Un niño de 1.100 años en el jardín (Cistierna, León)
12/7/13 .- http://www.diariodeleon.es
El propietario de una finca localiza una tumba medieval con el esqueleto de un niño de 3 a 5 años que podría confirmar la repoblación de Cistierna en el siglo X.
Apareció por sorpresa y en buen estado de conservación. Roberto Fernández Tejerina se topó con un niño del pasado mientras reparaba el patio de su casa en Cistierna. El hallazgo se produjo en una finca próxima al castillo de Aguilar, por lo que podría haber más enterramientos en la zona.
La cronología de este tipo de tumbas se sitúa en torno a los siglos IX al XII, pues tal y como afirma el historiador local Siro Sánz, «es la característica tumba medieval en cista, en la cual se hace una fosa, se hincan piedras en todo el perímetro de la tumba y, más tarde, se cubre con lajas», como se puede apreciar en la fotografía.
Siro Sánz confirma que la tumba nos indica un poblamiento, anterior al barrio ‘viejo’ actual, a mediados-finales del siglo IX. Sostiene también que «la fosa es la tumba de un niño de 3 a 5 años», hay que recordar que la mortalidad infantil en la época rondaba el 75%.
Por el momento se desconoce el sexo del niño y no se ha visto ningún ajuar ni nada especial que lo identifique con alguna familia relevante de la época. Es una tumba que tiene las características típicas de ese momento, como la orientación— tradicional de los enterramientos cristianos— o las ‘orejeras’ empleadas para sujetar la cabeza del niño.
Asimismo, el experto asevera que «estos grupos familiares se suelen enterrar unos junto a otros, en el interior del templo o en el exterior». Además sostiene que «teniendo en cuenta que es un templo exterior ya desaparecido, podemos datar este cuerpo en una fecha anterior al 1120, entre el siglo X u XI con mayor afinidad». Lugares como el nombrado son cementerios parroquiales y se recogen testimonios que confirman que han aparecido más tumbas con esas características en los aledaños de ésta, lo que nos reafirma que aquí estaba el núcleo poblacional con su templo.
El historiador, natural de la comarca de Cistierna, asegura que los restos «aparecen en un lugar muy interesante, puesto que pueden estar indicando el origen del pueblo de Cistierna, tras la repoblación de la montaña oriental leonesa», tal y como actualmente hoy se conoce. Del mismo modo, la tumba parecen confirmar la existencia de otro templo anterior de la localidad, que hoy se encuentra desaparecido.
Sánz asegura que «las fechas de repoblación para la montaña oriental están muy claras, pues tenemos dos documentos, uno del año 854 —documento de Pureyo— y otro del año 874 — documento de Sisnando de Liébana—, laico y clérigo respectivamente». Ambos repobladores recibieron del rey Alfonso III tierras en el Alto Esla y «son algo así como la carta fundacional de la montaña oriental leonesa», confirma el historiador.
Por lo tanto, este hallazgo permite a historiadores como Sánz confirmar que «estamos ante el origen de los primeros habitantes de Cistierna», pertenecientes a una comunidad campesina del siglo IX que se asienta posiblemente en las zonas altas de la montaña, en torno al castillo de Aguilar, que funcionaba entonces como un complejo defensivo entre Sabero y Cistierna, con un gran castillo, una gran villa amurallada, que se dan vista de forma estratégica el uno al otro y que cierran la entrada del alto valle del Esla hacia el norte. Cabe destacar, según palabras del historiador, que «el hecho de que aparezca una tumba al lado del murrial, significa que los habitantes cristianos se sienten más seguros» frente a los musulmanes.
Apareció por sorpresa y en buen estado de conservación. Roberto Fernández Tejerina se topó con un niño del pasado mientras reparaba el patio de su casa en Cistierna. El hallazgo se produjo en una finca próxima al castillo de Aguilar, por lo que podría haber más enterramientos en la zona.
La cronología de este tipo de tumbas se sitúa en torno a los siglos IX al XII, pues tal y como afirma el historiador local Siro Sánz, «es la característica tumba medieval en cista, en la cual se hace una fosa, se hincan piedras en todo el perímetro de la tumba y, más tarde, se cubre con lajas», como se puede apreciar en la fotografía.
Siro Sánz confirma que la tumba nos indica un poblamiento, anterior al barrio ‘viejo’ actual, a mediados-finales del siglo IX. Sostiene también que «la fosa es la tumba de un niño de 3 a 5 años», hay que recordar que la mortalidad infantil en la época rondaba el 75%.
Por el momento se desconoce el sexo del niño y no se ha visto ningún ajuar ni nada especial que lo identifique con alguna familia relevante de la época. Es una tumba que tiene las características típicas de ese momento, como la orientación— tradicional de los enterramientos cristianos— o las ‘orejeras’ empleadas para sujetar la cabeza del niño.
Asimismo, el experto asevera que «estos grupos familiares se suelen enterrar unos junto a otros, en el interior del templo o en el exterior». Además sostiene que «teniendo en cuenta que es un templo exterior ya desaparecido, podemos datar este cuerpo en una fecha anterior al 1120, entre el siglo X u XI con mayor afinidad». Lugares como el nombrado son cementerios parroquiales y se recogen testimonios que confirman que han aparecido más tumbas con esas características en los aledaños de ésta, lo que nos reafirma que aquí estaba el núcleo poblacional con su templo.
El historiador, natural de la comarca de Cistierna, asegura que los restos «aparecen en un lugar muy interesante, puesto que pueden estar indicando el origen del pueblo de Cistierna, tras la repoblación de la montaña oriental leonesa», tal y como actualmente hoy se conoce. Del mismo modo, la tumba parecen confirmar la existencia de otro templo anterior de la localidad, que hoy se encuentra desaparecido.
Sánz asegura que «las fechas de repoblación para la montaña oriental están muy claras, pues tenemos dos documentos, uno del año 854 —documento de Pureyo— y otro del año 874 — documento de Sisnando de Liébana—, laico y clérigo respectivamente». Ambos repobladores recibieron del rey Alfonso III tierras en el Alto Esla y «son algo así como la carta fundacional de la montaña oriental leonesa», confirma el historiador.
Por lo tanto, este hallazgo permite a historiadores como Sánz confirmar que «estamos ante el origen de los primeros habitantes de Cistierna», pertenecientes a una comunidad campesina del siglo IX que se asienta posiblemente en las zonas altas de la montaña, en torno al castillo de Aguilar, que funcionaba entonces como un complejo defensivo entre Sabero y Cistierna, con un gran castillo, una gran villa amurallada, que se dan vista de forma estratégica el uno al otro y que cierran la entrada del alto valle del Esla hacia el norte. Cabe destacar, según palabras del historiador, que «el hecho de que aparezca una tumba al lado del murrial, significa que los habitantes cristianos se sienten más seguros» frente a los musulmanes.
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