Hallada en Vega Baja el broche de un cinturón de la época visigoda
25/4/11 .- http://www.abc.es/
Los trabajos arqueológicos que se desarrollan en las excavaciones de Vega Baja han permitido encontrar un broche de un cinturón visigodo, fabricado en bronce y prácticamente en perfecto estado.
Según ha informado hoy Toletum Visigodo, la excelente conservación de la pieza ha permitido datarla en el siglo VII o principios del VIII.
Este hallazgo confirma los estudios y conclusiones que sobre este tipo de adornos han realizado diversos historiadores de la época visigoda.
Los científicos han observado en la placa -de once centímetros de larga y cuatro de ancha- una clara influencia bizantina.
Es de las conocidas como liriformes (forma de lirio) con lóbulo arriñonado en el extremo posterior, ornamentación vegetal y simulación de cabezas de aves en compartimentos ordenados, además, en el reverso tiene siete apéndices o remaches perforados para la sujeción del cinturón y, en el extremo, dos engarces donde se introduce la charnela que sujetaba la hebilla.
Según ha apuntado Toletum Visigodo, lo más seguro es que estas placas fueran fabricadas mediante fundición sobre un molde de arena prensada y, una vez frías, se retocaban a mano con limas o troqueles para eliminar las imperfecciones, tarea que se completaba agujereando los apéndices y grabando a buril la decoración.
Su decoración con figuras de aves es muy común en la época visigoda en otros espacios artísticos y piezas escultóricas tal y como se observa en los capiteles de la iglesia de San Pedro de la Nave, en Zamora.
Aunque las primeras placas de este estilo llegaron importadas de otros puntos del Mediterráneo bizantino, ya en el siglo VII se contaba con talleres autóctonos que las fabricaban imitando los modelos que llegaban de fuera y lo más probable es que la mayoría de estos talleres se encontraran situados en la costa, donde se producían los primeros contacto con el exterior.
No obstante, y dada la condición de Toledo como capital del reino visigodo, no se descarta que hubiera fundiciones para abastecer de este tipo de objetos a la monarquía y aristocracias civil y eclesiástica de la época en la ciudad.
Algunos investigadores también consideran posible que artesanos itinerantes extendieran este tipo de adornos por el territorio visigodo.
La utilización y reciclaje de este tipo de placas liriformes también conviviría con la cultura musulmana y se alargaría en el tiempo a partir de la invasión del 711.
Además de esta placa, se han encontrado en buen estado varias hebillas, si bien, se ha descartado que alguna pertenezca a ésta.
Según ha informado hoy Toletum Visigodo, la excelente conservación de la pieza ha permitido datarla en el siglo VII o principios del VIII.
Este hallazgo confirma los estudios y conclusiones que sobre este tipo de adornos han realizado diversos historiadores de la época visigoda.
Los científicos han observado en la placa -de once centímetros de larga y cuatro de ancha- una clara influencia bizantina.
Es de las conocidas como liriformes (forma de lirio) con lóbulo arriñonado en el extremo posterior, ornamentación vegetal y simulación de cabezas de aves en compartimentos ordenados, además, en el reverso tiene siete apéndices o remaches perforados para la sujeción del cinturón y, en el extremo, dos engarces donde se introduce la charnela que sujetaba la hebilla.
Según ha apuntado Toletum Visigodo, lo más seguro es que estas placas fueran fabricadas mediante fundición sobre un molde de arena prensada y, una vez frías, se retocaban a mano con limas o troqueles para eliminar las imperfecciones, tarea que se completaba agujereando los apéndices y grabando a buril la decoración.
Su decoración con figuras de aves es muy común en la época visigoda en otros espacios artísticos y piezas escultóricas tal y como se observa en los capiteles de la iglesia de San Pedro de la Nave, en Zamora.
Aunque las primeras placas de este estilo llegaron importadas de otros puntos del Mediterráneo bizantino, ya en el siglo VII se contaba con talleres autóctonos que las fabricaban imitando los modelos que llegaban de fuera y lo más probable es que la mayoría de estos talleres se encontraran situados en la costa, donde se producían los primeros contacto con el exterior.
No obstante, y dada la condición de Toledo como capital del reino visigodo, no se descarta que hubiera fundiciones para abastecer de este tipo de objetos a la monarquía y aristocracias civil y eclesiástica de la época en la ciudad.
Algunos investigadores también consideran posible que artesanos itinerantes extendieran este tipo de adornos por el territorio visigodo.
La utilización y reciclaje de este tipo de placas liriformes también conviviría con la cultura musulmana y se alargaría en el tiempo a partir de la invasión del 711.
Además de esta placa, se han encontrado en buen estado varias hebillas, si bien, se ha descartado que alguna pertenezca a ésta.
Noticias relacionadas
- Hallada en Vicálvaro una necrópolis visigoda con 900 enterramientos
- La Junta «revisará» la Vega Baja y la Red de Teatros
- Hallan una plaza de 900 m2 en el yacimiento de Vega Baja
- La excavación arqueológica de Vega Baja se concentra en el 20% (Toledo)
- Una cruz bañada en oro, descubierta en Vega Baja de Toledo
Comenta la noticia desde Facebook
Comentarios
No hay comentarios.
Para escribir un comentario es necesario entrar (si ya es usuario registrado) o registrarse