Castillo Wartburg en Alemania: un monumento a santos, caballeros y trovadores
24/12/11 .- http://www.lagranepoca.com/
Este tesoro de la UNESCO alojó una vez a un monje fugitivo
Eisenack, Alemania – El Castillo Wartburg se esconde en la cima de la montaña con vista al bosque Thuringian, un mar de arboles suficientemente densos para esconder a cientos de Hansels y Gretels extraviados. El pequeño pueblo de Eisenach, donde nació Johann Sebastian Bach, se agrupa al lado del valle.
Similar a unas construcciones en serie, las estructuras que sostienen el Castillo han sido ensambladas en cerca de un milenio de historia. La leyenda dice que Wartburg fue fundada en 1067 por un conde que se llamaba Ludwig Der Springer o Louis the Leaper (Louis el saltador), quien ganó su apodo al saltar desde la celda de su prisión al río que se encontraba muy abajo para poder escapar de sus enemigos.
La evidencia arqueológica sugiere que la parte más antigua del Castillo que sobrevive se construyó a mediados del siglo 12 por Landgrave Ludwig II de Thuringia, cuñado del poderoso emperador romano Frederick Barbarossa.
Teniendo una combinación de las recicladas arquitecturas romana, gótica e italiana, el Wartburg ha hospedado a santos, caballeros, trovadores y a un sacerdote prófugo que se llamaba Martin Lutero.
Clasificada como un patrimonio mundial por sus impresionantes monumentos en el período feudal central europeo con sus “valores culturales de significado universal”.
Uno de los eventos significativos históricos que sucedieron aquí en 1206 fue el equivalente medieval de “American Idol” o “Eurovisión”, que se llevó a cabo en el Recinto de los Cantantes con 800 años de historia. Organizado por Landgrave Herman I y su esposa Sofía, 6 cantantes de Alemania y Austria se presentaron en una competencia musical que no solo probaría quien era el mejor en el escenario sino que también terminaría con la ejecución del que perdiera.
600 años despues, el compositor Richard Wagner utilizó “la Guerra de los cantantes” para la historia de su Ópera “Tannhäuser”. Wagner y el compositor Franz Liszt ejecutaron su Wartburg-música inspirada en el gran recinto del castillo. Hoy en día, la competición tiene como anfitriones a Herman y Sofía que saludan con sus manos a los visitantes desde las páginas de un manuscrito iluminado exhibido en el Salón de los Cantantes.
En 1221, no muchos años después de que los ecos de la canción se habían apagado, el nuevo landgrave (título nobiliario) Ludwig IV, trajo a su prometida Elizabeth de Hungría al Wartburg. Con solo 14 años en ese momento, Elizabeth se hizo querer por el pueblo por su buen desempeño, a tal grado que después de 4 años después de su muerte en 1228, fue canonizada como santa Elizabeth.
El Castillo celebra su vida en murales y mosaicos encargados por el nieto del zar ruso en un estilo romántico alemán del siglo 19.
Pero dejando a un lado a los cantantes y santos, el residente más famoso y central del Wartburg, quien pasó a la historia como un renegado que permaneció en el castillo principios del siglo 16, fue Martin Lutero.
Un inquilino famoso de incógnito
En 1521, condenado por la iglesia por herejia, Lutero se dio a la fuga. El elector Federico de Sajonia, “el sabio”, ocultó al fugitivo en el castillo. En un período de 10 semanas, Lutero tradujo el nuevo testamento del griego al alemán, cambiando la cara del cristianismo en Europa y la estructura vernácula del alemán también.
La historia de su visión de satán, lo que lo llevó a tirar el tintero en contra de la pared, dio como resultado un entablado de souvenirs. El salón de Lutero, presenta un mirador en la ventana, la habitación esta decorada con un retrato de él hecho por Lucas Cranack, el anciano, y aloja un escritorio contemporáneo con silla y una enorme vértebra de ballena, la cual Lutero utilizaba como banquillo.
La sencilla habitación, la cual aloja una revolución religiosa, es la parada más importante en este lugar de Alemania para muchos visitantes.
En habitaciones cercanas, hay un pequeño pero impresionante conjunto de instrumentos musicales medievales, retratos originales de la familia de Lutero y sus allegados hecho por Lucas Cranack, también una colección de relicarios y piezas de arte, incluyendo el impresionante armario gótico Dürer, cuyo tallado fue inspirado por los grabados de Albrech Dürer y Lucas Cranack.
La habitación de Lutero, de unos 500 años, tiene construcciones en madera dentro del patio del Castillo. En una saliente abajo se encuentra el hotel de 100 años, el Auf Der Wartburg, en donde los turistas pueden pasar la noche en habitaciones medievales y observar el vasto bosque, el cual ha cambiado poco desde que Lutero durmió allí.
