La coexistencia de dos cortes en el siglo IX divide a los historiadores
8/6/12 .- http://www.lne.es
«Es ir un poco lejos», indica Ruiz de la Peña sobre la teoría de que Ramiro I edificó en el Naranco por su lucha con Nepociano
La teoría de que el Reino de Asturias contó en Oviedo con dos cortes al mismo tiempo en torno al año 842, apadrinada por el arqueólogo de la Universidad Avelino Gutiérrez, cuenta con partidarios y detractores entre los historiadores asturianos, como les ocurrió a los dos bandos que protagonizaron un cruento enfrentamiento para suceder en el trono a Alfonso II. Algunos consideran difícil de probar que Ramiro I mandase construir Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo por la necesidad de dotarse de una sede alternativa a la de Nepociano, que residía en el palacio ubicado en el actual emplazamiento de la Cámara Santa, tal y como sostiene el docente. Por el contrario, otros opinan que se trata de una conclusión «convincente e interesante», que arroja luz sobre un episodio poco claro de la historia del Principado. En todo caso, es una aportación novedosa, fruto de años de investigaciones.
La teoría de Gutiérrez parte de un hecho histórico incontestable: la guerra civil protagonizada a mediados del siglo IX por Ramiro I y Nepociano para hacerse con el poder en el Reino de Asturias, que finalizó con la victoria del primero en la batalla del Puente del Narcea y con el posterior encierro del segundo, al que sus adversarios arrancaron los ojos. La nueva tesis del director del departamento de Historia de la Universidad, y que ayer explicó en las páginas de LA NUEVA ESPAÑA, gira en torno a la idea de que durante un breve período de tiempo -inferior a tres años- Oviedo contó con dos reyes a la vez y que los edificios del Naranco se construyeron para acoger a la corte ramirense y no como lugar de recreo, tal y como defienden otras investigaciones.
«Me parece que defender la existencia de dos cortes paralelas es ir un poco lejos», opina Juan Ignacio Ruiz de la Peña, catedrático jubilado de Historia Medieval. «Personalmente, no me atrevería a decir tanto», añade. De todas formas, sí considera probado que Nepociano ejerció un «poder efectivo» durante un breve período de tiempo, que cifra «en poco más de un año», pese a que algunos expertos le niegan atributos monárquicos. «Fue eliminado de las crónicas posteriores porque fueron escritas por descendientes de su enemigo», sostiene.
Según explica Ruiz de la Peña, el conflicto habría estallado poco después de la muerte de Alfonso II, que no dejó descendencia, al regresar Ramiro I de tierras castellanas, «adonde fue a buscar una mujer con la que casarse». En ese momento, descubrió que Nepociano, pariente del rey difunto, se había hecho con el poder y estalló la guerra, al considerarse ambos depositarios de los derechos dinásticos. «Eso es cierto, pero lo que no veo muy factible es que coexistieran dos cortes tan cercanas, una en Oviedo y otra en el Naranco», indica el catedrático.
Jorge Camino se muestra mucho más cercano a la tesis aportada por Gutiérrez. «Es plausible y, además, resulta muy interesante porque despeja muchas dudas sobre ese período convulso, que acabó en una guerra civil entre dos aspirantes al trono: Ramiro, apoyado por los gallegos, y Nepociano, por vascos y cántabros», resalta el arqueólogo. Además, considera que la suntuosidad de Santa María del Naranco quedaría de esta forma justificada.
«Debido al conflicto político, es muy probable que Ramiro mandase levantar edificios en el Naranco especialmente llamativos, como una necesidad de exaltación simbólica de su poder, una especie de gesto de autoafirmación», asegura.
«Los edificios del Naranco son realmente portentosos para su época y no es de extrañar que, detrás de esa grandiosidad, exista una intencionalidad publicitaria por parte de sus impulsores», prosigue Camino. La única objeción que pone a la teoría de Gutiérrez tiene que ver con la proximidad de las dos cortes. «Parece difícil que los que estaban en Oviedo dejaran construir tan cerca de su terreno. De todas formas, Santa María del Naranco tardó varios años en levantarse, así que es posible que la orden se diera durante la convivencia de los dos reyes, aunque se culminara mucho más tarde», razona.
Más contundente a la hora de defender la hipótesis se muestra Javier Fernández Conde. «Hace años que se empezó a barajar la posibilidad de que coexistieran dos cortes en Oviedo, integradas cada una por los partidarios de diferentes líderes», indica el catedrático jubilado de Historia Medieval, que ha colaborado con Gutiérrez, mano con mano, en varias investigaciones. «La monarquía asturiana, que no era necesariamente hereditaria, se caracterizó por los enfrentamientos de este tipo entre grupos con diferentes intereses políticos», concluye Fernández Conde.
