"Si quieres visitantes, primero has de restaurar y recomponer"

Monzón celebró recientemente una mesa redonda sobre castillos medievales

"Un edificio sin vida, sin uso, muere". Este fue el titular que se desprendió de la mesa redonda sobre dinamización de castillos medievales celebrada el pasado miércoles en la Casa de la Cultura de Monzón, enclavada en los actos previos al XI Homenaje a Guillem de Mont-Rodón, que se celebra este fin de semana. Participaron Jordi Pau, director del castillo de Peñíscola, Joan Baigol, gerente de Turismo de Lérida, Carmen Herreros, gerente de la Asociación de Castillos de La Rioja, y Ana Campo, arquitecta del Ayuntamiento de Monzón, y actuó de moderadora Elena Franco, técnico de Cultura y Turismo.

Pau, responsable del castillo peñiscolano desde 1987, informó de que en la actualidad visitan la fortaleza unas 300.000 personas al año, y sin esconder el motor del propio atractivo turístico de la localidad marítima, remarcó que el éxito vino precedido de una fuerte inversión en restauración a cargo de la Diputación Provincial de Castellón. "Esto funciona así y no al revés. Si quieres visitantes, primero has de restaurar y recomponer. Ahora tenemos una plantilla fija de 15 personas, recaudamos un millón de euros al año y gastamos en obras 800.000. Cuando empiezas a mover un castillo, lo mejor es aliarse con una administración fuerte. En suma: que gestione quien tiene dinero".

Hoy, el castillo de Peñíscola acoge un palacio de congresos y un centro cultural, y es sede de festivales de música y teatro. "Teníamos claro que sin vida, se moría. Un elemento construido para rechazar al foráneo, ahora está completamente integrado en la población. En el interior no hay tiendas ni restaurantes. Eso lo dejamos para los comerciantes de las calles aledañas", dijo.

Baigol se manifestó de forma parecida: "El castillo de Gardeny recibe unas 10.000 visitas al año. Desde el año 2000, entre la Diputación y patrocinadores privados hemos invertido 1,3 millones de euros. No está restaurado al completo ni mucho menos, pero lo abrimos y seguimos trabajando. Entendemos que es un error abrirlo todos los días, sobre todo en invierno, así que en los meses "malos" funcionamos con el sistema de cita previa para grupos. Como ha dicho Jordi, nos dimos cuenta de que o había vida o se moría. A mi modo de ver, no hay que descartar el patrocinio privado en el futuro para continuar los trabajos de restauración".

El castillo de Monzón dispone desde hace año
orologi replica rolex negozio y medio de un Plan Director de Restauración en cuya redacción la Diputación General de Aragón (DGA ) invirtió 240.000 euros. El Ministerio de Cultura, la administración que debe invertir, exigió el documento al Gobierno de Aragón como paso previo a la aprobación de partidas (que todavía no han llegado). Tras la costosa restauración de la Torre del Homenaje, a caballo de los dos siglos, las obras de la última década se han centrado en reparar paños de ladrillería (siempre con dinero de la Administración central). Un "empujón fuerte" en la plaza de Armas le vendría como anillo al dedo para embellecer el interior e incrementar el atractivo del conjunto. Además, este sería un espacio ideal para actividades culturales (música, teatro) en los meses de verano.

MONT-RODÓN

La mesa redonda hizo las veces de prólogo del XI Homenaje a Guillem de Mont-Rodón, que se celebra este fin de semana y tendrá como hilo conductor el Mercado Medieval desplegado en las plazas Mayor y de Santa María y la calle San Antonio. Las Concejalías de Turismo y Cultura han echado el resto en un programa que incluye un Concurso de Trajes Medievales, una Carrera Templaria, las recreaciones y justas medievales de la Asociación Legendaria Simulación, la representación callejera de En busca del Santo Grial por Los Navegantes (Pingaliraina) y El trovador Pere de Monçó por la compañía Artis, un pasacalles de Los Titiriteros de Binéfar (domingo), ceremonias en el castillo y una cena medieval en la plaza Mayor.

La presencia de figurantes de asociaciones y grupos de teatro y vecinos vestidos de época pondrá la guinda al pastel. A poco que el tiempo acompañe, el viaje de Monzón al siglo XIII está servido.