El largo sueño de los visigodos no despierta (Vega Baja, Toledo)

25/4/17 .- http://www.aljyad.com

El largo sueño de los visigodos no despierta (Vega Baja, Toledo)

La aparición de un gran número de piedras antiguas paralizó la construcción de 1.300 viviendas. rolex pas cher Hoy es una parcela abandonada justo al lado de uno de los lugares con más vida de la ciudad


Hace pocas fechas ABC entrevistaba al joven historiador toledano Daniel Gómez Aragonés con motivo de la publicación de su última obra «Vouillé, 507: El nacimiento del Regnum Gothorum de España». En ella, se narra la batalla que tuvo lugar en esta localidad francesa, que supuso la caída inminente del Reino Godo de Tolosa (hoy Toulouse, en Francia) y, a mediados del siglo VI, el nacimiento del Reino Visigodo de Toledo, cuyo arquitecto fue Leovigildo. Aunque este periodo es desconocido por muchos, supone unos de los de replique omega máximo esplendor de la historia de España.

Según explica el autor, «la elección de Toledo como capital del Reino Visigodo no tiene una explicación concreta y existen múltiples teorías». Pero lo que está claro es que Leovigildo decidió instalar aquí su nueva «urbs regia», alejada del centro de la ciudad, donde ya había una población local. Siempre se han barajado varias posibilidades, pero nunca se ha sabido a ciencia cierta dónde podía encontrarse el asentamiento que ocuparon los visigodos.

Junto al campus and


Nunca hasta que, casi por casualidad, unas obras que pretendían construir 1.300 viviendas en la llamada Vega Baja de Toledo empezaron a levantar una gran cantidad de piedras antiguas. Esto ocurría en el 2006 y así empezó la epopeya de replique cartier este importante yacimiento arqueológico que hoy duerme el sueño de los justos, convertido en una parcela abandonada en uno de los lugares con más vida de la ciudad, ya que justo al lado se sitúa el campus universitario de la Fábrica de Armas.

Pero volvamos al 2006. El 26 de julio de ese año el presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, anunciaba la paralización del proyecto urbanizador en Vega Baja tras reunirse en el palacio de La Moncloa con el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, un hecho que mañana martes cumple 10 años y que propiciaría posteriormente su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC). Una decisión que el entonces jefe del Ejecutivo castellano-manchego justificaba del siguiente modo: «No permitiré que se urbanicen los terrenos de la ciudad visigoda. Se convertirán en un parque arqueológico (…) No estoy dispuesto a pasar a la posteridad como la generación que estropeó este patrimonio».

ABC ha hablado con los protagonistas de estos hechos. El actor principal fue José María Barreda, quien no se arrepiente de lo que hizo entonces y, a pesar de las críticas que suscitó su decisión entre los promotores urbanísticos y el Gobierno municipal presidido por el alcalde del PP, José Manuel Molina, no tuvo ninguna duda en frenar la construcción de 1.300 viviendas en la Vega Baja. «Había muchos intereses, y a veces contra intereses no valen razones», señala Barreda.

La opinión del entonces presidente regional no era una excepción porque, según recuerda, en aquel momento había un «clamor» entre una parte importante de la sociedad toledana, especialmente asociaciones del ámbito cultural y vecinal. Entre ellas, Barreda cita el apoyo de la Real Academia de San Fernando, la Real Academia de Bellas Artes y Ciencia Históricas de Toledo, Hispania Nostra, La Escuela de Magisterio o la Real Fundación. Pero, sobre todo, destaca el gran papel que tuvo el presidente en esos años de esta última institución toledana, Gregorio Marañón Bertrán de Lis, quien incluso llegó a recibir amenazas por parte de los promotores y de algún responsable del Ayuntamiento para hacer público alguno de los caminos de su Cigarral de Menores.

Días de angustia y esperanza

Una alabanza que el mismo Gregorio Marañón devuelve al entonces presidente castellano-manchego. «Aquellos días fueron tan angustiosos como esperanzadores. Por un lado, teníamos la conciencia de la inmensa pérdida que para replique rolex Toledo representaba el atentado urbanístico que se había perpetrado en Vega Baja y, por otro, yo tenía el compromiso de José María Barreda de que iba a salvarla, como finalmente hizo», relata Marañón a ABC.

Pero, ¿qué hay en Vega Baja y qué es lo que se ha encontrado allí hasta ahora? «Obviamente, Vega Baja no son las pirámides de Egipto, pero tiene su importancia», afirma Rafael Caballero, gerente de Novas Arqueología y uno de los que dirigió los trabajos en el yacimiento. Allí se han encontrado los restos de edificios de un importante asentamiento desde época visigoda hasta época emiral, durante los primeras décadas de presencia musulmana en la ciudad.

Se realizaron varias campañas de excavación en los primeros años, pero luego las cuadrillas fueron menguando año tras año. Durante ese tiempo se descubrieron zócalos de piedra propios de la arquitectura visigoda, además de muchos objetos y elementos de ese periodo histórico. Incluso, los arqueólogos piensan que alguno de los edificios pueden corresponderse con la basílica pretoriense de San Pedro y San Pablo, donde se celebraron los Concilios de Toledo.

