Marisa Serrano: ´Los arqueólogos privados no competimos con los públicos´
29/1/13 .- http://www.levante-emv.com/
La alquería del Moro, un edificio protegido de propiedad municipal, es el telón de fondo de la entrevista con Marisa Serrano, quien defiende que las empresas privadas de arqueología no le han comido el terreno a los arqueólogos municipales. «Nos necesitamos mutuamente», asegura.
¿Como ve el panorama de la arqueología en la ciudad?
La crisis de la construccion nos ha afectado a todos. No hay obra pública ni privada y el 90 % de la arqueología profesional depende de la construcción. Tampoco hay presupuesto para investigación. La próxima vez que hablemos es posible que tenga una tienda de chucherías... (bromea). No quiero decir que los arqueólogos ya no tengamos nada que hacer. Hay edificios históricos por estudiar y rehabilitar y yacimientos que hay que poner en valor.
¿Cómo sobrevive usted en este desierto?
En la época del «boom» inmobiliario se crearon muchas empresas de arqueología privada. Cuando yo empecé a trabajar en Valencia en 1990 existía tan solo una empresa ahora hay unas 20 en toda la Comunitat Valenciana. Con la crisis no es que se hayan cerrado empresas pero sí se mantienen bajo mínimos. Mi empresa nació en 2004 y se mantiene con obras de seguimiento, algo de obra pública y en espera de proyectos como la excavación y puesta en valor de un castillo en Aragón y un yacimiento en los Serranos.
¿Es cierto que su empresa (Semar) ha acaparado las obras municipales comiéndole el terreno a los arqueólogos públicos?
Ahora mismo no estoy en ninguna excavación municipal. La última fue una intervención de urgencia en 2012 en la avenida Portugal de tres días [donde apareció una cripta con 15 enterramientos y restos de cerámica vinculados al rito de la extremaunción] y un seguimiento en la Roqueta. Actualmente estoy trabajando en un seguimiento en Russafa. He hecho intervenciones para el Servicio de Arqueología Municipal, como la alquería del Moro y el mercado del Grao que han sido resultado de un concurso público. Creo que nadie come el terreno a nadie, pues realizamos trabajos diferentes, yo ejecuto excavaciones arqueológicasy ellos supervisan estas excavaciones y las gestionan, nos necesitamos ambos.
¿Es una coexistencia pacífica la de arqueólogos públicos y privados?
La arqueología es una profesión reciente que ha evolucionado mucho en pocos años. Antes las excavaciones sólo las hacían las universidades. Posteriormente, se crearon los servicios municipales de arqueología. Los arqueólogos privados no competimos con los públicos, tenemos funciones diferentes. Empezamos a trabajar con los servicios municipales de arqueología en una época de fuerte demanda de excavaciones de urgencia. Somos la única profesión que está supervisada por partida doble por la conselleria y por el servicio municipal. No podemos mover una piedra sin su autorización.
¿Se ha mercantilizado la profesión?
Sí, porque en los orígenes la arqueología sólo se hacía en universidades con campañas de verano de yacimientos fuera de las ciudades. Al surgir la arqueología urbana, nace con ella el arqueólogo como profesional. Antes sólo se costeaba la excavación arqueológica y no la investigación posterior sin la cual la excavación no sirve casi de nada. Con la Ley de Patrimonio de 1998, se empiezan a regular las actuaciones arqueológicas en la ciudad y el promotor empieza a costear todo el trabajo.
Durante el «boom» inmobiliario ganarían mucho dinero.
La arqueología es una actividad cara porque requiere mucha mano de obra, no porque se gane mucho dinero. La facturacion de las empresas de arqueología se ha reducido en un 70 %.
La de la calle Ruaya pasará a la historia como una de las excavaciones más caras ¿Ha sido también la más importante para usted en cuanto a hallazgos?
La excavación de la calle Ruaya ocupaba 4.700 metros cuadrados, el doble que la Almoina, había 24 peones, nueve arqueólogos, dos dibujantes, técnicos de seguridad, maquinaria, vestuarios, seguros, un comedor y lavadero para los materiales. Si sumas todo eso y lo que duraron las tres campañas [19 meses entre 2005 y 2009] el presupuesto se puso casi en un millón de euros. Ha sido la más grande, pero no la más cara. En Valencia se han hecho excavaciones municipales y privadas más caras. En cuanto a hallazgos, antes que Ruaya, destacaría otras como el templo de la plaza de Busianos y la necrópolis donde recuperamos ajuares funerarios —liras musicales hechas con caparazones de tortuga, recipientes de vidrio, cuentas de collar, agujas de hueso del pelo— o la tinaja entera de época ibérica en la plaza de Cisneros que es una pieza única.
¿Qué transcendencia tiene el hallazgo de Ruaya?
Fue sorprendente. La excavación y la investigación de los materiales ha terminado, aunque quedan partes por supervisar y estudios que hacer para una total interpretación del yacimiento que no se han hecho por falta de presupuesto. Se documentaron dos calzadas, estructuras de mamposteria, fosas y pozos con cerámica de un hábitat del siglo III a.d.C. de época ibérica. Los especialistas actualmente barajan varias hipotesis que sea un poblado agrícola ibérico o un emporio comercial.
