El hallazgo que descubrió un antiguo puerto en la Plaza Nueva de Sevilla
15/6/17 .- http://sevilla.abc.es/
El hallazgo que descubrió un antiguo puerto en la Plaza Nueva de Sevilla
Las obras del Metro sacaron a luz en 1981 los restos de un barco de origen bizantino y otro andalusí
A principios de la década de los ochenta, las obras del Metro de Sevilla sacaron a la luz los restos del pasado y la historia de la ciudad, desde la Ispal fenicia hasta los episodios más recientes. Uno de los hallazgos más llamativos fue el que se encontró en Plaza Nueva.
A unos quince metros de profundidad se descubrió un ancla de unos dos metros de longitud que pudo pertenecer a un barco de gran calado, procedente del Mediterráneo más oriental. Un poco más en la superficie, a swiss replica watches unos once metros, aparecían los restos de una pequeña embarcación, probablemente empleada para el transporte de mercancías y personas, datada del periodo andalusí.
«En un primer momento se asocian ambos hallazgos, porque evidentemente en aquella operación de rescate lo que se pudo hacer es documentar con fotografías y a través de planimetría y distintos croquis, y se asociaron. Luego el estudio determinó que el ancla era más antigua, aproximadamente del siglo VI, y que la barca es del periodo andalusí, que tiene una analítica además sobre la madera del carbono 14, que la sitúan en torno al siglo X-XI de nuestra era» explica Ana Navarro, directora del Museo Arqueológico de Sevilla.
Los otros puertos de Sevilla
Para la responsable del Museo Arqueológico, entidad responsable del estudio y conservación de estos restos, lo más llamativo de este descubrimiento es que revela cómo era Sevilla durante la Edad Media.
«Lo fantástico de este hallazgo es que documenta unas instalaciones portuarias, poniendo en evidencia la importancia del puerto y de las comunicaciones fluviales de Sevilla desde que tenemos constancia de la ciudad, desde la Ispal fenicia. Y evidencia la existencia de uno de los cursos de agua que acompañaba la trayectoria del río que lamentablemente no conocemos, pero sí que sabemos que antes del siglo XI tenía otra bifurcación y que a la altura de Plaza Nueva se encontraba una instalación portuaria que permitió que a mediados del siglo VI arribara a este puerto una embarcación de gran porte y de gran calado» indica Navarro.
Según estudios recientes, en colaboración con la Universidad de Oxford, el ancla perteneció a un tipo de embarcación muy habitual en el Mediterráneo oriental. De hecho, se han encontrado elementos similares en las costas de Turquía, barcos de gran calado de hasta veinte metros de eslora, con capacidad para surcar el Mediterráneo.
¿Dónde están esos restos?
Actualmente, los restos del barco «andalusí» y del ancla están en el depósito del Museo Arqueológico de Sevilla, a la espera que de concluir su análisis. Debido a su delicado estado de conservación, se mantienen aislados para evitar su deterioro. «La idea es que en un futuro próximo, cuando se concluyan los trabajos de ampliación del Museo, se incoporen a la exposición para que puedan ser contemplados por todos los sevillanos» apunta Ana Navarro.
Y es que en el momento en que se realizó la intervención de rescate, en el año 1981, la normativa vigente no establecía un protocolo de actuación para este tipo de hallazgos, de ahí que los trabajos posteriores hayan requerido un mayor esfuerzo.
Las obras del Metro sacaron a luz en 1981 los restos de un barco de origen bizantino y otro andalusí
A principios de la década de los ochenta, las obras del Metro de Sevilla sacaron a la luz los restos del pasado y la historia de la ciudad, desde la Ispal fenicia hasta los episodios más recientes. Uno de los hallazgos más llamativos fue el que se encontró en Plaza Nueva.
A unos quince metros de profundidad se descubrió un ancla de unos dos metros de longitud que pudo pertenecer a un barco de gran calado, procedente del Mediterráneo más oriental. Un poco más en la superficie, a swiss replica watches unos once metros, aparecían los restos de una pequeña embarcación, probablemente empleada para el transporte de mercancías y personas, datada del periodo andalusí.
«En un primer momento se asocian ambos hallazgos, porque evidentemente en aquella operación de rescate lo que se pudo hacer es documentar con fotografías y a través de planimetría y distintos croquis, y se asociaron. Luego el estudio determinó que el ancla era más antigua, aproximadamente del siglo VI, y que la barca es del periodo andalusí, que tiene una analítica además sobre la madera del carbono 14, que la sitúan en torno al siglo X-XI de nuestra era» explica Ana Navarro, directora del Museo Arqueológico de Sevilla.
Los otros puertos de Sevilla
Para la responsable del Museo Arqueológico, entidad responsable del estudio y conservación de estos restos, lo más llamativo de este descubrimiento es que revela cómo era Sevilla durante la Edad Media.
«Lo fantástico de este hallazgo es que documenta unas instalaciones portuarias, poniendo en evidencia la importancia del puerto y de las comunicaciones fluviales de Sevilla desde que tenemos constancia de la ciudad, desde la Ispal fenicia. Y evidencia la existencia de uno de los cursos de agua que acompañaba la trayectoria del río que lamentablemente no conocemos, pero sí que sabemos que antes del siglo XI tenía otra bifurcación y que a la altura de Plaza Nueva se encontraba una instalación portuaria que permitió que a mediados del siglo VI arribara a este puerto una embarcación de gran porte y de gran calado» indica Navarro.
Según estudios recientes, en colaboración con la Universidad de Oxford, el ancla perteneció a un tipo de embarcación muy habitual en el Mediterráneo oriental. De hecho, se han encontrado elementos similares en las costas de Turquía, barcos de gran calado de hasta veinte metros de eslora, con capacidad para surcar el Mediterráneo.
¿Dónde están esos restos?
Actualmente, los restos del barco «andalusí» y del ancla están en el depósito del Museo Arqueológico de Sevilla, a la espera que de concluir su análisis. Debido a su delicado estado de conservación, se mantienen aislados para evitar su deterioro. «La idea es que en un futuro próximo, cuando se concluyan los trabajos de ampliación del Museo, se incoporen a la exposición para que puedan ser contemplados por todos los sevillanos» apunta Ana Navarro.
Y es que en el momento en que se realizó la intervención de rescate, en el año 1981, la normativa vigente no establecía un protocolo de actuación para este tipo de hallazgos, de ahí que los trabajos posteriores hayan requerido un mayor esfuerzo.
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