Moneo asegura que el Castillo necesita un segundo proyecto para finalizar el espacio

El arquitecto navarro opina que actualmente el recinto es «un paisaje desolado de ruinas difícil de identificar»

El arquitecto navarro Rafael Moneo no llegó a intervenir en el proyecto de recuperación del Castillo de Zamora, lo impidieron los hallazgos arqueológicos y actualmente el recinto medieval es un espacio inacabado, un «paisaje desolado de ruinas difícil de identificar». El prestigioso diseñador aclaró las dudas que ha dejado su implicación en la recuperación de la fortaleza, el proyecto más emblemático de la ciudad en la última década.


De sus palabras - «más claro no he podido ser», reconoció- se deduce que el espacio necesita una nueva intervención, que tiempo atrás apuntó la alcaldesa Rosa Valdeón, aunque la inversión que requeriría tras el gasto de los fondos europeos concedidos a tal efecto supone la principal traba. Según Moneo, la eliminación del edificio en el interior del Castillo -que albergaba la Escuela de Artes y Oficio- ha mermado «la impronta» de lo que fue la fortaleza antes de la restauración.


El proyectista navarro se remitió a la imagen original del Castillo, con un edificio en forma de rombo encerrado tras las murallas. «Ahora, al despojarlo de la cubierta, los muros han quedado descarnados», razonó Moneo para concluir que «es fácil que volverlos a atar con una cubierta para habilitar un edificio que daría pie a un doble uso: definir mejor la figura del Castillo y dar cabida a la obra de Baltasar Lobo».


En realidad, los hallazgos arqueológicos en el suelo del edificio contribuyeron a verter luz sobre el pasado de la fortaleza, pero dejó en fuera de juego el espacio proyectado por el estudio de Moneo. Junto con los responsables, el arquitecto desaconsejó la superposición de dos edificios, uno para la conservación de las ruinas, el otro para la exposición de la obra de Lobo que queda por mostrar. Moneo apuesta por terminar el proyecto, pero «si queda como ahora, tampoco está nada mal».


Dadas las condiciones actuales, Rafael Moneo idea la conexión entre la Casa de los Gigantes y el interior del edificio medieval. «Si se uniesen las dos cosas, daría lugar a un proyecto de mayor interés y pondría en valor la imagen del Castillo de Zamora», concluyó. Es preciso recordar que el Ayuntamiento recurrió a la Casa de los Gigantes como una solución de urgencia ante los estrechos plazos marcados por Europa para la consecución del proyecto y la recepción de los fondos comunitarios, que en total fueron algo más de seis millones de euros. La solución que propone Moneo pasaría, seguramente, por la adquisición de la Casa de los Gigantes, un edificio de titularidad privada, por el que el Ayuntamiento asume un alquiler anual. El inmueble, según el navarro, debería ser remodelado para adaptarse al fin que se persigue.


Sobre ese segundo proyecto, que no está hecho, Moneo declara que «me gustaría muchísimo intervenir», porque «siempre supone una frustración comenzar a hacer algo y no terminarlo», al tiempo que expresó el deseo de que su relación laboral con Zamora «no fuese algo inacabado».


Antes de pronunciar una conferencia en la exposición «Arquitectura zamorana del siglo XXI», actualmente en funcionamiento en la iglesia de la Encarnación, Moneo respondió a las preguntas de los medios de comunicación sobre el abono del proyecto por parte del Ayuntamiento. El proyectista reconoció que «me adeudan una parte» del montante, aunque «no he venido aquí a presionar a la Corporación de Zamora para que me paguen».


La recuperación del Castillo ha sido uno de los principales proyectos de restauración de la ciudad en la última década, en el que han concurrido distintos problemas que los responsables tuvieron que asumir de manera ágil. La aparición de restos arqueológicos y la demora que conllevó su catalogación así como los estrechos plazos marcados por Europa para rematar las obras condicionaron el rescate de la fortaleza medieval.