Un atlas recoge el paisaje del Pallars y la Ribagorça antes del año 1.000

La obra, de Víctor Hurtado y Jordi Bolòs, es un nuevo volumen de la Catalunya carolingia

Cómo eran los condados del Pallars y la Ribagorça en el siglos IX y X durante el imperio carolingio, el nombre de sus pueblos, el paisaje, la economía, las instituciones, es lo que recoge el nuevo volumen de la colección Atlas de los condados de la Cataluña carolingia, publicado por Rafael Dalmau Editores. Esta colección, el primer volumen de la cual, salió a la luz en 1998, es un proyecto única en Europa por su detalle, puesto que de los 16 condados catalanes se conservan más documentos que de los otros 300 del resto del imperio de Carlomagno que se extendía hasta Dinamarca, Austria y Roma.

El octavo volumen, dedicado al Pallars y la Ribagorça, es también obra del catedrático de Historia Medieval de la Universitat de Lleida, Jordi Bolòs, y el medievalista y especialista en cartografía histórica, Víctor Hurtado. Incluye mapas de topónimos y de dominios señoriales (a una escala muy detallada, del 1:100.000), además de mapas económicos que permiten reconstruir como eran los dos condados antes del año 1000. En los mapas se han situado la orografía y la hidrografía, los poblamientos, las construcciones religiosas y militares, el paisaje, las actividades extractivas, los cultivos, las comunicaciones o las construcciones de transformación económica, además de los dominios laicos y eclesiásticos.

Además de los cerca de 500 documentos consultados para la elaboración del Atlas, los autores han utilizado estudios lingüísticos llevados a cabo por Universitat de Lleida los últimos años que han permitido situar centenares de nombres de lugares actuales sobre los mapas que prueban que lugares como por ejemplo Erill la Vall, Taüll o Esterri, ya existían antes del cambio de milenio. Los mapas recogen un total de 1.000 topónimos documentados, el 70% de los cuales todavía existen, además se han añadido 320 topónimos preromanos que no encontramos en los documentos y 330 romanos, románicos, germánicos o árabes, entre otros.

El Atlas ha permitido así situar cosas bastante curiosas como por ejemplo topónimos de lugares que evidencian las pervivencias paganas (El Coll de les Fades, o la Montaña de Sorguen, que quiere decir brujas), los faros documentados de Sossís o Villarué (donde se celebraban lo que ahora conocemos como las fallas), caminos de época romana que todavía hoy en día son transitables, o lugares dónde en época carolingia todavía había esclavos.

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