar su degradación.Pese a la gran cantidad de nichos que han aflorado estos días en Tózar, Luca sospecha que la mayor parte de los restos está aún por descubrir: "hay un área bastante grande que tiene que estar totalmente repleta de tumbas". Sin embargo, no tienen previsto continuar con las excavaciones.
Los jóvenes se han alojado en el antiguo Cuartel de la Guardia Civil de Moclín, restaurado para acoger un hotel que nunca llegó a funcionar, y que actualmente es sede del Centro de Interpretación Comarcal. Tal y como comentó Marcos Pérez, monitor que ha acompañado a los voluntarios, "en otros campos de trabajo duermen en polideportivos, y tienen que hacerse la comida", mientras que en este "han estado en habitaciones para tres personas con cuarto de baño".
Durante estos días el despertador ha sonado temprano. Los jóvenes trabajaban de nueve y media a una y media, con un descanso de media hora. Tras la jornada matinal, almorzaban en un restaurante de Tózar para reponer fuerzas y encarar la tarde, en la que el trabajo daba paso al ocio. El propio Marcos se ha encargado de planificar rutas senderistas, gymkanas, y visitas.
Javi, voluntario procedente de Jaén, ha participado en su tercer campo de trabajo. "Hemos estado bastante entretenidos, casi sin tiempo para descansar ni dormir". No obstante, dijo haber vivido una experiencia inolvidable, y destacó la emoción de encontrar tumbas y restos humanos.
Marina, de Málaga, Yanira, de La Rioja, y Cristina, de Castellón, comentaron que la mayoría no tenían ni idea sobre arqueología. "Yo, por ejemplo, estudio derecho, y buscaba hacer algo diferente a lo que estoy acostumbrada", explicó una de ellas. Por supuesto, no se conocían de antes, "aunque, extrañamente, la convivencia ha ido demasiado bien", aseguró Marina entre risas.
Los jóvenes apuraron sus últimas horas de convivencia antes de regresar a sus respectivas ciudades, ya que hoy se despedirán de Granada. Dejan atrás dos semanas de convivencia y muchas horas de trabajo en un territorio hasta ahora desconocido para ellos. Vuelve el sosiego al yacimiento de Tózar, donde quizás el próximo año, otro voluntario se pasee con una caja repleta de restos al grito de "¡Aquí va una caja de huesitos!".
Desde los voluntarios a los monitores y responsables se unen en un "¡Sí!" categórico al preguntarles si repetirían el año que viene. No hay duda.
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