Eremitorio perdido en la Ribeira Sacra (Galicia)
8/5/11 .- http://www.elcorreogallego.es/
Excavado en la roca, tiene grabada una cruz latina sobre una especie de altar. Puede ser uno de los primeros templos de culto cristiano en suelo gallego
Muy bien podría ser uno de los primeros lugares destinados al culto cristiano en Galicia. Un eremitorio milenario, perdido y olvidado en pleno corazón de la Ribeira Sacra. Se encuentra en la parte alta de la ribera del río Cabe en Cotillón, pequeña aldea lucense de la parroquia pantonesa de San Román de Acerdre.
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Se trata de una pequeña cueva de planta cruciforme, en cuyo interior, en una reducida capilla pétrea, que semeja excavada en la roca por el hombre, puede verse grabada una cruz cristiana sobre una especie de altar o arca de la alianza, enmarcados por un arco semicircular. Todo ello resaltado en color blanco.
Formas y símbolos parecen vincular esta singular gruta a los primeros cultos cristianos en esta apartada zona, que florecieron aquí en la Alta Edad Media, de la mano de eremitas y monjes que comenzaron a poblarla en busca de sus tranquilas soledades, propicias para orar y celebrar los ritos del nuevo culto.
El monaquismo es uno de los fenómenos más claros del cristianismo de los primeros siglos. Galicia no fue ajena a este movimiento y entre los siglos IV y IX d. C. comienzan a extenderse por el suelo gallego eremitorios, cenobios y movimientos monacales estructurados y jerarquizados.
En el caso de la Ribeira Sacra, su topónimo podría proceder de época medieval y, en un principio, se atribuye su origen a la denominación Rivoira Sacrata, que podría responder a la gran cantidad de monasterios y templos ubicados en los impresionantes cañones y escarpadas laderas que jalonan los cursos de los ríos Miño, Sil y Cabe a su paso por estas agrestes tierras. De hecho, en la actualidad se pueden visitar una veintena de monasterios en estos parajes, entre los que cabe destacar el de San Estevo de Ribas de Sil, en el Ayuntamiento de Nogueira de Ramuín (Orense) y el de San Vicente del Pino, en Monforte de Lemos (Lugo).
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El eremitorio de Cotillón se encuentra en una casa particular, ahora cerrada, que lo utilizaba como bodega. La vivienda corona la ribera del Cabe en Acedre, poco antes de su desembocadura en el Sil. Es un lugar resguardado y aunque hoy el acceso es fácil, en sus orígenes, llegar a ese núcleo tenía que ser una tarea complicada. Una circunstancia que lo alejaba de posible visitantes no deseados. Se trata de un punto estratégico ideal para un eremitorio o una pequeña comunidad de cenobitas. Con estas señas de identidad este primitivo templo muy bien pudo haber sido uno de esos lugares de culto cristiano en la geografía gallega.
PATRIMONIO OLVIDADO. Hoy este singular templo primitivo se encuentra olvidado y cerrado a los ojos de posibles visitantes. Es un recurso desaprovechado que podría incorporarse a la nómina patrimonial de la Ribeira Sacra como un referente destacado en ese fenómeno monacal que vivió la Ribeira Sacra entre los siglos IV y IX d.C. y que es uno de sus signos de identidad, junto con el vino, cuyo cultivo, precisamente, impulsaron las órdenes religiosas hace ahora un milenio.
Aunque esa cueva se encuentra en una propiedad privada, desde determinados sectores vinculados con el turismo en la zona apuntan a que alguna Administración debería intentar negociar la adquisición de la propiedad, cerrada desde hace algunos años, y poner en valor ese vestigio patrimonial de alto interés para la particular historia de la Ribeira Sacra. No cabe duda que esta gruta sería un atractivo interesante para la zona de cara a ese turismo rural emergente en la Ribeira Sacra, que en su gran mayoría tiene un especial interés por el patrimonio artístico, etnográfico y natural de estos parajes, que todavía son, como en tiempos de los eremitas, un remanso verde de paz y sosiego.
Muy bien podría ser uno de los primeros lugares destinados al culto cristiano en Galicia. Un eremitorio milenario, perdido y olvidado en pleno corazón de la Ribeira Sacra. Se encuentra en la parte alta de la ribera del río Cabe en Cotillón, pequeña aldea lucense de la parroquia pantonesa de San Román de Acerdre.
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Se trata de una pequeña cueva de planta cruciforme, en cuyo interior, en una reducida capilla pétrea, que semeja excavada en la roca por el hombre, puede verse grabada una cruz cristiana sobre una especie de altar o arca de la alianza, enmarcados por un arco semicircular. Todo ello resaltado en color blanco.
Formas y símbolos parecen vincular esta singular gruta a los primeros cultos cristianos en esta apartada zona, que florecieron aquí en la Alta Edad Media, de la mano de eremitas y monjes que comenzaron a poblarla en busca de sus tranquilas soledades, propicias para orar y celebrar los ritos del nuevo culto.
El monaquismo es uno de los fenómenos más claros del cristianismo de los primeros siglos. Galicia no fue ajena a este movimiento y entre los siglos IV y IX d. C. comienzan a extenderse por el suelo gallego eremitorios, cenobios y movimientos monacales estructurados y jerarquizados.
En el caso de la Ribeira Sacra, su topónimo podría proceder de época medieval y, en un principio, se atribuye su origen a la denominación Rivoira Sacrata, que podría responder a la gran cantidad de monasterios y templos ubicados en los impresionantes cañones y escarpadas laderas que jalonan los cursos de los ríos Miño, Sil y Cabe a su paso por estas agrestes tierras. De hecho, en la actualidad se pueden visitar una veintena de monasterios en estos parajes, entre los que cabe destacar el de San Estevo de Ribas de Sil, en el Ayuntamiento de Nogueira de Ramuín (Orense) y el de San Vicente del Pino, en Monforte de Lemos (Lugo).
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PATRIMONIO OLVIDADO. Hoy este singular templo primitivo se encuentra olvidado y cerrado a los ojos de posibles visitantes. Es un recurso desaprovechado que podría incorporarse a la nómina patrimonial de la Ribeira Sacra como un referente destacado en ese fenómeno monacal que vivió la Ribeira Sacra entre los siglos IV y IX d.C. y que es uno de sus signos de identidad, junto con el vino, cuyo cultivo, precisamente, impulsaron las órdenes religiosas hace ahora un milenio.
Aunque esa cueva se encuentra en una propiedad privada, desde determinados sectores vinculados con el turismo en la zona apuntan a que alguna Administración debería intentar negociar la adquisición de la propiedad, cerrada desde hace algunos años, y poner en valor ese vestigio patrimonial de alto interés para la particular historia de la Ribeira Sacra. No cabe duda que esta gruta sería un atractivo interesante para la zona de cara a ese turismo rural emergente en la Ribeira Sacra, que en su gran mayoría tiene un especial interés por el patrimonio artístico, etnográfico y natural de estos parajes, que todavía son, como en tiempos de los eremitas, un remanso verde de paz y sosiego.
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