Susan James es una escritora independiente que vive en Los Ángeles. Ha vivido en India, el Reino Unido y en Hawai y escribe acerca de arte y cultura.
Eisenack, Alemania – El Castillo Wartburg se esconde en la cima de la montaña con vista al bosque Thuringian, un mar de arboles suficientemente densos para esconder a cientos de Hansels y Gretels extraviados. El pequeño pueblo de Eisenach, donde nació Johann Sebastian Bach, se agrupa al lado del valle.
Similar a unas construcciones en serie, las estructuras que sostienen el Castillo han sido ensambladas en cerca de un milenio de historia. La leyenda dice que Wartburg fue fundada en 1067 por un conde que se llamaba Ludwig Der Springer o Louis the Leaper (Louis el saltador), quien ganó su apodo al saltar desde la celda de su prisión al río que se encontraba muy abajo para poder escapar de sus enemigos.
La evidencia arqueológica sugiere que la parte más antigua del Castillo que sobrevive se construyó a mediados del siglo 12 por Landgrave Ludwig II de Thuringia, cuñado del poderoso emperador romano Frederick Barbarossa.
Teniendo una combinación de las recicladas arquitecturas romana, gótica e italiana, el Wartburg ha hospedado a santos, caballeros, trovadores y a un sacerdote prófugo que se llamaba Martin Lutero.
Clasificada como un patrimonio mundial por sus impresionantes monumentos en el período feudal central europeo con sus “valores culturales de significado universal”.
Uno de los eventos significativos históricos que sucedieron aquí en 1206 fue el equivalente medieval de “American Idol” o “Eurovisión”, que se llevó a cabo en el Recinto de los Cantantes con 800 años de historia. Organizado por Landgrave Herman I y su esposa Sofía, 6 cantantes de Alemania y Austria se presentaron en una competencia musical que no solo probaría quien era el mejor en el escenario sino que también terminaría con la ejecución del que perdiera.
600 años despues, el compositor Richard Wagner utilizó “la Guerra de los cantantes” para la historia de su Ópera “Tannhäuser”. Wagner y el compositor Franz Liszt ejecutaron su Wartburg-música inspirada en el gran recinto del castillo. Hoy en día, la competición tiene como anfitriones a Herman y Sofía que saludan con sus manos a los visitantes desde las páginas de un manuscrito iluminado exhibido en el Salón de los Cantantes.
En 1221, no muchos años después de que los ecos de la canción se habían apagado, el nuevo landgrave (título nobiliario) Ludwig IV, trajo a su prometida Elizabeth de Hungría al Wartburg. Con solo 14 años en ese momento, Elizabeth se hizo querer por el pueblo por su buen desempeño, a tal grado que después de 4 años después de su muerte en 1228, fue canonizada como santa Elizabeth.
El Castillo celebra su vida en murales y mosaicos encargados por el nieto del zar ruso en un estilo romántico alemán del siglo 19.
Pero dejando a un lado a los cantantes y santos, el residente más famoso y central del Wartburg, quien pasó a la historia como un renegado que permaneció en el castillo principios del siglo 16, fue Martin Lutero.
Un inquilino famoso de incógnito
En 1521, condenado por la iglesia por herejia, Lutero se dio a la fuga. El elector Federico de Sajonia, “el sabio”, ocultó al fugitivo en el castillo. En un período de 10 semanas, Lutero tradujo el nuevo testamento del griego al alemán, cambiando la cara del cristianismo en Europa y la estructura vernácula del alemán también.
La historia de su visión de satán, lo que lo llevó a tirar el tintero en contra de la pared, dio como resultado un entablado de souvenirs. El salón de Lutero, presenta un mirador en la ventana, la habitación esta decorada con un retrato de él hecho por Lucas Cranack, el anciano, y aloja un escritorio contemporáneo con silla y una enorme vértebra de ballena, la cual Lutero utilizaba como banquillo.
La sencilla habitación, la cual aloja una revolución religiosa, es la parada más importante en este lugar de Alemania para muchos visitantes.
En habitaciones cercanas, hay un pequeño pero impresionante conjunto de instrumentos musicales medievales, retratos originales de la familia de Lutero y sus allegados hecho por Lucas Cranack, también una colección de relicarios y piezas de arte, incluyendo el impresionante armario gótico Dürer, cuyo tallado fue inspirado por los grabados de Albrech Dürer y Lucas Cranack.
La habitación de Lutero, de unos 500 años, tiene construcciones en madera dentro del patio del Castillo. En una saliente abajo se encuentra el hotel de 100 años, el Auf Der Wartburg, en donde los turistas pueden pasar la noche en habitaciones medievales y observar el vasto bosque, el cual ha cambiado poco desde que Lutero durmió allí.
Susan James es una escritora independiente que vive en Los Ángeles. Ha vivido en India, el Reino Unido y en Hawai y escribe acerca de arte y cultura.
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