Gregorio Marañón define la Vega Baja del siguiente modo: «Es el paisaje histórico mejor conservado más allá del centro de Toledo y esto, por sí solo, justifica su preservación. A lo anterior se añade lo que algunos consideran, que es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de Europa, pues allí se encontraría la parte más monumental y representativa de la ciudad visigoda que fue, junto con Constantinopla, la urbe más importante de su tiempo. Además, es un espacio que, por su localización geográfica entre el río, Santa Teresa y el centro histórico, debería constituir el mejor parque de la ciudad, como lo es en Madrid El Retiro».

Esta visión tan idílica contrasta con la realidad de lo que cualquiera puede observar hoy, una parcela abandonada en la que los rastrojos ganan terreno a las ruinas de lo que fuera la «urbs regia» visigoda, que aunque no corren el riesgo de desaparecer, sí pueden sufrir un serio deterioro. «La situación actual de Vega Baja es absolutamente lamentable», dice el mismo Marañón, quien critica que esta zona se haya convertido, «en el mejor de los casos en un parking y el resto en unos terrenos abandonados y, para colmo, cercados para evitar su disfrute por los ciudadanos».

El diagnóstico está claro y todos los actores implicados coinciden en la penosa situación que vive la Vega Baja. Pero, ¿cuáles son las causas de este abandono? Aparte de la crisis, cuyos efectos devastadores se cebaron con una exigua inversión en patrimonio y cultura, las luchas y diferencias entre las distintas administraciones públicas, en función del partido político, condenaron a este espacio al replique montre suisse ostracismo. Algo en lo que incluso están de acuerdo los propios políticos.

Definidos el diagnóstico y las causas del mal, ahora queda dar con un tratamiento oportuno, algo en lo que parece que también coinciden la mayor parte de los protagonistas. Fue el actual presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, el que a finales del año pasado anunció que en 2016 se volverían a realizar excavaciones arqueológicas en esta zona protegida, en donde no se trabaja desde la primavera de 2011, justo coincidiendo con los cuatro años de gobierno de María Dolores de Cospedal.

Un arqueólogo contratado

Precisamente, la semana pasada la Consejería de Educación, Cultura y Deportes contrató a un arqueólogo para supervisar los trabajos de limpieza y desbroce de la parcela de Vega Baja. «Estas labores de limpieza me gustaría que no fueran una cosa puntual y que se mantuviera durante todo el año», indica a ABC el consejero Ángel Felpeto, quien expresa su intención de contratar a alguna persona más a través un plan de empleo.

Más allá de anuncios y promesas, la realidad es otra muy diferente. Hay múltiples informes y expedientes sobre las excavaciones que llevan años cogiendo polvo en el Museo de Santa Cruz y se espera la aprobación de un nuevo Plan de Ordenación Municipal (POM) para poner fin a esta situación. De hecho, el concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Toledo, Teo García, considera que cualquier actuación que se haga en Vega Baja «tiene que ir acompasada con el proyecto urbanizador de este entorno, incluyendo el Circo Romano, algo que debe recoger el nuevo POM».

«Nosotros, como ayuntamiento, queremos que Vega Baja pueda preservarse, protegerse e integrarse armónicamente en la ciudad, con una imagen decente, como piden los vecinos», señala Teo García. Por eso, reconoce que ellos ya han limpiado todo el entorno, excepto la propia parcela, que está a la espera de los trabajos técnicos de los arqueólogos.

Sin embargo, quien siempre lleva la voz cantante en las exigencias para solucionar la situación es la Real Fundación de Toledo. Tanto el anterior presidente de esta institución, Gregorio Marañón, como el actual, Juan Ignacio de Mesa, han repetido en numerosas ocasiones, desde el principio, sus criterios sobre cómo debe ser tratada y planificada Vega Baja. Así, como primera medida, según explica De Mesa, «hay que delimitar este espacio de forma que abarque todo el territorio que conforma la unidad histórica, porque solo tratándolo de forma integral se podrá planificar correctamente y facilitar su desarrollo urbano».

Además, a juicio del presidente de la Real Fundación de Toledo, la protección legal deberá ser también integral, incluyéndose en la declaración del conjunto histórico-artístico de Toledo. La institución insiste en que el gran valor de la Vega Baja no se limita al arqueológico, aun siendo este enorme, sino que hay que sumar el valor del paisaje de la vega del río y su potencial para resolver los problemas de los barrios adyacentes, hoy desarticulados.

«No se puede tener paralizada la Vega Baja con el argumento de que se necesita una gran inversión económica», manifiesta De Mesa. Por eso, en el plazo inmediato, pone deberes a las administraciones y les pide elaborar un plan director que defina las actuaciones que deberían realizarse, algo que en su opinión, «cuesta bien poco». También serían presupuestos «asequibles» cubrir el yacimiento para protegerlo y tratarlo en superficie como zona verde, con paseos que permitan la fácil comunicación de los distintos barrios de la zona entre sí y faciliten el acceso al río. De esta manera, asegura, «podría empezar a recuperarse este espacio de Vega Baja hoy abandonado y en creciente deterioro». ¡Ay, si Leovigildo levantara la cabeza!

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