¿Como ve el panorama de la arqueología en la ciudad?
La crisis de la construccion nos ha afectado a todos. No hay obra pública ni privada y el 90 % de la arqueología profesional depende de la construcción. Tampoco hay presupuesto para investigación. La próxima vez que hablemos es posible que tenga una tienda de chucherías... (bromea). No quiero decir que los arqueólogos ya no tengamos nada que hacer. Hay edificios históricos por estudiar y rehabilitar y yacimientos que hay que poner en valor.
¿Cómo sobrevive usted en este desierto?
En la época del «boom» inmobiliario se crearon muchas empresas de arqueología privada. Cuando yo empecé a trabajar en Valencia en 1990 existía tan solo una empresa ahora hay unas 20 en toda la Comunitat Valenciana. Con la crisis no es que se hayan cerrado empresas pero sí se mantienen bajo mínimos. Mi empresa nació en 2004 y se mantiene con obras de seguimiento, algo de obra pública y en espera de proyectos como la excavación y puesta en valor de un castillo en Aragón y un yacimiento en los Serranos.
¿Es cierto que su empresa (Semar) ha acaparado las obras municipales comiéndole el terreno a los arqueólogos públicos?
Ahora mismo no estoy en ninguna excavación municipal. La última fue una intervención de urgencia en 2012 en la avenida Portugal de tres días [donde apareció una cripta con 15 enterramientos y restos de cerámica vinculados al rito de la extremaunción] y un seguimiento en la Roqueta. Actualmente estoy trabajando en un seguimiento en Russafa. He hecho intervenciones para el Servicio de Arqueología Municipal, como la alquería del Moro y el mercado del Grao que han sido resultado de un concurso público. Creo que nadie come el terreno a nadie, pues realizamos trabajos diferentes, yo ejecuto excavaciones arqueológicasy ellos supervisan estas excavaciones y las gestionan, nos necesitamos ambos.
¿Es una coexistencia pacífica la de arqueólogos públicos y privados?
La arqueología es una profesión reciente que ha evolucionado mucho en pocos años. Antes las excavaciones sólo las hacían las universidades. Posteriormente, se crearon los servicios municipales de arqueología. Los arqueólogos privados no competimos con los públicos, tenemos funciones diferentes. Empezamos a trabajar con los servicios municipales de arqueología en una época de fuerte demanda de excavaciones de urgencia. Somos la única profesión que está supervisada por partida doble por la conselleria y por el servicio municipal. No podemos mover una piedra sin su autorización.
¿Se ha mercantilizado la profesión?
Sí, porque en los orígenes la arqueología sólo se hacía en universidades con campañas de verano de yacimientos fuera de las ciudades. Al surgir la arqueología urbana, nace con ella el arqueólogo como profesional. Antes sólo se costeaba la excavación arqueológica y no la investigación posterior sin la cual la excavación no sirve casi de nada. Con la Ley de Patrimonio de 1998, se empiezan a regular las actuaciones arqueológicas en la ciudad y el promotor empieza a costear todo el trabajo.
Durante el «boom» inmobiliario ganarían mucho dinero.
La arqueología es una actividad cara porque requiere mucha mano de obra, no porque se gane mucho dinero. La facturacion de las empresas de arqueología se ha reducido en un 70 %.
La de la calle Ruaya pasará a la historia como una de las excavaciones más caras ¿Ha sido también la más importante para usted en cuanto a hallazgos?
La excavación de la calle Ruaya ocupaba 4.700 metros cuadrados, el doble que la Almoina, había 24 peones, nueve arqueólogos, dos dibujantes, técnicos de seguridad, maquinaria, vestuarios, seguros, un comedor y lavadero para los materiales. Si sumas todo eso y lo que duraron las tres campañas [19 meses entre 2005 y 2009] el presupuesto se puso casi en un millón de euros. Ha sido la más grande, pero no la más cara. En Valencia se han hecho excavaciones municipales y privadas más caras. En cuanto a hallazgos, antes que Ruaya, destacaría otras como el templo de la plaza de Busianos y la necrópolis donde recuperamos ajuares funerarios —liras musicales hechas con caparazones de tortuga, recipientes de vidrio, cuentas de collar, agujas de hueso del pelo— o la tinaja entera de época ibérica en la plaza de Cisneros que es una pieza única.
¿Qué transcendencia tiene el hallazgo de Ruaya?
Fue sorprendente. La excavación y la investigación de los materiales ha terminado, aunque quedan partes por supervisar y estudios que hacer para una total interpretación del yacimiento que no se han hecho por falta de presupuesto. Se documentaron dos calzadas, estructuras de mamposteria, fosas y pozos con cerámica de un hábitat del siglo III a.d.C. de época ibérica. Los especialistas actualmente barajan varias hipotesis que sea un poblado agrícola ibérico o un emporio comercial.
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