Se documentan en Hondarribia las evidencias más antiguas de membrillo y níspero de la Península ibér
15/1/11 .- http://www.basqueresearch.com
Arkeolan ha recibido estos días los resultados del estudio de las semillas que ha ido recuperando en intervenciones arqueológicas medievales realizadas en los últimos años en el casco histórico de Hondarribia. El estudio ha sido realizado por el grupo de investigación de arqueobiología del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) bajo la dirección de la doctora Leonor Peña-Chocarro, con el apoyo económico de la Diputación Foral de Guipúzcoa.
Este estudio ha permitido documentar numerosas frutas carnosas como ciruelas de varios tipos, cerezas, melocotones, endrinas, uvas, manzanas, higos, membrillos, nísperos y de forma testimonial aceitunas. También el conjunto de frutos secos es interesante siendo significativa la aparición de avellanas, bellotas, nueces, castañas, piñones y esporádicamente hayucos. En cuanto a los cereales se ha identificado trigo, cebada y avena. De particular importancia es también la identificación de varias semillas de calabaza de peregrino o de agua, muy raramente documentada en contextos arqueológicos.
Si bien los resultados en su conjunto pueden considerarse relevantes para el conocimiento de la alimentación en la Edad Media, la parte más llamativa se refiere a los testimonios de membrillo y níspero, por tratarse de especies desconocidas hasta el momento en el registro arqueobotánico de la Península ibérica.
Arkeolan dispone de una de las mejores bases de datos de semillas arqueológicas del estado, gracias a que en muchas de sus excavaciones se encuentra con depósitos inundados que han conservado la materia orgánica por saturación de agua.
Este estudio ha permitido documentar numerosas frutas carnosas como ciruelas de varios tipos, cerezas, melocotones, endrinas, uvas, manzanas, higos, membrillos, nísperos y de forma testimonial aceitunas. También el conjunto de frutos secos es interesante siendo significativa la aparición de avellanas, bellotas, nueces, castañas, piñones y esporádicamente hayucos. En cuanto a los cereales se ha identificado trigo, cebada y avena. De particular importancia es también la identificación de varias semillas de calabaza de peregrino o de agua, muy raramente documentada en contextos arqueológicos.
Si bien los resultados en su conjunto pueden considerarse relevantes para el conocimiento de la alimentación en la Edad Media, la parte más llamativa se refiere a los testimonios de membrillo y níspero, por tratarse de especies desconocidas hasta el momento en el registro arqueobotánico de la Península ibérica.
Arkeolan dispone de una de las mejores bases de datos de semillas arqueológicas del estado, gracias a que en muchas de sus excavaciones se encuentra con depósitos inundados que han conservado la materia orgánica por saturación de agua.
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