La teoría de que el Reino de Asturias contó en Oviedo con dos cortes al mismo tiempo en torno al año 842, apadrinada por el arqueólogo de la Universidad Avelino Gutiérrez, cuenta con partidarios y detractores entre los historiadores asturianos, como les ocurrió a los dos bandos que protagonizaron un cruento enfrentamiento para suceder en el trono a Alfonso II. Algunos consideran difícil de probar que Ramiro I mandase construir Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo por la necesidad de dotarse de una sede alternativa a la de Nepociano, que residía en el palacio ubicado en el actual emplazamiento de la Cámara Santa, tal y como sostiene el docente. Por el contrario, otros opinan que se trata de una conclusión «convincente e interesante», que arroja luz sobre un episodio poco claro de la historia del Principado. En todo caso, es una aportación novedosa, fruto de años de investigaciones.
La teoría de Gutiérrez parte de un hecho histórico incontestable: la guerra civil protagonizada a mediados del siglo IX por Ramiro I y Nepociano para hacerse con el poder en el Reino de Asturias, que finalizó con la victoria del primero en la batalla del Puente del Narcea y con el posterior encierro del segundo, al que sus adversarios arrancaron los ojos. La nueva tesis del director del departamento de Historia de la Universidad, y que ayer explicó en las páginas de LA NUEVA ESPAÑA, gira en torno a la idea de que durante un breve período de tiempo -inferior a tres años- Oviedo contó con dos reyes a la vez y que los edificios del Naranco se construyeron para acoger a la corte ramirense y no como lugar de recreo, tal y como defienden otras investigaciones.
«Me parece que defender la existencia de dos cortes paralelas es ir un poco lejos», opina Juan Ignacio Ruiz de la Peña, catedrático jubilado de Historia Medieval. «Personalmente, no me atrevería a decir tanto», añade. De todas formas, sí considera probado que Nepociano ejerció un «poder efectivo» durante un breve período de tiempo, que cifra «en poco más de un año», pese a que algunos expertos le niegan atributos monárquicos. «Fue eliminado de las crónicas posteriores porque fueron escritas por descendientes de su enemigo», sostiene.
Según explica Ruiz de la Peña, el conflicto habría estallado poco después de la muerte de Alfonso II, que no dejó descendencia, al regresar Ramiro I de tierras castellanas, «adonde fue a buscar una mujer con la que casarse». En ese momento, descubrió que Nepociano, pariente del rey difunto, se había hecho con el poder y estalló la guerra, al considerarse ambos depositarios de los derechos dinásticos. «Eso es cierto, pero lo que no veo muy factible es que coexistieran dos cortes tan cercanas, una en Oviedo y otra en el Naranco», indica el catedrático.
Jorge Camino se muestra mucho más cercano a la tesis aportada por Gutiérrez. «Es plausible y, además, resulta muy interesante porque despeja muchas dudas sobre ese período convulso, que acabó en una guerra civil entre dos aspirantes al trono: Ramiro, apoyado por los gallegos, y Nepociano, por vascos y cántabros», resalta el arqueólogo. Además, considera que la suntuosidad de Santa María del Naranco quedaría de esta forma justificada.
«Debido al conflicto político, es muy probable que Ramiro mandase levantar edificios en el Naranco especialmente llamativos, como una necesidad de exaltación simbólica de su poder, una especie de gesto de autoafirmación», asegura.
«Los edificios del Naranco son realmente portentosos para su época y no es de extrañar que, detrás de esa grandiosidad, exista una intencionalidad publicitaria por parte de sus impulsores», prosigue Camino. La única objeción que pone a la teoría de Gutiérrez tiene que ver con la proximidad de las dos cortes. «Parece difícil que los que estaban en Oviedo dejaran construir tan cerca de su terreno. De todas formas, Santa María del Naranco tardó varios años en levantarse, así que es posible que la orden se diera durante la convivencia de los dos reyes, aunque se culminara mucho más tarde», razona.
Más contundente a la hora de defender la hipótesis se muestra Javier Fernández Conde. «Hace años que se empezó a barajar la posibilidad de que coexistieran dos cortes en Oviedo, integradas cada una por los partidarios de diferentes líderes», indica el catedrático jubilado de Historia Medieval, que ha colaborado con Gutiérrez, mano con mano, en varias investigaciones. «La monarquía asturiana, que no era necesariamente hereditaria, se caracterizó por los enfrentamientos de este tipo entre grupos con diferentes intereses políticos», concluye Fernández Conde.
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